Guardia-Marina de la “Esmeralda"
I.
La memoria del jeneroso mancebo que llevando sobre el hombro, frájil todavía, los entorchados del guardia-marina de nuestra escuadra, se hundió con su nave entonando himnos de victoria para su patria, en día de imperecedero recuerdo, no puede separarse de la de sus dos sublimes compañeros que le precedieron en el sublime holocausto.
Por esto su recuerdo se asimila en uno solo en esta pájina de póstuma glorificación, i por esto, puede decirse que en la muerte inusitada i grande del joven guardia-marina Ernesto Riquelme, perdióla República una alma pura i una de esas existencias que para todos son queridas porque son el símbolo de todo bien.
II.