Hay en el trascurso de los tiempos guerras terribles, que trastornando la marcha tranquila y pacífica de los pueblos, convierten la paz pública en una calamidad espantosa, aun para los mismos que la declaran, alhagados por el insensato propósito de extender sus límites, como si la guerra que se emprendiera para aumentar los ingresos nacionales, no consumiese sus propios recursos, en cambio de obtener una posesión transitoria.
Una guerra como la actual, que venido amenazando con la fuerza y la violencia desde sus primeros pasos, cuanto hay de mas sagrado, rompiendo las consideraciones debidas á la inocencia; el ultraje al decoro de las esposas, el pudor las vírgenes: que inmola personas inermes, destruye cuanto halla en su paso, obedeciendo al furor de mas desencadenadas pasiones, no podía dejar de encontrar en su camino batalladores resueltos, que a pesar de las desventajas del número lidiasen para defender el territorio invadido, ostentando así la llama que ardía en los pechos de cada uno de sus defensores.
En presencia de esta titánica lucha, hemos visto perecer en el puesto que el honor militar le señalara, al valiente Coronel Joaquín Inclán, que con denodado valor y revólver en mano, comunicaba a sus subordinados su resolución de vencer resistiendo el ataque con ardor; y derribando algunos enemigos ántes de caer bajo el plomo de sus rifles. Así sido ha segada esa preciosa vida en el fragor de un rudo combate, alentada por santa causa que sostiene su patria, de cuyas manos recibiera el honroso cargo de defenderla con su espada. Así ha perecido, este adalid de la honra nacional, con pléyade de patricios, Bolognesi, Moore, Zavala, Ugarte y Blondel en la memorable jornada de Arica el día 7 de Junio; día notable en que conquistaron un nombre imperecedero. ¡Honor á estos nobles guerreros! dignos de que la historia escriba la epopeya gloriosa de sus hazañas, que sirva sin duda de noble estímulo á los que han de sucederles en la arena.
Al coronel Inclán, nunca le abandonó la fé, de que, podíanse reparar los reveces con valor habilidad y constancia para corregir las veleidades de la mala fortuna.
Como Comandante general de una división en zona de Arica, púsose frente a frente del peligro; y en su puesto cumplió con su indeclinable deber, pasando de la cruenta defensa al ataque.
La vida del amigo, cuyo fin deploramos, ofrece episodios no comunes en la carrera púb1ica de 27 años. Someramente daremos a la luz los mas notables.
Fué jefe de batallón en 1853. Hizo la campaña á órdenes del Gran Mariscal Castilla en 1854. Fué elegido diputado por la provincia de su nacimiento en 1858, ingresando por la suerte en el Senado. En 1865 fué nombrado comandante general de la división Tacna, cuya campaña produjo una gloria nacional en esta parto meridional del continente. La efectividad de coronel la acordó el Vice-Presidente General don Pedro Diez Canseco en Setiembre de 1865. En 21 de Abril de 1866 fué nombrado por decreto del gobierno provisorio, Comandante General de las baterías del Norte en el Callao; y es del dominio público, que la victoria en ese alto puesto ciñó su frente con el laurel del expléndido triunfo del 2 de Mayo.
Hemos bosquejado á largos rasgos los empleos mas notables que se confirieran á su lealtad, prescindiendo por completo de entrar en minuciosos detalles de distintas comisiones que ha desempeñado; campañas, batallas acciones de guerra á que concurrió.
Fué Prefecto del departamento de Moquegua, é igual empleo obtuvo en la Provincia Constitucional del Callao, donde dejó una estela de gratos recuerdos.
El coronel Inclán, nació en Tacna. Fué hijo legítimo del comerciante don José Suárez Inclán y de la señora doña María del Carmen González Vigil de Inclán, el primero español como fué el padre de ésta. A la muerte del padre quedó de pocos años, y su educación corrió á cargo de su tío el señor doctor don Francisco de Paula Gonzaléz Vigil, antiguo bibliotecario de ésta capital; quien lo llevó á la ciudad de Arequipa á hacer sus primeros estudios. Su nombre ha pasado al templo de la gloria, después de haber llenado su misión en la tierra, dejando el recuerdo de sus méritos personales, que solo pudieron estimarse en las expanciones de una íntima amistad.
Para que el término de carrera militar del coronel Inclán no sea un hecho perdido en el abismo de los acontecimientos visibles de esta guerra, escribimos estos apuntes biográficos, procurados de fuentes oficiales, que recogerá la historia contemporánea el día que compulse las acciones heróicas de los que ofrecen en el altar de la patria, el sacrificio de sus vidas, con ellas, el porvenir de sus familias.
El nombre querido, ha pasado pues, regiones de la historia, después de haber hecho su peregrinación por esta tierra de pruebas, ejercitándose en una liza de peligros. En las filas la amistad queda ese vacío: en la familia, el de su apoyo; y la Patria, ha perdido ese defensor conspicuo.
Honor á su memoria.
Agosto 5 de 1880.
José M. Lecaros.
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Diario "La Patria", Lima, viernes 6 de agosto de 1880.
Saludos
Jonatan Saona
El coronel Inclán, caído por su patria el 7 de junio de 1880, ha recibido merecidamente el homenaje de sus connacionales en la historia de su país.
ResponderBorrarNo obstante, lo que hace de él un héroe distinto, destacable a nivel mundial, es el hecho de haber recibido, asimismo, el reconocimiento a su valor, el respeto a su sacrificio, por parte del enemigo que combatió. No es ello algo frecuente, y sin embargo, tanto los relatos particulares de oficiales jefes y subalternos chilenos que se batieron ese día, como la crónica oficial del hecho de armas, rinden tributo a su valor y serenidad en combate hasta caer ultimado.