"En el ejército boliviano gozaba de gran reputación el Batallón “Daza” 1º de línea, vulgarmente conocido con el nombre de colorados, por la chaquetilla que usaba de ese color. Este cuerpo era realmente magnífico, por su personal, por su instrucción y por su número. Constaba de 500 plazas y tenía una banda como de sesenta instrumentos, muchos de ellos ejecutados por hábiles músicos.
Todas estas buenas condiciones del Batallón Colorados eran contrarrestadas por la falta de una severa disciplina; y este defecto no reconocía otro origen que la influencia perniciosa del general cuyo nombre llevaba.
Imagínese qué consideraciones y respetos hacia sus oficiales podían tener aquellos soldados, cuando el Capitán General del Ejército y Presidente de la República se presentaba en su cuartel entraba en la cuadra de cada compañía que le esperaba formada en ala, hacia retirar de allí á los oficiales de la misma, y hablaba á los soldado en términos como estos: Cómo están, hijitos? -Cómo les tratan? -Qué les falta? -Tienen alguna queja que darme? -Hablen, díganme todo-
Semejante proceder, al propio tiempo que relajaba la influencia moral del oficial, que en cualquier caso y en todos los momentos debe pesar decisivamente sobre el ánimo del soldado, creaba en este un instinto de casi superioridad sobre aquel, ó cuando menos, la conciencia de un equilibrio de fuerzas é influencias, que no podía sinó producir una profunda relajación de la disciplina militar.
Muchos oficiales y aun los mismos jefes recibían reprimendas grotescas motivadas por quejas mas ó menos fundadas de los soldados al Capitán General.
No era esto todo: no eran estos los únicos vínculos que unían á los colorados y Daza. Una gran parte de los soldados del 1º eran sus compadres, y como tales, garantidos por los privilegios que semejante lazo origina con tanta influencia entre el vulgo, y si vulgo eran los soldados, vulgo era también el general Daza.
Bajo otro aspecto: los colorados costaban una suma ingente á la nación. Un número considerable de su personal, entraba en la calificación de grado y paga; es decir, soldados, cabos ó sargentos con grado y paga de tenientes, capitanes, mayores y tenientes coroneles.
Tanto mas lamentable resultaban estos vicios al espíritu observador y consciente de ellos, cuando se veía á los colorados en formación, con su profunda masa, su arrogancia y desenvoltura marcial, su destreza en las maniobras y en el manejo del arma, y llevando á la cabeza su gigante coronel Murguía, de magnífica apostura y fisonomía severa..."
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Del Mármol, Florencio. "Recuerdos de Viaje y Guerra". Buenos Aires, 1880.
Fotografía original pintada manualmente del estudio Ricardo Villaalba.
Saludos
Jonatan Saona
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