al General Cáceres.
Traducida del quechua por J. de la V. (*)
Grande y valiente,
busca al fin;
marcha al combate,
bravo adalid.
Veo en tu frente la huella
que señala el desconsuelo.
¿Acaso vuelve en tu cielo
á vagar la mala estrella?
No te aflijas, General,
hijo noble del Perú;
no te aflijas, por que tú
no mereces ningún mal.
Si hasta hoy el destino quiso
vestirte con el sudario
del dolor, en tu calvario
hallarás un paraíso.
De la costa á la montaña
te aclama toda la jente......
¡Ea, pues! Alma valiente,
emprende nueva campaña.
Tú, soldado peregrino,
sigue bravo y sigue fuerte,
que te respeta la muerte
porque es grande tu destino.
¿Qué té falta ó atormenta?
¿Temes el adverso fiero?
¡Nó! A tu corazón de acero
la fatiga no amedrenta!
¡Marcha! En las noches sin luna,
si el frío hiela tu pecho,
tendrás mis brazos por lecho
que te abriguen en la puna.
Si el hambre llega á tu tienda
de tristes horrores lleno,
devora, abriéndome el seno,
el corazón, que es mi ofrenda.
Y si viene á atormentarte
la sed con fatigas nuevas,
lloraré para que bebas
lágrimas que han de saciarte.
Cuando el tedio en otros climas,
haga tu fé vacilar,
procura entonces cantar
mis consoladoras rimas.
Y alimenta la confianza
de calmar tu noble empeño,
que hay un porvenir risueño
al final de tu esperanza.
Cuando nubes intranquilas
circunden á tu alma mustia,
ha de luminar tu angustia
la lumbre de mis pupilas.
Y al lado de tus soldados,
de esos hijos que tú guías,
en las noches y en los días,
en las pampas y nevados,
Marchará la imágen santa
de la patria agradecida,
junto con la voz sentida
de la virgen que te canta.
Enero de 1885.
__________
(*) Estas estrofas se cantaban en la sierra después de la batalla de Huamachuco.
************************
Texto publicado en "El Perú Ilustrado" núm 162, Lima, 14 de junio de 1890
Saludos
Jonatan Saona
No hay comentarios.:
Publicar un comentario