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Benjamín V.M. y Arturo Prat |
Benjamín Vicuña Mackenna
Esta publicación tiene también su deuda de gratitud para con el grande hombre.
El nos escribió desde Colmo una cariñosa carta en que hacia votos por la prosperidad de El Ferrocarrilito.
Vicuña estimulaba a los débiles, consolaba a los tristes i democratizaba a los grandes.
De este último punto no se ha ocupado nadie hasta ahora: lo haremos nosotros.
El magnante que visitaba la casa de Vicuña tenia que dejar en la puerta su orgullo i su vanidad.
Hemos visto, por ejemplo, al sarjento Manuel Necochea sentado a la misma mesa en que comía el jeneral Sotomayor.
-Todos los servidores de la Patria, en sus diversas esferas, eran iguales para este ser estraordinario.
Por eso acudían a pedirle consejo i protección el indio salvaje de las seculares selvas araucanas, el barretero de las minas del árido desierto, el soldado víctima de una injusticia, i el huérfano a quien la desventura dejara aislado en el mundo.
A todos les entendía i les hablaba en su idioma.
¡Mai-mai! (¿Cómo vá?) decíale a los araucanos, dando a cada uno su noble mano e invitándolos a indíjena causeo bajo las añosas higueras.
-En tiempo de la guerra, los soldados nunca faltaban de su quinta del Camino de Cintura i a todos les oia sus reclamos.
Lo admirable era aquel tacto esquisito con que sabia tocar la cuerda mas sensible de aquellos bravos.
-¿De qué cuerpo son ustedes?
-Del Atacama, señor.
-¿I de cuál compañía?
-De mi capitán Torreblanca.
-¡Ah! era un valiente. Vayan a tomar una copa por él.
I vaciaba sus bolsillos.
Del fondo de los calabozos llegaban a sus oídos las súplicas de los desgraciados.
Cuatro soldados estaban en la cárcel por sospechas en la desaparición de una carta del correo.
Llega el 26 de Mayo. El cañón retruena en el Santa Lucía saludando el glorioso aniversario de la victoria del Alto de la Alianza. Los cuatro presos envían un memorial al señor Vicuña protestando de su inocencia i haciéndole presente que son vencedores de aquella batalla.
En el acto envía una carta al juez.
"Cuando nos alumbra el sol de la victoria , le dice, no es posible que cuatro valientes que contribuyeron a dárnosla, estén presos por sospecha... en los mismos instantes en que se batían como leones al pié de sus banderas."
En el acto se dá la órden de libertad i los cuatro soldados van a dar las gracias a su libertador.
-Hijos, les dice éste, vaciando, como de costumbre el bolsillo, id a beber una copa por vuestro ilustre jeneral Baquedano.
-I así como estos, son innumerables los ejemplos de jenerosidad del grande hombre.
A pesar del poco espacio de que podemos disponer, no pasaremos en silencio un hecho de estricta veracidad histórica i es el de que los peruanos, a una voz, han dicho siempre que el peor enemigo que ellos tuvieron en la guerra fué don Benjamín Vicuña Mackenna porque con sus escritos envalentonaba a nuestros soldados i les señalaba el rumbo fijo para alcanzar la victoria...
Confesión es ésta que debe grabarse en el bronce de la estatua que pronto el óbolo popular elevará en el peñón mas alto del Santa Lucía.
La estatua será espejo,
En que el alma de Chile halle consejo.
LA REDACCION EN MASA.
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La Entrada al Templo de la Inmortalidad
En el templo de Dios Omnipotente
El alma preferida
Es la del bravo que venció muriendo
Por la patria querida.
Arturo Prat se llama aquel excelso,
Cuyo heroísmo hiciera
Estremecer el cielo de alegría
I retemblar la tierra toda entera.
Muere Vicuña i todo el Universo,
Llora sobre su tumba prematura ......
No sucede lo mismo allá en el cielo
Dó el Señor se apresura
A mandar a sus ánjeles alados
Para llevar esa alma hácia la Altura.
I envuelta en los colores
Del mas bello arco iris del Empireo,
Arrullada por célicos amores,
Conducen de Vicuña el alma santa
Entre armoniosos coros,.....
¡I acá se llora cuando allá se canta!..
I del templo inmortal adonde viven
Los que fueron del mundo luz i ejemplo
I que de Dios reciben
Gloria i ventura tanta,
Que en su mente los hombres no conciben.
Prat con radiosa frente se adelanta.
I corona i abraza al jénio ilustre
Al escritor fecundo,
Que llenó con sus obras todo el mundo
Que alivió de los pobres la amargura;
Que siempre tuvo para el desgraciado
Palabras de esperanza i de ternura;
Al que nunca se dió tregua ni calma,
Para obtener, al fin dela pelea,
«Nuevos mundos de luz para la idea
I nuevos sentimientos para el alma.»
Al contemplar del cielo la alegría
El alma de Vicuña verá ahora
Un contraste del mundo el mismo día:
Allá se ríe cuando acá se llora ......
Vela por Chile en la eternal mansión
I envíanos un rayo de tu gloria
Para los que amaremos tu memoria
Mientras lata en el pecho el corazón.
M. C.
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El Ferrocarrilito. Segunda Época, n° 17. Santiago, 29 de enero de 1886, y n° 22. Santiago, 16 de febrero de 1886.
Saludos
Jonatan Saona
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