2 de junio de 2023

Consejo de Guerra


"Bolognesi convoca a sus capitanes a consejo de guerra. —Se acuerda interceptar la marcha del enemigo, haciendo volar los puentes del ferrocarril de Arica a Tacna.

Cuando el coronel Bolognesi se convenció de que el ejército derrotado en Tacna había tomado camino distinto del de Arica, convocó a los jefes de alta graduación que le obedecían, a consejo de guerra, con el objeto de hacerles conocer su manera de pensar a cerca de la grave situación creada a las fuerzas de su mando, después del desastre dicho, y las medidas que creía debían adoptarse encaminadas a “activar los trabajos de defensa para resistir al enemigo”.

El citado consejo se llevó a cabo en la casa-habitación del coronel Bolognesi, la misma en que, días después, era recibido el parlamentario chileno, sargento mayor don Juan de la C. Salvo.

Ni en el parte oficial del combate que elevó al dictador Piérola el jefe del estado mayor, comandante La Torre, ni en historiador alguno de la guerra del Pacífico, encontramos noticia exacta respecto del día y hora en que verificó se este consejo. Nosotros creemos que tuvo lugar el día siguiente al de la derrota de Tacna, si hemos de atenernos a la información antes transcripta del sub- prefecto Sosa, que copiamos nuevamente para mejor inteligencia del lector:
………“El señor Bolognesi envió varios propios en busca del general Montero y ninguno regresó”.
“El 27 del mismo mes se activaron todos los trabajos de defensa en la plaza de Arica para resistir el enemigo”.

Uno de los primeros acuerdos que tomó la junta fué activar la defensa, colocar minas en Chacalluta y en otros sitios, volar los puentes del ferrocarril; en una palabra, obstaculizar la marcha del invasor por todos los medios posibles.

Importancia histórica del consejo de guerra. —Los Jefes que asistieron a él. —Todos opinaron como Bolognesi: morir antes que rendir la plaza. —Conmovedores discursos de Ugarte y Sáenz Peña.

Es de lamentar que se haya dado tan poca importancia a junta de guerra de la trascendencia y valor histórico de la que nos ocupa, en la que se decidió la defensa de Arica, como se defendió, en efecto, y como vamos a historiarlo, ateniéndonos a informaciones verbales, que años después de los acontecimientos, nos suministraron varios jefes sobrevivientes de la jornada, entre otros el tantas veces mencionado subprefecto Sosa, cuya veracidad no podemos poner en duda, dada la seriedad y honrosos antecedentes que caracterizaban a este buen ariqueño. Se verificó ella en el recordado domicilio del héroe.

Veintisiete fueron los primeros, segundos y terceros jefes que asistieron a la junta, a saber: Bolognesi, Inclán, Arias y Aragüez, Varela, Ugarte, La Torre, capitán de fragata Sánchez Lagomarsino, capitán de corbeta Rómulo G. Tizón, O‘Dónovan, Zavala, Moore, Paz (Germán), Belaúnde, Sáenz Peña, Raygada (Eduardo), M. Y. Espinoza, Cornejo (Benigno), Ayllón, Nacarino (Fermín), Cornejo (Francisco), Cornejo (Medardo), Chocano (Francisco), Blondel, Elmore, sargentos mayores Miguel Barrios y Felipe Antonio de Zela.

Cuando todos se hallaban presentes en la amplia sala, Bolognesi, en medio de profundo silencio y angustiosa expectación, se puso en pié, y con voz vibrante y convincente, expresó que había convocado a sus capitanes para manifestarles que, después de los desgraciados acontecimientos de Tacna, la guarnición de Arica, sin reparar en sacrificios, debía y tenía que cumplir las órdenes terminantes, imperativas, que, por su conducto, había recibido del general Montero la antevíspera de aquélla nueva desgracia de nuestras armas, en orden a la defensa de la plaza; que, por su parte, estaba dispuesto a cumplirlas, y las cumpliría, y que, en este propósito que le dictaban el honor militar y el patriotismo que abrasaba su corazón, esperaba que, llegado el momento, le secundarían y rodearían todos los jefes amigos allí presentes.
—Sí! respondieron a una voz los que, días después, asombraban al mundo con su heroico sacrificio.

Señores, dijo, emocionado el gobernador de la plaza, vuestra respuesta, que la esperaba, me ha llenado de íntimo regocijo: estoy orgulloso de vosotros y admiro vuestro entusiasmo y decisión por lavar con nuestra sangre las injusticias del Destino, que, desde Punta Gruesa viene mostrándose cruel, inexorable con nosotros. Quiero, sin embargo, que cada uno de vosotros funde el voto que acabáis de emitir en pró de la defensa y a este respecto os concedo la palabra. Jóvenes como sois la mayor parte de vosotros, poco habéis gozado aún de los encantos de la juventud; y acaso atribuyáis a egoísmo de mi parte el propósito inquebrantable que me anima de morir al frente de mis legiones, antes que ver hollado este girón de la patria por el enemigo invasor. Tenéis, pues, concedida la palabra, lo repito; y ya os he hecho conocer extraoficialmente mi plan de defensa; quiero, no obstante, que os pronunciéis también sobre él, con toda franqueza. 

El coronel Ugarte fué el primero en pedir la palabra. En vibrante discurso se pronunció por la resistencia, aplaudiendo el plan de defensa ideado por el jefe de la sitiada guarnición.

Después, por orden de antigüedad y categoría, fundaron sus votos Inclán, Arias y Aragüez, Moore, y los demás jefes presentes, pronunciándose todos por la defensa, de acuerdo con el plan del coronel Bolognesi.

Pero el discurso que más impresionó fué el del comandante del batallón “Iquique”, doctor Roque Sáenz Peña; fué pieza oratoria de corte épico y subido valor literario. El denodado argentino, cuyo relevante talento había puesto de manifiesto en ocasiones anteriores, se reveló esta vez orador de verbo arrebatador; sus palabras tenían sonaridades de clarines guerreros que arrastran al combate, sin temer a la muerte.

Hubo momento en que el orador electrizó a sus oyentes; fué cuando, en frases sentidas é inspiradas, recordó que, por defender el derecho y la justicia que asistía al Perú en la guerra con Chile, había dejado a sus amados padres llorando la ausencia del hijo predilecto, que acaso no volverían a ver; que, peregrino del ideal, había llegado hasta la capital del Perú a solicitar puesto en las filas de su ejército; que había desoído los consejos y las súplicas de amigos queridos de la juventud, a efecto de hacerle desistir de su resolución; finalmente, que él, como en Tarapacá, cumpliría con su deber al frente de su batallón, secundando así, al jefe de la plaza en su patriótico empeño de no capitular ni rendirse.

El orador, fué objeto de entusiasta ovación de parte de sus compañeros allí presentes. Bolognesi, el anciano de arrogante y marcial porte, lo estrechó efusivamente contra su pecho agradecido, siguiendo el ejemplo los demás jefes.

Como se ha visto, el consejo de guerra acordó, por unanimidad, defender la plaza a sangre y fuego; aprobando, al mismo tiempo, el plan de defensa propuesto y concebido por Bolognesi."


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Vargas Hurtado, Gerardo. "La Batalla de Arica, 7 de junio de 1880". Lima, 1921.
Imagen: "Bolognesi, Biografía Ilustrada", por Carmen M. Pinilla.  Lima, 1980.

Saludos
Jonatan Saona

3 comentarios:

  1. Unanimidad no hubo. Agustin Belaunde no estuvo de acuerdo y escapó....

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    1. Así es, la continuación se puede leer aquí: Carlos Agustín Belaunde no está de acuerdo y vota por la capitulación
      https://gdp1879.blogspot.com/2022/05/carlos-belaunde.html

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    2. Belaunde fue un cobarde ese hecho nunca se escribió en la historia de nuestro PERÚ.

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