26 de enero de 2025

Carta de argentinos


Carta de unos oficiales argentinos sobre las batallas de Chorrillos y Miraflores
(De La Pampa de Buenos Aires.)

Lima, Enero 20 de 1881.
Señor don N. N.

Estimado señor:
Los que suscriben, ciudadanos arjentinos, ex-oficiales de ese ejército, sarjentos mayores de la provincia de Buenos Aires, tienen el honor de dirijirse a Ud. con el objeto de hacer conocer al Gobierno de nuestra patria las operaciones militares llevadas a cabo en la defensa de Lima por los ejércitos belijerantes de la guerra del Pacífico, datos de cuya exactitud respondemos, por haber tomado una parte activa en los sucesos, el uno como ayudante de campo de S. E. el señor Director Supremo del Estado, doctor don Nicolás de Piérola, i el otro como jefe del Batallón Cajamarca.

En la creencia de que estos datos puedan interesar al Gobierno, dado el estado actual de las relaciones internacionales de nuestro país con la República de Chile, como arjentinos nos apresuramos a dar este paso, por cuanto la distancia que nos separa siempre desfigura la verdad de los sucesos, dando con este motivo mayor mé­rito a los fáciles triunfos obtenidos por el ejército chileno.

Siendo esto un inconveniente para juzgar con exactitud las operaciones llevadas a cabo por ese ejército, que por cierto no faltarían ilusos que, juzgando por el resultado sin analizar las verdaderas causas, le asignen a los chilenos una preponderancia irresistible, creyéndolos los alemanes de Sud-América.

S. E. el señor de Piérola, al tener conocimiento del desembarco que en Lurín, punto distante siete leguas de esta capital, operaba el ejército chileno, dispuso que el ejército de la defensa, compuesto de 25,000 hombres de las tres armas, quedando 10,000, que componían la Reserva, acantonados a inmediaciones de Lima, marcharan a ocupar las siguientes posiciones; Cerro Solar de Chorrillos, donde apoyó la derecha de la línea, que estendiéndose por un cordón de cerros hasta el Morro de San Juan, donde se colocó el centro, fué a apoyar su izquierda en Monterrico, teniendo así la línea una estensión de tres leguas próximamente.

Tanto Chorrillos, San Juan, Monterico i los mas elevados cerros intermedios entre estos puntos, se encontraban perfectamente artillados, debiendo advertir que al frente de esta línea, punto por donde necesariamente debía venir el enemigo, por serle imposible por otra parte ejecutar sus operaciones, por impedirlo la topografía del terreno, se estendía un gran arenal que hacia mui fatigosas sus marchas.

En esta disposición se esperó al enemigo, que se avistó ejecutando varios reconocimientos por diferentes puntos, hasta la madrugada del día 13 del corriente en que, aprovechándose del mal servicio i poca vijilancia de nuestro ejército, había salvado en la noche el arenal, que, como hemos dicho mas ántes, les era un obstáculo, cayendo de sorpresa sobre nuestro centro, el cual, al romperse el fuego, se dispersó completamente sin oponer resistencia alguna, entregando así las posiciones que ocupaban.

Al mismo tiempo que el enemigo obtenía este triunfo, otra fuerte división atacaba nuestra derecha, que estaba al mando del señor Ministro de la Guerra, i cortándola por completo del resto del ejército, fué la única que encerrada en Chorrillos resistió por espacio de algunas horas sin haber tenido protección alguna, i teniendo, como es consiguiente, que sucumbir, habiendo sido hecho prisionero el señor Ministro con los restos de su división. La izquierda toda se replegó a la segunda línea sin haber tomado parte en el combate.

Resultado de esta jornada: Derrota completa de nuestro ejército, pérdida 3,500 hombres entre muertos, heridos i prisioneros; todas nuestras posiciones, artillería de grueso calibre, así como la de montaña i pertrechos de guerra en poder del enemigo, i lo que es peor la toma de Chorrillos, pues por este medio pudo entrar su escuadra a la bahía de este nombre, de donde podía utilizar sus fuegos en las acciones que se sucediesen.

El Supremo Director del Estado dispuso en el acto organizar la segunda línea de defensa que se estaba construyendo, la que dividida en reductos se estendía de Miraflores, distante 30 cuadras de Chorrillos, formando un semi-círculo e iba a apoyar la izquierda en el cerro de Vásquez, teniendo así la línea tres leguas próximamente, donde reorganizando nuevamente el ejército i remontándolo con la Reserva, formó 20,000 hombres, mas o ménos.

La Reserva ocupaba los reductos donde fueron colocadas algunas piezas de artillería i el resto del ejército fué parapetado en la multitud de tapias que forman las quintas de los alrededores de este pueblo.
En esta forma permanecimos hasta la 1 P. M. del día 15, en que dió principio este segundo ataque, dirijido sobre nuestra derecha, la que sin recibir protección i habiendo agotado sus municiones, fué desalojada de sus posiciones i dispersa, después de tres horas de fuego bien sostenido, prolongándose después de esto los fuegos sobre nuestro centro, que fué dispersado igualmente al poco rato, quedando con esto concluida la batalla.

La izquierda no tomó parte en la acción, dispersándose sin haber hecho un solo tiro.

Todo este ejército, en el mas espantoso desórden, se refujió en la ciudad, introduciendo en sus habitantes el mayor espanto.

El señor Piérola, con la mayor parte de los jefes i algunos oficiales del ejército, salió del campo de batalla ántes de concluirse la acción, dando lugar con este ejemplo, a toda la izquierda, a que ejecutase la mas vergonzosa fuga.

Llegada la noche, algunos jefes patriotas trataron por todos los medios de reorganizar las tropas que vagaban por las calles, convenciéndose al día siguiente que eran impotentes para afrontar la situación.

Con este motivo se lo hicieron presento a la Municipalidad, en cuya corporación, no habiendo otra autoridad superior a ella, convocó una junta de notables, la que autorizó al señor Alcalde municipal para que se trasladara al campo del ejército enemigo, i que, conferenciando con el Jeneral en Jefe, hiciera entrega de la plaza, suplicándole tratase de evitar los abusos que podían cometer las tropas triunfantes, como lo habían hecho en Chorrillos i Miraflores, que después de ser saqueados han sido totalmente destruidos por el incendio.

En efecto, así se hizo, i al día siguiente entraba el ejército chileno tomando posesión de la plaza.
Aquí nos permitiremos hacer nuestras reflexiones sobre esta campaña, a fin de que Ud. pueda formarse una idea clara del funesto resultado de la defensa de Lima.

1. Que lo que cándidamente se llamaba ejército de Lima, no era tal; era únicamente una agrupación de hombres sin disciplina, que carecían por completo de moral, valor e instrucción, debido todo esto a la incompetencia en el arte del Jefe del Estado, de los hombres que lo rodeaban i la relajación, tanto social como política, que reinaba en este país.

2. Que en un pueblo, que como éste había vivido siempre en la anarquía, introduciendo, como es consiguiente, la inmoralidad en las masas populares, infiltrando así la degradación, destruyendo de este modo el espíritu público i la dignidad nacional, era lójico este resultado.

3. Que esta congregación, a la que se le llamaba ejército, no podía obrar eficazmente en la acción, porque la mayor parte de sus jefes carecían, como hemos dicho ya, de valor, patriotismo e instrucción, siendo los primeros en huir vergonzosamente a los primeros tiros enemigos, i los que reunían conocimientos en el arte se veían en la imposibilidad de poder mover ninguna unidad, por cuanto se les dispersaban al intentar algún movimiento.

4. Que teniendo que batirse con un ejército que, como el chileno, cuenta con jenerales, jefes i oficiales de instrucción, tropas regularmente organizadas en número de 25 a 30,000 hombres de las tres armas, perfectamente armadas i equipadas, llenas de moral por sus fáciles i repetidos triunfos, conociendo el enemigo con quien se las tenia que haber, cargaban con la conciencia del que se ve superior i con la seguridad de adquirir el triunfo sin ningún esfuerzo, no se podía esperar otro resultado.

Este es el análisis imparcial que hemos hecho de esta campaña, con el fin de que nuestro Gobierno le asigne el valor que ella tiene.

Prometemos a Ud. comunicar, para el bien de nuestro país, todas las observaciones que podamos hacer del ejército chileno en su organización i administración.

Con este motivo nos es grato saludar a Ud.

Sus atentos servidores i amigos.
Ramón F. Rodríguez. — Valentín Espejo.


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Ahumada Moreno, Pascual. "Guerra del Pacífico, Recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias i demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú i Bolivia" Tomo V, Valparaíso, 1888. 

Saludos
Jonatan Saona

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