Eleuterio Ramírez M. |
"Santa Catalina, 25 de Noviembre de 1879
Llegamos al campo de batalla cuando todavía se disparaban algunos cañonazos.
Nosotros no alcanzamos a disparar un tiro, pero nuestra división llego a tiempo para que el enemigo la viera venir y ayudase con su presencia a declararlo en plena derrota.
El desastre del Ejército enemigo es de lo más vergonzoso que cabe, pues un gran número de soldados han sido dispersados por la artillería nuestra, por el batallón cívico Atacama, parte del 4º de Línea y otros pocos del Valparaíso y 3º.
El enemigo ha huido vergonzosamente, abandonando toda su artillería, gran número de municiones, con las que, en cajones, ha sembrado los caminos por donde se han ido, y muchas armas de todos sistemas.
Los dispersos del Ejército enemigo siguen presentándose a nosotros día a día; y algunos de esos pobres desgraciados llegan muertos de hambre y de sed, de tal manera extenuados, que algunos no tienen ánimo para tomar un bocado de alimento.
Tenemos muchos prisioneros y heridos, entre los que figura el general Villegas, que era de lo mejor del Ejército boliviano, su herida es leve. Hay también entre éstos varios jefes y oficiales.
De los nuestros hay muy pocos, pues solo el doctor Argomedo ha muerto con tres heridas; y heridos los capitanes Urízar y Carvallo, de Artillería.
El cuerpo que más ha sufrido es el Atacama a quien le ha tocado recibir los más recios golpes, en Pisagua y en la Encañada; a la fecha ha perdido, en los dos combates más de la mitad de su gente.
En el 4º fue herido en la mano el teniente coronel Soto Aguilar, su herida es leve.
La división a que yo pertenezco y que está compuesta de los cuerpos, de que ya te he hablado, está ahora de vanguardia en los establecimientos salitreros de Santa Catalina, que están situadas en Pampa Negra.
En los momentos que te escribo, estamos alistando la tropa, para salir en la noche con 2500 hombres.
Nos vamos sobre Tarapacá, en donde se nos ha dado aviso que se reúnen los dispersos del ejército enemigo bajo las órdenes del General Buendía.
Se ha sabido estos por seis prisioneros tomados hoy, y como es necesario no perder tiempo en estas circunstancias, marcharemos pronto sobre el enemigo para desbaratarlo por completo.
Ruega al altísimo para que me vuelva sano y bueno al seno de la familia."
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Fuente del documento: Mauricio Pelayo González.
Saludos
Jonatan Saona
Eleuterio Rámirez, héroe de Tarapacá, no dudo en ningún momento al cumplir la orden, que sabía perfectamente, que lo enviaban al matadero. El verdadero "León de Tarapacá", ejemplo de como se comporta y vive un soldado del Ejercito de Chile. La misma senda de Prat, Torreblanca,Carrera y muchos otros anónimos, que no se rindieron. Honor y Gloria para ellos.
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