Mariano Felipe Paz Soldán |
(Texto tomado de "El Perú Ilustrado" Lima, 17 de setiembre de 1887)
Tenemos la satisfacción de ofrecer, hoy, á nuestros abonados el retrato del finado señor Doctor Don Mariano Felipe Paz Soldán, personaje muy conocido no solo en este país, sino en el mundo de las letras, por las importantes obras que ha publicado referentes a la historia de su Patria, á la Geografía de ésta y á la de la República Argentina.
El ilustre Doctor cuyo nombre encabeza estas líneas, perteneciente á una familia que por sus talentos, ha brillado para honra de su patria, en esta parte del continente americano, nació en la ciudad de Arequipa el 22 de Agosto de 1823.
Fueron sus padres el señor Don Manuel de Paz-Soldán, Tesorero de las Cajas Reales de aquella ciudad, y la señora Doña Gregoria Ureta y Araníbar, hija de una de las más respetables y distinguidas familias del lugar.
A la edad de ocho años, ingresó al Seminario Conciliar de San Gerónimo, donde sus otros hermanos habían hecho también sus estudios, y mostrando siempre notable aprovechamiento, recibió el grado de Bachiller en Jurisprudencia, cuando apenas contaba diez y siete años, y pasó á la Capital de la República donde se dedicó al estudio de las leyes y á las prácticas del comercio, durante, los cuatro años que en ese tiempo se requerían para la práctica forence.
En 1843, regresó á Arequipa y se recibió de Abogado, volviendo en seguida á Lima para emprender la ilustre carrera en que tanto ha brillado por sus talentos, por su ciencia y su honradez y tan importantes servicios ha prestado á su patria durante toda su vida.
Poco tiempo después fué nombrado por el Gobierno del General Don Manuel Ignacio Vivanco, Juez de 1° Instancia de las provincias de Cajamarca, Chota y Celendín, pasando después á formar parte de la Corte Superior del Departamento de la Libertad, con asiento en Trujillo, donde jueces y vecinos conservan de su persona como magistrado y amigo los más favorables recuerdos.
El deseo de dar forma, sin embargo, á proyectos que desde temprano bullían en su cerebro y que eran para él los más gratos ensueños de su vida, lo impulsó á preferir el retirado puesto de Cajamarca, en donde con mayor facilidad podía consagrar el tiempo y la actividad de su espíritu á empresas más útiles que solo el juzgamiento de querellas, y fué allí donde Paz-Soldán tuvo la satisfacción de hacer su primer ensayo en materia de reformas prácticas del sistema penal, derribando hasta los cimientos el edificio que servia de cárcel en el lugar y construyendo en seguida una nueva, para lo cual adoptó por modelo la célebre de Clermont, en Francia, haciéndole las modificaciones que ciertas condiciones del lugar indicaban como necesarias.
Pero no es lo más admirable en este asunto la concepción del proyecto ni la ejecución de la obra, para lo cual Paz-Soldán no contaba con más elementos de ayuda que sus estudios privados y su fuerza de voluntad incontrastable; sino que ni el Gobierno del Perú, pródigo hasta la exajeración para acudir con los fondos necesarios á cuantas obras públicas se iniciaban en el país, por insignificantes que fueran, ni la Municipalidad de Cajamarca, que no contaba con rentas de ninguna especie, habían asignado fondos para dar cima á la obra comenzada. «Cada vecindario gaste v atienda á sus necesidades», dijo para sí Paz-Soldán é inflexible en su propósito, ocurrió á la generosidad de los vecinos que con pequeñas sumas de dinero, materiales para la fábrica, y pan para los trabajadores, contribuían, cada cual como podía, á la realización de esa obra en que el mismo Magistrado era el inventor del plan, arquitecto, dibujante, maestro de obras, sobrestante y albañil. y los presos, condenados por él mismo á un tiempo de trabajos forzados, los peones que, custodiados los unos por los otros, sin otro auxilio de seguridad ni de fuerza que el respeto y, hasta cierto punto el cariño, que su juez les inspirara, hacían voluntariamente su faena cotidiana, contribuyendo eficazmente á la construcción del edificio.
Pero en el orden sistemado de sus tareas, todavía le sobraba tiempo que utilizar con provecho, y escribía, en "El Diario" de Trujillo, artículos de reconocida importancia; habiendo tenido la gloria, cuando pasó á Cajamarca, de establecer la primera imprenta de que allí se haya tenido noticia, fundando en seguida el periódico "La Aurora" y valiéndose de este medio de publicidad para generalizar sus estudios especiales sobre la geografía, estadística é historia de aquella importante provincia, en cuya Capital feneció la monarquía peruana de los Incas con la muerte de Atahualpa.
La digna reputación que como magistrado íntegro y laborioso había ganado Paz-Soldán al iniciarse en tan delicada carrera, hizo que el Gobierno trocara su nombramiento de Juez de Cajamarca por el de Juez y Auditor de Marina en el Callao, empleo de cuenta y consideración, por la naturaleza y valía de los asuntos que le estaban encomendados, que acercándolo a la residencia habitual del Jefe Supremo de la República, le abría las puertas para solicitar la reforma del sistema de prisiones en el país, que por tanto tiempo ocupaba preferentemente su atención, y sobre cuyo punto presentara un luminoso informe al Gobierno de esa época.
Sin desmayar un solo instante en su propósito, apresuróse á aceptar la Secretaría de la Legación Peruana que se mandó á los Estados Unidos de Colombia, á condición de que terminado el encargo, no regresaría sin traer al Perú todos los datos necesarios para fundar una Penitenciaría como las que se estilan en los Estados Unidos de América. En Marzo de 1853 salió, pues, del Callao desempeñando su nuevo destino; y poco tiempo después, visto que la presencia de su persona no haría falta á la Legación, emprendió viaje de Cartagena á los Estados Unidos, consagrándose asiduamente desde su llegada á Nueva York al trabajo especial de sus afecciones.
Una vez conocido el objeto del viaje de Paz-Soldán, se abrieron de par en par todas las puertas ante el celo decidido del nuevo apóstol de la propaganda; el Gobierno Federal, el del Estado y el Municipal compitieron á cual más facilidades prestaría á su proyecto, y no hubo hombre público ni filántropo alguno del país, que no se apresurase á contribuir con su contingente, poco ó mucho, para facilitarle el trabajo, demasiado en manos de un hombre solo, como dice un testigo presencial, por más aliento y fé que pudieran sustentarle.
Perfectamente instruido no solo respecto á los reglamentos de las prisiones y su disciplinas, sino también en cuanto se relaciona con.los trazos y planos de las penitenciarías, con los materiales de construcción y organización de los trabajos, por cuanto todo eso era completamente desconocido hasta entonces en el Perú, Paz-Soldán dedicó toda la energía de su espíritu inteligente á su voluntario propósito, escribió y dio á luz sus “Informes sobre las Penitenciarías'’ (1854), el único libro que sobre este importante asunto se haya impreso jamás en castellano y que Divigne, Halloway y otros célebres tratadistas y censores de la obra de Paz-Soldán conservan entre los textos preciosos de sus bibliotecas.
Dos años más tarde, la construcción de la Penitenciaría de Lima se comenzaba bajo su dirección, siendo Presidente de la República el Gran Mariscal Don Ramón Castilla; y en seis años se dió término á la obra, no sin que Paz-Soldán hubiera hecho un viaje especial á Europa con el objeto de observar los adelantos que allí pudieran haberse introducido, á fin de que no careciera de ellos el establecimiento cuya fabricación se le había encomendado.
Persuadido el Presidente Castilla de la bondad del sistema, de la magnitud de la obra y de la solicitud é interés que en la ejecución mostraba su autor y principal arquitecto, que hasta entonces permanecía en su antigua condición de Juez de 1° Instancia del Callao y Auditor de Marina, distinguiólo con el nombramiento de Vocal propietario de la Corte Superior del Distrito Judicial de Lima.
Entre tanto, ocurre en 1857 la revolución encabezada en Arequipa por el General Vivanco, y el Presidente Castilla nombra á Paz-Soldán Ministro de Estado en el despacho de Guerra y Marina; cargo que él se negó aceptar por carecer de conocimientos en el ramo, aceptando sí, dos meses después, la cartera de Relacionas Exteriores. Mas, no estando acorde la política que quería seguir el Jefe del Estado con lo que convenía á los intereses nacionales, como lo juzgaba el Ministro, presentó su renuncia del puesto, alegando, sin embargo, los motivos, y arrastró en igual determinación á los otros miembros del Gabinete.
Paz-Soldán que, ni siendo Ministro de Estado había desatendido los trabajos de la Penitenciaría, volvió á dedicarse á ellos con su acostumbrado fervor, hasta dar cima á la obra que es un verdadero monumento de su inteligencia y actividad para el trabajo.
El General Castilla había salido en 1859 á la campaña del Ecuador, dejando el Poder Ejecutivo en manos del Doctor Don Juan Manuel del Mar, Presidente del Consejo de Ministros, el mismo que comisionó á Paz-Soldán para la difícil colocación de las estatuas de Cristoval Colón y Simón Bolívar que se hallaban encajonadas en el muelle del Callao, lo que el hábil comisionado ejecutó de una manera admirable, dejando inscrito su nombre al pié de los dos más bellos monumentos públicos que Lima posee hasta ahora.
Entre tanto, regresaba el General Castilla de la campaña á que se había ausentado, y encontrando adelantada la obra de su predilección, sorprendió á Paz-Soldán, en premio de sus merecimientos, con el nombramiento de Director General de Obras Públicas; empleo que fundó, con semejante motivo, y en el que Paz-Soldán ha prestado tan importantes servicios á su patria.
Al propio tiempo, presentaba Paz-Soldán al General Castilla su Mapa y Geografía del Perú, (cuyas partes matemáticas y física fueron desempeñadas por su hermano el Doctor Don Mateo Paz-Soldán) y su magnifico "Atlas Geográfico Peruano" mereciendo la distinción de que todas estas obras se imprimieran por cuenta del Gobierno, que le enviaba nuevamente en comisión á los Estados Unidos y Europa, para el desempeño de varias comisiones de importancia: entre ellas la de ordenar y activar la fabricación de muebles y enseres para la Penitenciaría, de la que fué nombrado Director por el nuevo Presidente de la República, Gran Mariscal D. Miguel San Román.
En 1863, subió al mando de la República, por fallecimiento del Gran Mariscal San Román, su primer Vice-Presidente, General Don Juan Antonio Pezet, y trató de nombrar uno de sus Ministros al Doctor Paz-Soldán; cargo que él se negó á aceptar, por ciertas consideraciones de familia que no es del caso expresar, hallándolo en sus labores de la Dirección General de Obras Públicas la revolución encabezada en Arequipa por el Coronel Don Mariano Ignacio Prado, que dio por resultado algunos disgustos personales á Paz Soldán, que posteriormente fué nombrado, en 1866, por dicho Gobierno, Director General de Contribuciones; empleo cuya importancia ha de avaluarse por el hecho de que á su cuidado corrían todas las aduanas y tesorerías de la República.
Aprovechando el tiempo que le dejara libre su separación del servicio, antes del nuevo nombramiento que acabamos de indicar, escribió el señor Paz-Soldán, imprimió y estereotipó con sus propias manos su magnífica obra titulada: "Historia del Perú Independiente.."
Caído el Gobierno de Prado, por consecuencia de la revolución iniciada en Arequipa en 1867, subió al mando supremo de la República el Coronel Don José Balta, quien nombró á Paz-Soldán su Ministro en el despacho de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia.
Después de aquella época, el Doctor Paz-Soldán desempeñó algunos importantes cargos en tiempo de la administración del señor Don Manuel Pardo; muchas sociedades científicas de Europa le distinguieron con sus nombramientos de socio y de corresponsal; y, en 1875, siendo Ministro de Estado el Contra- Almirante Don Aurelio García y García, dio expontáneamente sus órdenes para que se imprimiera, á expensas del tesoro público, el "Diccionario Estadístico Geográfico del Perú," que Paz-Soldán tenía escrito y que quedó terminado en 1877.
En la política militante siempre se encontró bajo la bandera del orden, y su nombre jamás figuró al lado de los revolucionarios, cualquiera que fuera el principio invocado en la revuelta, pues era liberal moderado, respetuoso á la ley, á la autoridad y al derecho.
En 1879, fundó con su hijo Don Carlos un periódico titulado "La Revista Peruana,'' especialmente dedicado á ensayos históricos y á cuestiones de antigüedades y filológicas; cuyas tareas terminaron fatalmente, con motivo de la última guerra con Chile.
Durante esta época tristísima para el Perú, el Doctor Paz-Soldán empleó gran parte de su moderada fortuna y su talento siempre inspirado en el amor á la patria, en defender á su país por la prensa nacional y la extrangera; lo que le trajo por resultado la persecución de los chilenos, cuando ocuparon á Lima, y que él supo eludir hábilmente, al ser reducido á prisión, mediante un rasgo de calma que le dio sobrado tiempo para emprender en ese mismo acto la fuga, embarcándose en seguida con dirección á Buenos Aires; donde fué recibido no solo con afectuosa solicitud y franca hospitalidad, sino con estimación y respeto de los grandes personajes y de lo más escogido de la sociedad bonarense.
Mientras duró su destierro, compartió con los miembros de aquella Universidad de las labores del profesorado, y escribió y publicó la "Narración Histórica de la Guerra de Chile con el Perú" un "Diccionario Geográfico Estadístico de la República Argentina" y varias obras de Geografía que sería cansado enumerar.
Poco tiempo después de su regreso á la Patria, el Doctor Don Mariano Felipe Paz-Soldán, exhalaba entre los suyos el último aliento de su vida, el 31 de Diciembre de 1886, á la edad de 64 años.
Sus restos no reposan bajo mausoleo alguno, ni se ha levantado un monumento á su memoria: su sepulcro está al nivel de los de otros hombres honrados. Pero los verdaderos benefactores de su Patria no necesitan de semejantes tributos de la vanidad humana; los tienen en todas partes en la gratitud sincera de todos sus conciudadanos. Les basta el epitafio que se lee en la tumba de Cristoval Wern, colocado dentro de la soberbia Catedral de San Pablo de Londres. —Si requiris monumentum circunspice."
Al dar cuenta la prensa extrangera del fallecimiento del Doctor Paz-Soldán, con cuya amistad nos honramos desde niños, el sabio Mister Clement R. Marckham, Caballero de la Orden de. Bath y Secretario de la Sociedad Geográfica de Londres, á la que nuestro compatriota pertenecía también como miembro honorario y correspondiente en el país, le designa como al Jhon Howard del Perú!
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Texto e imagen tomados de "El Perú Ilustrado" núm 19, Lima, 17 de setiembre de 1887.
Saludos
Jonatan Saona
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