El Comandante don Julio C. Guerrero, distinguido escritor y Agregado Militar a la Legación del Perú en Alemania, escribió,
bajo el dictado del Mariscal Cáceres, de quien fué secretario particular durante muchos años, las Memorias de este ilustre caudillo y va a publicarlas en breve, en Berlín, lujosamente impresas.
Como prólogo de la parte de las Memorias del Mariscal Cáceres relacionada con la guerra entre el Perú y Chile, ha escrito una carta al Comandante Guerrero nuestro Encargado de Negocios en Berlín, don José Maria Barreto, que fué durante 12 años defensor valeroso del Perú en Tacna, en donde redactaba con su hermano Federico "La Voz del Sur".
Nos es grato publicar esa carta, que sin duda será leída con interés por todos.
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Berlín, 8 de setiembre de 1924.
Señor Teniente Coronel don Julio C. Guerrero.
E. S. C.
Mi estimado Comandante:
Devuelvo a Ud. las
pruebas del libro “La
Guerra entre el Perú y
Chile", que Ud. ha querido, amablemente, darme a leer, antes de
impreso y entregado al
público.
Los acontecimientos
de nuestra última con
tienda internacional armada, que todos los pe
ruanos tanto conocemos
y de cuyas consecuencias aún no estamos totalmente desprendidos,
cobran nuevo colorido
al ser relatados por el Mariscal Cáceres, en su
verbo claro, sobrio y
casi familiar. Ningún
peruano que lea la narración que de la guerra entre el Perú y Chile hace uno de sus
principales actores, dejará de experimentar
interés y emoción, al
mismo tiempo que un
dejo de patriótica amargura.
El Mariscal Cáceres
supo y quiso en su relato, ora por discreción,
ora por modestia, omitir comentarios sobre
ciertos sucesos que tuvieron trascendencia
culminante en nuestros desastres bélicos; pero el comentario doloroso fluirá de todo pruano que lea el libro que usted va a publicar en breve.
Este libro revela, a la vez, -sin que esa haya sido la intención del narrador- que en Cáceres tuvo el Perú durante la contienda, su primer soldado, su gran estratega, su más eficiente hombre de acción, su más convencido, tenaz y optimista defensor. Nadie como él poseyó entre nosotros tan clara visión de la guerra; ninguno más previsión y
acierto en sus actos militares, antes y después de los principales acontecimientos de
nuestra lucha con Chile. Si él hubiera podi
do ser, desde los comienzos hasta el fin,
la cabeza dirigente de nuestra improvisada
defensa, otra habría sido, indudablemente,
la suerte de la Patria.
En el relato del Mariscal la participación de usted, su secretario y confidente, es considerable. Compenetrado usted del pensa
miento del viejo caudillo, ha sabido seguir lo en todos sus recuerdos, presentándolos animados, precisos y sugestivos, a través de la nítida sencillez de su palabra.
Grau y Bolognesi, héroes- mártires de la
misma guerra, tienen ya los monumentos
que les ha alzado el amor, la admiración
y la gratitud de su pueblo. Falta levantar
el tercer monumento patriótico. El dedicado
a aquel puñado de hombres-niños, adoles
centes y ancianos - escuálidos, hambrientos,
semi-desnudos, que sin armas y sin municiones, diezmados por las enfermedades y casi deshechos por las inclemencias del clima,
las privaciones y las fatigas sin tregua, cruzaban el territorio nacional por entre pantanos, pampas y cordilleras inaccesibles,
cual figuras fantásticas, cual sombras de
leyenda, fanatizados por el empuje, por la
fe, por el coraje, por el patriotismo de un
solo hombre - que parecía un vidente y un
poseído — para ser para el adversario fuerte y engreído con fáciles victorias asombro,
primero; pavor, en seguida; torrente y valla, después, que le mantuvo en jaque cerca
de tres años. Falta levantar el monumento
al Ejército de la Resistencia y al caudillo de
la Breña.
La primera piedra de ese monumento está ya puesta. Es este libro, que usted ha escrito con laboriosidad y talento, y cuya publicación, hecha con cariño filial, es a costa de esfuerzos de toda suerte.
Ya que usted me ha dado la oportunidad
de ser el primero que lee su interesantisimo libro, quiero ser también el primero en hacerle llegar mis felicitaciones por la labor
cumplida y por el propósito próximo a realizarse. Acéptelas usted: son bien ganadas.
Sabe usted, Comandante, cuánto le estimo.
J. M. BARRETO
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Revista "Variedades", Lima, 14 de febrero de 1925
Saludos
Jonatan Saona
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