15 de noviembre de 2018

César Canevaro

César Canevaro
(Texto tomado de "El Perú Ilustrado" Lima, 04 de junio de 1887)

El retrato del señor General de Brigada de los ejércitos del Perú y Bolivia, Don César Canevaro, que en la actualidad preside el Concejo Municipal de Lima, es el primero de los grabados de nuestro presente número.

La biografía de este distinguido patriota está escrita en la conciencia de todos; no obstante daremos en seguida algunos apuntes sobre su vida y la manera cómo se ha comportado en el servicio de su patria

El General Canevaro.

Íntimamente relacionado con lo más distinguido de la sociedad limeña, dueño de las simpatías del pueblo por su carácter liberal y franco, el señor General Don César Canevaro es uno de los personajes más, conspicuos que tiene actualmente el Perú, entre sus hombres públicos que merecen el dictado de verdaderos patriotas.

Nació el General Canevaro en esta ciudad el 19 de Enero de 1846, y fueron sus padres el señor Don José Canevaro, de nacionalidad italiana, y la señora doña Francisca Valega.

A los diez años de edad, fué enviado por primera vez á Europa, é ingresó al Colegio Militar de Bruselas como aspirante al tituló de Ingeniero de la profesión; y el Gobierno del General Pezet, en vista de los favorables informes que recibiera acerca de los notables adelantos y magníficas disposiciones del alumno peruano, le otorgó los despachos de Alférez de artillería de la República, con satisfacción de sus directores y maestros, el General Chapelier y el distinguido Coronel Liagre.

Posteriormente, el señor Canevaro tuvo importante participación en las famosas fortificaciones de Tremonde, por cuyo trabajo mereció una carta de felicitación del Ministro de la Guerra de Bélgica y las consideraciones, cada vez más crecientes y entusiastas, de sus antiguos compañeros de colegio.

Llamado al poder el Coronel Don Mariano Ignacio Prado, después de los acontecimientos que terminaron con la ocupación de Lima por el Ejército Restaurador, el 6 de Noviembre de 1865, el ya entonces Teniente Canevaro recibió el grado de Capitán de artillería, cuya efectividad alcanzó en 1868, durante la administración legal del General D. Pedro Diez Canseco.

En el mismo año, marchó nuevamente á Europa, como adjunto militar de la Legación peruana en París, en cuya comisión prestó muy señalados servicios á su país, con el estudio de los adelantos y las importantes reformas que el arma de artillería comenzaba á sufrir desde entonces.

Dos años después, y formado ya en la escuela de un esmerado aprendizaje, el señor Canevaro regresó de Europa en 1870 para dedicarse á sus asuntos comerciales, encargándose de la gerencia del "Banco del Perú" fundado en esta ciudad.

Sentíanse en el país, por entonces, los síntomas de una gran revolución en las ideas, que levantaban agrupaciones deseosas de progreso y contrarias al estacionamiento político que contra la corriente civilizadora del siglo amenazaba perpetuar el reinado de la rutina que nos retenía lejos del avance de otras repúblicas del continente.

Era, pues, indispensable que los buenos ciudadanos se unieran para emprender la reforma y, entre ellos, afilióse el señor Canevaro, con toda la buena fé que ha distinguido siempre sus procedimientos.

Inaugurado el gobierno del señor Don Manuel Pardo, cuya figura política aparecerá cada día más grande ante el tribunal de la historia, así como las sombras de la tarde se aumentan y crecen rápidamente cuanto más avanza á su ocaso el astro luminar del mundo, pensóse en la organización perfecta de la Guardia Nacional de la República y ésta tuvo la fortuna decentar entre sus más entusiastas colaboradores al señor Don César Canevaro, quien como jefe del batallón número 10 contribuyó eficazmente al restablecimiento del orden y de la paz interior de la República.

La última guerra con Chile encontró al señor Canevaro en el puesto del deber, al mando del mismo batallón número 10, que el General La-Puerta, encargado por entonces del Poder Ejecutivo, declaró provisional de línea número 2, cuya determinación aprobó el Congreso Extraordinario reunido en esa época, para resolver los graves problemas que la situación ofrecía.

El Coronel Canevaro, después de prestar muchos é importantes servicios á la causa de su patria, en los que su propia vida y su cuantiosa fortuna corrieron más de un inminente peligro, recibió órden de marchar á Arica con el cuerpo de su mando, desde cuyo lugar hizo valer sus relaciones en Europa, á fin de conseguir muchos de los principales elementos de guerra que con urgencia eran precisos.

Replegadas las fuerzas del ejército aliado en la zona de Tacna y Arica, después de la pérdida del “Huáscar” en Punta Angamos, era un deber de nuestros soldados del Sur sacrificar toda consideración que no fuese la del supremo interés nacional; y, por consiguiente, hubo que resignarse, en tan críticas circunstancias, á no objetar el cambio de administración operado en esta Capital el 21 de Diciembre de 1879, para ocuparse únicamente de la defensa contra la expedición chilena que, después del desastre de San Francisco y la gloriosa jornada de Tarapacá, avanzaba rápidamente sobre Tacna.

Poco tiempo después, el 26 de Mayo de 1879, el Campo de la Alianza presenciaba uno de aquellos choques que en las luchas sangrientas de las naciones cuentan pocos precedentes. Nueve mil soldados del ejército perú-boliviano debían resistir el ataque de un doble número de enemigos provistos de superiores elementos de combate. Pero era menester mostrar todo el temple de alma de los mártires de los antiguos tiempos para arrostrar el peligro con la seguridad de una derrota; era preciso salvar la dignidad de los pabellones aliados, y en el “Campo de la Alianza” se lidió con denuedo y heroísmo, mereciendo los que allí expusieron su existencia, en todo un día de titánica lucha, no solo bien de la patria sino la mayor admiración del mundo entero.

El Coronel Canevaro peleó allí bizarramente á la cabeza de la división de su mando, compuesta de los batallones Provisional de Lima número 2, conocido con el nombre de Canevaro. y el5.° de línea, mandado por el valiente Coronel Don Víctor Fajardo, que con otros distinguidos oficiales quedaron en el campo de batalla.

En la retirada á Puno el Coronel Canevaro facilitó noblemente la salvación del ejército peruano, hasta que pocos días antes de los memorables 13, 14 y 15 de Enero de 1881 fué llamado á comandar la división que marchó á Monterrico, cuando las huestes chilenas expedicionaban ya sobre Lima y así fué como se encontró en la batalla de San Juan, donde cayeron á su lado sus valerosos ayudantes y otros muchos oficiales y soldados de las fuerzas de su mando.

El ejército chileno estaba en posesión de Chorrillos, por consecuencia de la acción de aquel día; y solo quedaba hacer el último esfuerzo en Miraflores. Los arreglos proyectados por el Cuerpo diplomático habían fracasado de una manera violenta, y rotos los fuegos del enemigo, el Coronel Canevaro caía gravemente herido, á las cuatro de la tarde, viendo morir cerca de él á su ayudante Ugarriza.

Ocupada ya la Capital de la República por las fuerzas invasoras, y cuando se formaba el Gobierno del señor García Calderón, sobrevino la reorganización de la Municipalidad legal de Lima, suspendida por los acontecimientos del 21 de Diciembre de 1879, y el señor Canevaro, como miembro legítimo de esa Municipalidad, no escusó su concurrencia, estimando que la situación y los intereses procomunales reclamaban urgentemente los cuidados de ella. Se hizo, pues, cargo de la Alcaldía, y á su actividad y celo débese la reparación de muchos daños y la conservación de valiosos intereses, en aquella época de cruenta via-crucis. Reunido el Congreso de Chorrillos, el General Canevaro, que desde 1879 tenía legalmente su puesto en la Cámara de Diputado como representante de la provincia de Huarochirí fué elejido, por unanimidad de votos, Presidente de esa Cámara.

Encargado del Poder Ejecutivo el señor Contra-almirante Don Lizardo Montero, por la prisión del señor García Calderón, confirió, más ó ménos en un mismo día, la alta clase do General de Brigada á los Coroneles Andrés Avelino Cáceres y César Canevaro; al primero con la antigüedad de la batalla del Alto de la Alianza, y al segundo con la de Miraflores.

A mediados de Setiembre de 1882, el General Canevaro fué nombrado en Arequipa General en Jefe de la Guardia Nacional formada en aquella parte del Sur de la República; y en 12 de Enero de 1883 se le encomendó también el mando del ejército de línea, quedando así bajo sus órdenes inmediatas todas las fuerzas de la resistencia del Sur.

Desde entonces, el General Canevaro supo manifestar, hasta el momento de disolverse todos los elementos de resistencia que allí se habían agrupado, debidos la mayor parte de ellos á su actividad y á su verdadero patriotismo, la entereza de su carácter, la dignidad de la posición que ocupaba y esa lealtad caballerezca que nunca han puesto en tela de juicio ni los mismos enemigos de la patria.

Mientras tanto, habíase verificado la desocupación de Lima por el ejército chileno, y el General Iglesias ejercía autoridad en la capital y en casi todos los departamentos del Norte de la República. 

Mas no queriendo el General Canevaro transigir con dicha administración, marchó á Bolivia de cuya República hermana es General de Brigada y de cuya sociedad ha merecido las más altas distinciones.

El Congreso de 1886, aprobó el nombramiento de General de Brigada otorgado al señor Canevaro por el Contraalmirante Montero.

Miembro de diversas asociaciones de importancia, ha sido Presidente del “Club de la Unión” de Lima, y hace poco ha merecido también el honor de ser elegido Gran Maestre de las Logias del Perú.

Ha sido Senador por Lambayeque en el Congreso de Arequipa (1883) y Presidente de la Junta encargada entonces del proyecto del Código Militar vigente.

Hoy es Senador por el Departamento de Lima y Alcalde Municipal de esta ciudad, en cuyo puesto es respetado y sinceramente querido por todas las clases sociales, pues su principal anhelo es que el principio de justicia universal sea acatado por todos y que el pueblo halle en su autoridad un legítimo apoyo para el libre ejercicio de los derechos y garantías que las leyes le franquean.

Joven aún el señor General Canevaro, esta llamado á prestar importantes servicios á su patria y tal vez, á regir algún día sus destinos, según los deseos de sus innumerables amigos y admiradores.


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Texto e imagen tomados de "El Perú Ilustrado" núm 04, Lima, 04 de junio de 1887.

Saludos
Jonatan Saona

1 comentario:

  1. ¿En Tacna nueve mil soldados de Perú y Bolivia enfrentaron el ataque del doble número de enemigos?

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