Mariano Ignacio Prado |
Arica, Mayo 24 de 1879
Señor General Ministro de Estado en el despacho de Guerra y Marina.
S.J.M.
Tengo el honor de dar cuenta a V. S. para que por su órgano llegue a conocimiento de S. E. el Presidente, del resultado de nuestra expedición, desde el día 16 que salimos del Callao hasta esta fecha.
Sin más incidentes de importancia que el haber tenido que demorarnos algunas horas en las islas de Chincha para reparar una ligera interrupción en la máquina del Oroya llegamos a este puerto en la tarde del 20.
Inmediatamente se procedió al desembarque del valioso cargamento que aquel trasporte y el Chalaco traían.
Como tuviese noticia de que la escuadra chilena se había movido con rumbo al Norte, dejando solo en Iquique dos o tres buques de madera, dispuse que esa misma noche saliesen sobre aquel puerto los blindados Huáscar e Independencia.
Asimismo ordené que el Chalaco saliese para Pisagua llevando todo su cargamento, y que al día siguiente se embarcara con igual destino en el Oroya el batallón boliviano Olañeta, de 500 plazas, a reunirse a la división que al mando del general Villegas marchó por tierra antes de mi llegada, y que hoy consta de 2.000 hombres, más o menos, para guarnecer Pisagua.
La artillería y parque traídos para Arica acabarán bien pronto de completar su defensa, no solo como puerto de importancia comercial, constantemente amagado por el enemigo, sino como punto céntrico de las operaciones marítimas que hoy han tomado un carácter altivo y poderosa mente influyente en los planes de la guerra.
Sucesivamente llegaron el 22 dos botes de Pisagua con es tos partes. El primero nos trajo la buena nueva de que el Huáscar había echado a pique a la corbeta chilena Esmeralda en Iquique; y el segundo que la fragata Independencia, al perseguir al trasporte Covadonga se había varado en Punta Gruesa; cerca de la caleta de Molle, y que resolvieron incendiarla para evitar que cayera en poder del enemigo.
Este funesto acontecimiento del cual no lamentaremos jamás lo bastante, ha venido a interrumpir el plan que me había propuesto. Pero si esta fatal contrariedad ha podido conturbar justamente los ánimos, tengo la satisfacción de ver que en todos el patriotismo se sobrepone a todo, para seguir adelante en el camino del honor y del deber sin detenerse en ninguna clase de emergencias consiguientes a la guerra.
En tan generosos y levantados sentimientos complázco me en reconocer que abunda el señor general Daza, de en ya franca y cordial amistad hay derecho para esperarse mucho en obsequio a los altos fines que el Perú y Bolivia se proponen alcanzar en la actual gravísima contienda.
En este momento, 2 p. m., acaba de llegar el Chalaco y he resuelto marchar en él a Iquique, donde mi
presencia es indispensable para hacer los arreglos convenientes.
Con el tiempo muy estrecho, solo me resta ofrecer a V.S. la expresión de mi distinguida consideración y aprecio.
Dios guarde a V. S., S. J. M.
MARIANO IGNACIO PRADO.
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Texto publicado en la web laguerradelpacifico.cl/PCNI de Mauricio Pelayo
Saludos
Jonatan Saona
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