29 de febrero de 2020

Juan Revoredo

Juan Revoredo
Don Juan Revoredo
(Texto tomado de "El Perú Ilustrado" Lima, 11 de octubre de 1890)

—Nada simboliza tan perfectamente la virtud del hombre como el sello que él da á su vida privada de donde ha de reflejarse la vida pública del ciudadano Esto decimos á propósito de que va á exornar las páginas de nuestro Semanario el retrato de D. Juan Revoredo actual Senador por Lima en el Congreso Nacional, á quien podemos presentar como modelo de hijos, esposos y padres; y por consiguiente de ciudadanos que han sabido hallar en las fuentes del trabajo industrial la felicidad del hogar y el respeto de los extraños.

Los datos biográficos que insertamos á continuación nos los ha proporcionado uno de nuestros asiduos colaboradores al que damos las gracias, trascribiéndolos con agrado.

Fueron los padres de D. Juan Revoredo. D. Felipe Santiago Revoredo y Doña María Cruces, descendiente el primero de un noble militar español que vino al Perú por los años de 1770, y perteneciente la segunda, á una de las familias más distinguidas y acomodadas del departamento de Cajamarca.

Nació D. Juan el 20 de Octubre de 1826, habiendo recibido de su familia una esmerada educación, é ingresado en 1843 al colegio de San Carlos, cuyo rector era por aquella época el recordado Dr. D. Bartolomé Herrera.

El espíritu liberal y el amor al trabajo que heredara de sus mayores, le indujeron en 1846, á abandonar los claustros universitarios en unión de sus compañeros de estudio Pedro y José Galvez, con el objeto de ingresar al “Batallón Carolino” y servir en las filas de la popularísima causa á cuya cabeza figuraba entonces D. Domingo Elías que se proponía combatir á toda costa el Gobierno del General Echenique.

Asuntos de familia decidieron poco después á D. Juan Revoredo á emprender sucesivamente dos viajes á Europa, en el último de los cuales contrajo matrimonio con la distinguida Sra. Elena Opisso, hallándose á su vuelta al Perú en 1851, huérfano de padre y poniéndose al frente de la administración de la parte de bienes que le tocara, bienes reunidos en noble labor por el respetable autor de sus días.

Dedicado al ensanche de sus negocios vivió el espresado ciudadano hasta el año de 1854, en que al lado del General Castilla, combatió tenazmente el Gobierno de la Consolidación, habiendo intervenido activamente en la batalla de la Palma y tornado después de ésta, á la vida privada, ennoblecida por su asiduidad en el trabajo.

Durante la dictadura del General Prado y en 5 de Enero de 1868, púsose al frente del segundo batallón de artillería, secundando activamente el movimiento revolucionario que echó por tierra el régimen de aquella época; todo ello con su propio peculio.

Contraído nuevamente al desarrollo de sus negocios, cuja base principal, se halla representada por la valiosa propiedad denominada “Molino del Medio”, uno de los primeros establecimientos de su género en Sud-América, hubo de abandonar nuevamente sus tranquilas labores, para tomar parte en la guerra sostenida con Chile.

Destinado en esa época como capitán de la 1.a Compañía del Escuadrón de Caballería que mandaba el Coronel Exhelmes, su contracción al trabajo, su carácter severo y disciplinario, indujeron después al Gobierno de aquella época á confiarle la jefatura de un nuevo Escuadrón al que particularmente proveyó de armas.

El desenlace tan aciago para nosotros de la contienda del Pacífico, devolvió al señor Revoredo á sus antiguos centros de actividad industrial, de los cuales no hubiera salido á no haberse presentado en la liza eleccionaria del Coronel D. Remigio Morales Bermúdez, en cuya candidatura vió sólidas garantías de una pronta rehabilitación interna y externa.

Es precisamente en esa nueva faz de su vida pública, en la que el honorable senador por Lima ha revelado con la elocuencia de los mismos hechos, las cualidades de un hombre pensador activo y resuelto.

Con una decisión y energía poco comunes en quienes cuentan como él, 64 años de laboriosa existencia, ha sido á la vez el eje y la rueda principal en el complicado mecanismo de la candidatura triunfante.

Bastante franco para decir la verdad, sin fijarse en la jerarquía de los que mandan, ni preocuparse de las contrariedades personales que pudiera acarrearle la severidad inquebrantable de su carácter, es su señoría una de las mas valiosas adquisiciones del bermudismo y á la vez uno de los miembros más respetables de la honorable Cámara de Cenadores, donde lo ha llevado el voto unánime de sus codepartamentanos, quienes también han puesto sobre su noble pecho una medalla conmemorativa.


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Texto e imagen publicados en el semanario "El Perú Ilustrado" núm. 179, Lima, 11 de octubre de 1890.

Saludos
Jonatan Saona

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