(1831-1906)
Indomable guerrero, el cerro de San Francisco constituye el pedestal de su gloria.
I
El general don Ramón González fué sin duda el militar más valeroso de los últimos tiempos. Educado en la escuela del valor ciego y temerario, en medio del ruido de las armas, su alma adquirió ese temple moral férreo, que lo llevó siempre a ejecutar audaces empresas, aumentando con sus hazañas una página más de gloria en la historia militar de nuestra patria.
Ese valor dió lugar a que se le llamara familiarmente Pachacha (dos hombres), apodo que el escritor chileno Benjamín Vicuña Makena tomó por nombre propio, llamándole: el general Ramón González Pachacha.
Pero veamos quien fué este bravo y heróico militar. “De baja estatura, rostro feo, palabra vehemente, ojos muy vivos de mirada certera, hombre de gran carácter, al parecer franco, leal y enérgico", el general González nació en la capital Sucre el 31 de agosto de 1831, habiendo sido hijo del doctor José María González y la señora Mica Santiesteban, ambos chuquisaqueños.
“El general Ballivián, — dice uno de sus biógrafos amigo de los padres del niño González, tomó apreció por él y logró entusiasmarlo para que ingresara a la noble carrera militar, lo cual lo hizo a los dos años de la solicitud del general Ballivián , el 4 de enero de 1846, fecha en la que por orden superior fué dado de alta en el Escuadrón Flanqueadores, en clase de soldado distinguido, que mandaba el prestigioso coronel Pedro Olañeta.
“Tenía conocimiento de las recientes batallas de ese entonces, las de Yungay e Ingavi, las cuales impresionaron en su ánimo juvenil y despertaron su amor por la patria, dedicándose con toda perseverancia a la vida militar.
“Descolló en los ejercicios de tiro; por su puntería, que rara era en la que no hiciese fama en el blanco, se hizo de la afección de sus superiores. En el combate de Vitiche avanzó hacia el enemigo, sin temer el nutrida fuego de fusilería, y por ese arrojo temerario obtuvo el ascenso a cabo 1°. y sus camaradas le bautizaron con el nombre de Payachacha”.
El 1°. de marzo de 1848 pasó al primer regimiento de caballería, a órdenes del coronel Rosendi, con el grado de sargento 2°. Como llegase a tomar mayor afición por la infantería, pidió formar parte del batallón "Illimani” y pasó a este cuerpo a órdenes del general Gregorio Pérez en clase de caballero cadete; a los pocos días fué ascendido a subteniente graduado.
Ascendió grado por grado hasta la alta clase de general de brigada, formando parte del estado mayor de valientes entre los que ocupó un lugar sobresaliente, y ese merecido sobrenombre de Pachacha ha pasado a la historia patria de tres naciones: Bolivia, Chile y el Perú; el historiador chileno Benjamín Vicuña Makena, en su “Historia de la Campaña de Tacna y Arica”, al referirse a la batalla del Campo de la Alianza, dice: "El batallón cochabambino que llevaba el nombre de un benefactor público en la hambruna de 1804, comandábalo el bravo coronel Ramón González, que no desdeñaba su nombre de Pachacha, por que esto quiere decir dos hombres y tal éralo él”...
Dejó las filas solamente en dos ocasiones, la primera en 1859, cuando gobernaba Linares, y la segunda, durante el sexenio de Melgarejo, por haber sido desterrado fuera del país, al que volvió furtivamente en 1870 para engrosar las filas de los enemigos del héroe de diciembre, “contra quien peleó en la Cantería de Potosí y luego en Letanías; si bien allí fué de los derrotados, en cambio el 15 de enero de 1871 se sacó el clavo, contribuyendo a la caída de Melgarejo”.
El general Morales lo ascendió a coronel efectivo por su heróico comportamiento en las barricadas de La Paz (1871).
II
Continuó la carrera ocupando puestos importantes dentro del ejército como jefe de regimiento, brigada,
etc., hasta 1879 en que le vemos actuar heróicamente en San Francisco, primero, y luego en el Campo de la Alianza.
En el primero de estos hechos de armas fué muerta la mula en la que cabalgaba, llamada la “Inválida" por haber sido herida en el cuello y tuvo que seguir a pie, espada en mano, luchando valerosamente hasta meterse entre la artillería enemiga y apoderarse de un cañón, en lo mis recio del combate.
Resumamos lo que uno de sus biógrafos dice al respecto: “Cuando Chile nos declaró la guerra en 1879, el entonces coronel González se hallaba, como Primer Comandante a la cabeza del batallón “Illimani" 3°. de línea, cuerpo que se formó sobre la base del "Omasuyos” que comandaba también antes, y constituido en su totalidad de los valientes indígenas de la provincia de Omasuyos. Con el batallón “Illimani”, bien organizado y disciplinado por aquél, marchó a la campaña del Pacífico.
“Tocóle asistir a la batalla de Dolores o San Francisco, batalla que habría sido un brillante triunfo de las arinas aliadas, sin la cobardía y los desaciertos del general en jefe peruano Juan Buendía. En esta acción de armas, el ejército chileno ocupaba las inexpugnables posiciones del cerro llamado de San Francisco; habiéndose comprometido la pelea a las 3.10 de la tarde, González recibió la orden de atacar y tomar el cerro por su falda oriental, cosa que el intrépido jefe ejecutó al pie de la letra; triunfo de los chilenos, ascendió impávido en medio de la metralla y la fusilería más terrible, tomó cañones al enemigo, y, criando aquel temerario soldado boliviano se enseñoreaba triunfante, el resto del ejército aliado se desbandó por las órdenes contradictorias de los dirigentes peruanos, que ordenaban la retirada! Vino, como era consiguiente, el desbarajuste, trocando en derrota una victoria segura; pero Ramón González salvó el honor boliviano, y con plena justicia se le ha llamado el "héroe de San Francisco”.
Dolores o San Francisco, batalla que habría sido un brillante triunfo de las armas aliadas, sin la cobardía y los desaciertos del general en jefe peruano Juan Buendía . En esta acción de armas, el ejército chileno ocupaba las inexpugnables posiciones del cerro llamado de San Francisco; habiéndose comprometido la pelea a las cinco de la tarde, González recibió la orden de atacar y tomar el cerro por su falda oriental, cosa que el intrépido jefe ejecutó al pie de la letra; triunfó de los chilenos, ascendió impavido en medio de la metralla y la fusilería más terrible, tomó cañones al enemigo, y, cuando aquél temerario soldado boliviano se enseñoreaba triunfante, el resto del ejército aliado se desbandó por las órdenes contradictorias de los dirigentes peruanos, que ordenaban la retirada! Vino, como era consiguiente, el desbarajuste, trocando en derrota una victoria segura; pero Ramón González salvó el honor boliviano, y con plena justicia se le ha llamado el "héroe de San Francisco”.
"Sí, González dejó allí bien puesto su renombre de valiente y Bolivia tiene que enorgullecerse de este héroe".
Producida la inopinada dispersión de San Francisco, el coronel González reunió el resto de su batallón y fué a incorporarse a Tacna al grueso del ejército aliado, donde fué destinado como Comandante del batallón “Viedma”, a cuya cabeza le cupo de nuevo la gloria de batirse heroicamente en la batalla del “Campo de la Alianza". Allí repitió y demostró nuevamente a los chilenos que su valentía era incontrastable.
Cuando en el fragor de la batalla cayó gravemente herido el heróico coronel Camacho, le reemplazó en el comando de la división del ala izquierda; en consecuencia, con los “Colorados" y su batallón, tuvo la gloria de salvar nuevamente la honra del Ejército de Bolivia.
Como quiera que el Jefe del Estado Mayor del ejército peruano, coronel Belisario Suárez, lanzara en el parte que pasó al General en Jefe del Ejército Unido, una injusta acusación contra el ejército boliviano por su conducta en el hecho de armas de San Francisco, Gonzalez pidió que se organizara en Bolivia un proceso militar para deslindar las responsabilidades de este episodio. Dicha solicitud fué elevada en los siguientes términos:
"BATALLON VIEDMA”, 3°. de Cochabamba.
Al señor General Jefe del Estado Mayor General.
Señor General:
"Acabo de saber con gran sorpresa, que el señor Belisario Suárez, Jefe de Estado Mayor del Ejército del Sud, ha pasado al señor General en Jefe de dicho Ejército, un parte en el que se infama y acrimina de un modo general y absoluto al Ejército boliviano por su conducta en el hecho de armas del 19 del mes pasado.
"Las armas chilenas no han inferido mayor humillación y ultraje al nombre boliviano, que el que trata de hacer inconsultamente el jefe peruano, aflojando todos los lazos de la alianza en el parte aludido.
"Las aseveraciones consignadas en dicho parte, me ponen en el ineludible deber de rogar a Ud., se sirva ordenar se me someta al más severo juicio; por que ni yo, ni el batallón “Illimani” que comandaba, creo somos acreedores al duro e injusto tratamiento que nos da dicho señor coronel.
“Ese juicio es necesario para vindicar el honor militar de los jefes, oficiales y tropa de mi prenotado batallón que ha sido injustamente vilipendiado y escarnecido.
"Es menester, señor General, que se esclarezcan estos hechos trascendentales que han tomado un carácter tan odioso y comprometiendo el honor y la honra de Bolivia. Es preciso que se restablezca la verdad de los hechos y que ese documento oficial pueda darse a la luz pública, no falsee la verdad de los antecedentes históricos para lo cual he invocado el testimonio de honorables jefes peruanos, y con todos esos documentos, será constatada la verdad; en esta virtud, suplico al señor General, se sirva ordenar la inmediata prosecución de las diligencias conducentes al fin expresado.
“Con tal motivo, me es altamente honroso repetirme de Ud. obsecuente y atento.
-S. S. Ramón Gonzáles".
Con todas las formalidades del caso se llevó a cabo el proceso solicitado, cuyo original se encuentra en poder del doctor Ramón 2o. González, hijo del héroe legendario, habiendo la Corte Marcial pronunciado su fallo, el cual constituye para el general González la ejecutoria de su heroismo.
III
Después de la infausta guerra de 1879, el glorioso general colaboró al gobierno con tezón en la reorganización del ejército, ocupando altos puestos, tanto militares como políticos.
He aquí el resumen de su Hoja de Servicios:
Cadete a subteniente graduado de caballería, en marzo de 1849; subteniente efectivo, en julio de 1852; teniente 2°. efectivo, en diciembre de 1854; teniente l°. efectivo, en diciembre de 1855; capitán, en mayo de 1858; sargento mayor, en febrero de 1861; teniente coronel, en agosto de 1863; coronel, en enero de 1871; general de brigada, en 1888. Total de servicios hasta el 10 de abril de 1899, cuarenta y seis años y tres meses.
El general González, fuera de las acciones señaladas anteriormente, se encontró en quince hechos de armas intestinas, habiendo sido un jefe querido por su tropa; siempre tendía a que ella fuera bien tratada por sus superiores; rígido en la disciplina militar, cualquier falta de desmoralización la castigaba con severidad.
El general don Ramón González fué elmás alto exponente del valor militar, habiendo fallecido en la ciudad de La Paz el 1°. de julio de 1909, a la avanzada edad de 78 años.
El sobrenombre de Pachacha, trae a la memoria la audacia, energía y honradez que carecterizó su vida.
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Díaz A. Julio "Los Generales de Bolivia (Rasgos Biográficos)" La Paz, 1929.
Saludos
Jonatan Saona
El episodio de la batalla de Dolores (19.11.79) está narrado aquí de forma curiosamente nebulosa. No dudo del valor personal de este oficial, pero destacarlo como vencedor y enseñoreado del cerro atacaba, explicando luego que debió abandonar su posición por una retirada en base a órdenes mal impartidas por sus aliados peruanos, es reírse de la historia. Por una parte. Y por cierto, sus adversarios tuvieron bastante claro que las fuerzas bolivianas abandonaron esa noche en desorden el campo de batalla, para retirarse con dirección a su país, abandonando a las fuerzas peruanas, que debieron aguantar la mecha a solas. Mismas que 8 días mas tarde, reagrupadas en Tarapacá, obtuvieron una sangrienta victoria sobre el adversario común.
ResponderBorrarLa historia es la historia y está escrita en letras de molde. La retirada ordenada por el cobarde General Buendía que dio origen al desbande de San Francisco es conocida de sobra, sin esa orden la batalla estaba ganada por el ejército aliado. Un hecho notable que no se menciona es la muerte que, montado sobre un cañon enemigo, sufrió el Corneta del Regimiento Ilimani mandado por el general González, pidiendo refuerzos que no llegaron para consolidar la acometida sobre el ejército chileno. Inmediatamente al general González tomó rumbo hacia el norte para defender Arica acción que la hizo, también heroicamente en la batalla del Alto de la Alianza. Lo demás son charlatanerías.
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