Pedro Lagos

Pedro Lagos

El "Virrey Lagos”, Ricardo Palma y uno de los Edwards.
(Para Ismael Portal)

Llegó a Lima, no hace muchos años, el publicista chileno don Alberto Edwards, hallándose aún como Director de la Biblioteca Nacional D. Ricardo Palma, a quien el culto hijo de Chile visitó en su despacho, ya que, según confesión del propio Edwards, tal fue una de las preocupaciones de todo viajero distinguido. Y es que don Ricardo "era algo como el palacio de Pizarro, los viejos portales de la Plaza Mayor, la Catedral, San Francisco, San Pedro, la casa de Torre-Tagle, el palacio de la Inquisición..."; es decir, parte sustancial de esta capital de Joana y Karolus.

"Alguien ha dicho -escribía don Alberto Edwards- que la Grecia fué la obra de Homero.

Acaso lo que presta a Lima su mayor encanto son las tradiciones de Palma. El ha sido el creador de mil evocadoras fantasías, que han deleitado a muchas generaciones. Lima era cosa suya".

Don Ricardo Palma recibió cortesanamente a su distinguido y amable visitante; y a fin de que hubiese buena tela qué cortar, o sea motivo para la charla, llevó a Edwards por los diversos salones del vetusto edificio de la Biblioteca; mostróle incunables y elzevires, folletos y periódicos raros.

Llegaron a la gran sala central, y observó don Alberto:

―¡Hermosa sala!

―Muy hermosa, repuso Palma. Y dando cierto tono o saborcillo a sus frases, agregó:

¿Usted sabe que fué caballeriza ..?

Edwards, que jáctase de conocer las Tradiciones Peruanas bastante bien, martirizó su memoria, procurando un recuerdo rápido de alguna que acerca de tal "caballeriza" hablara; y no pudo por menos de exclamar:

―¡¡Caballeriza !! ¿En tiempo de qué virrey...?

Socarronamente le miró don Ricardo a través de los clásicos quevedos, y respondió a media voz:

―En tiempos del virrey Lagos... compatriota suyo...

Lagos, efectivamente, durante la ocupación de Lima por las fuerzas chilenas, el año 81, realizó tal hazaña, digna de una oda de Lillo.

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Tovar, Enrique D. "Ropa Ligera. Anecdotario de la vida nacional". Lima, 1927.

Saludos

Jonatan Saona