David Matto |
(Texto tomado de "El Perú Ilustrado" Lima, 11 de febrero de 1888)
Si es deber recordar los grandes servicios, las altas dotes de aquellas notabilidades que en las letras ó la política, las armas ó las ciencias, han descoyado sobre la generalidad haciéndose dignas de universal renombre; es igualmente justo estimular á los que aún en el comienzo de una carrera, manifiestan prendas superiores, haciendo cifrar en sí halagadoras esperanzas para el porvenir.
A tales sentimientos obedecemos al ceder hoy la primera cara de nuestro semanario, que una costumbre que no hemos procurado borrar, ha hecho que se considere como lugar de preferencia, al retrato del joven é inteligente facultativo Dr. D. David Matto que hoy llena un difícil y peligroso encargo, allá donde una epidemia hasta ahora desconocida en Sud América, viene diezmando á un pueblo y sembrando el terror aún en los corazones mas animosos.
El Dr. David Matto ha ido á Chile en cumplimiento de la orden que recibiera de nuestro Gobierno para seguir y estudiar los progresos del cólera y ésto, que para la generalidad no sería mas que el cumplimiento del deber, es para nosotros el lleno de una misión alta y eminentemente humanitaria.
Un general al frente de millares desoldados ansiosos de combatir, rodeado de poderosos elementos, arrostra la muerte para salvar los intereses ó la autonomía de su patria; pero vé al enemigo, lo conoce y puede reducirlo también á la nada; —David Matto, soldado de la ciencia. Solo, sin otros elementos que su inteligencia y su ánimo sereno y levantado, busca y acecha al impalpable enemigo, ahí mismo donde ceba su saña en los hombres, contempla y estudia al terrible huésped en medio de su mortífera obra y con precisa exactitud comunica sus observaciones á los conductores de su patria, para que eviten al formidable invasor ó hagan menos cruel su visita.
Y llena su misión con tan celoso empeño, que por fin cae él mismo en el lecho del dolor; en ese lecho del colérico, del cual huyen hasta aquellos que mas amamos y ahí, lejos de su patria y de los suyos, viendo abierta ante sí la tumba en suelo extraño, no se anonada: ha estudiado la enfermedad y en él mismo, prueba el remedio que le aconsejan la ciencia y su joven, pero competente experiencia.
Mas feliz que Carrión, salva y sus estudios ya dignos de toda fé y de todo encomio, quedan ratificados con esa experiencia adquirida con tanto riesgo.
De quien principia revelando tal amor á la ciencia y á la patria, tal abnegación en el deber, hay razón fundada para esperar mucho mas.
Esta manifestación que para algunos, será tal vez inoportuna, la tributamos nosotros seguros de su justicia y de su conveniencia.-—Toca ahora al Dr. Matto, probarnos con su conducta en lo futuro, que
no nos hemos equivocado, al señalar sus merecimientos de hoy como una esperanza para mañana.
El Doctor Don David Matto.
El Doctor Don David Matto nació en el Cuzco el 13 de Abril de 1860. — Fueron sus padres el señor Don Ramón Matto y la respetable matrona Doña Grimanesa Usandivaras. — Huérfano de madre á los tres años de existencia, creció en la escuela del infortunio; pero tuvo el regazo de su distinguida hermana, la galana escritora nacional Doña Clorinda Matto de Turner á cuyos tiernos desvelos de entonces corresponde hoy el Doctor Matto con envidiable solicitud, pues difícilmente hallaríamos un modelo de amor fraternal como el de los hermanos Matto.
Don David, en quien el talento es podemos decir, patrimonio de familia, desde tierno reveló aptitudes muy Especiales.
Sus estudios preliminares fueron dirijidos en el '"Liceo" del Cuzco por el notable institutor Don Ricardo Villa y terminó la instrucción media en el Colegio nacional de "Ciencias y Artes" de esa ciudad.
En 1877, la señora Matto de Turner hizo un viaje á Lima y en el deseo de que sus hermanos aprovechasen las ventajas que ofrece nuestra capital para los estudios profesionales hizo venir inmediatamente á los dos jóvenes. Don David de que nos ocupamos y Don Daniel que conduje ahora sus estudios para abogado.
Una decidida vocación llevó á Don David á la escuela de Medicina en la que se matriculó en el mismo año de 1877, después de rendir con éxito brillante el examen general que se le exijió.
Los siete años de estudios teóricos y prácticos que hizo con la constancia que inspira solo el amor á la Ciencia, son otras tantas páginas de honrosa recomendación.
Su práctica la hizo en los Hospitales de "Santa Ana" y "Dos de Mayo", en las salas de los Doctores D. J. M. Macedo y D. Leonardo Villar.
Durante la guerra, prestó útiles servicios, primero en la 5a . División del Ejército del Centro y luego en la División de "Vanguardia", — concurriendo á las batallas de San Juan y Miraflores y después de estos desastres, en el hospital que se improvisó para los heridos peruanos en casa de la señora Bressler y en la "Maison de Santé".
Permaneció en tan magnifico teatro hasta obtar sus grados de Bachiller en 24 de Diciembre de 1884 y de Médico y Cirujano en 18 de Noviembre de 1885.
En las jornadas del 27 de Agosto de 1886, prestó también, con valor nunca desmentido, muy buenos servicios.
Restablecida la tranquilidad del país, el Doctor Matto fué nombrado Cirujano del Ejército con servicio en el Batallón Callao N. 4°, de cuyo puesto, en razón de sus merecimientos, fué llamado por S.E. el Presidente al importante cargo de Médico de Policía de Lima, del cual ha separado en 19 de Noviembre último para llenar la delicadísima comisión, encomendada á su esforzado celo.
La prensa local que ha publicado los partes tan luminosos del Doctor Matto, le han hecho ya la justicia que merece y lo que es tan honroso para él como para el cuerpo médico nacional, el Doctor Matto, según dijimos en uno de nuestros anteriores números, fué objeto de una espléndida manifestación de parte de distinguidos facultativos de Chile.
El Doctor Matto es uno de los fundadores de la importante sociedad "Unión Fernandina", cuya presidencia desempeñó con brillo el año último y uno de los Rectores de la "Crónica Médica".
También debemos apuntar que, en su sed de ilustración, ha emprendido el estudio de muchos idiomas, poseyendo hoy en perfección el Kéchua, el Inglés y el Francés á los que agregará muy en breve el Alemán, que ya conoce bastante.
Tal es, pues, el joven facultativo, cuyo nombre ha podido aumentar el martirologio de la Ciencia, inscribiéndose al lado del de DANIEL A. CARRIÓN.
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Texto e imagen tomados de "El Perú Ilustrado" núm 40, Lima, 11 de febrero de 1888.
Saludos
Jonatan Saona
Texto e imagen tomados de "El Perú Ilustrado" núm 40, Lima, 11 de febrero de 1888.
Saludos
Jonatan Saona
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