Emilio Díaz Seminario |
Callao, Diciembre 6 de 1880.
Señor:
Anoche, al despachar las rondas, ordené al jefe de ellas, teniente 1º don Antonio Gimeno, que en la mañana de hoy vigilara los movimientos de las lanchas enemigas, que contínuamente amanecían entre los buques neutrales, y aún solían avanzar cuanto les era posible, cubriéndose con el dique; y que si era atacado por ellas, cumpliera con su deber rechazando el ataque, cuidando siempre que la retirada le quedara franca, por si la superioridad numérica le impedía combatir en condiciones favorables.
Al efecto, ese oficial, montando el Arno, se situó, a las 5 A.M., en la distancia que media del dique a las baterías del norte, y momentos después fue acometido por tres lanchas chilenas, dos de las cuales trataron de estrecharlo con la intención manifiesta de hacer uso de sus torpedos de botalón, mientras que la tercera, cubierta con el dique, rompió los fuegos de ametralladora y cañón.
El Arno, evolucionando con suma pericia, replegóse bajo las baterías del norte, y contestó los fuegos con artillería, ametralladoras y rifles, empleando la guarnición en el manejo de estos últimos. Reforzado el enemigo con otras tres lanchas, apoyado además por el Huáscar, la Chacabuco y Magallanes, y habiéndose enviado por nuestra parte a la Urcos y Capitanía, pues la Resguardo acompañaba desde anoche al Arno, se generalizó el combate, tomando parte en él las baterías de la plaza y las de la dársena, sosteniéndose el fuego hasta las 7.15 A.M., hora en que se retiró el enemigo, y recibieron orden nuestras embarcaciones de volver a sus fondeaderos.
En el Arno ha habido algunas desgracias personales, pues recibió varios proyectiles, resultando heridos el sargento 2º José Manuel Ríos, el soldado Manuel Paredes, ambos en las piernas, el marinero Hilario Castillo en el pulmón, y el fogonero Manuel Cruz; levememente este, más de alguna gravedad el primero, y mortalmente el tercero. En la parte material casi nada ha sufrido esa lancha, pues sus averías se reducen a una rozadura de bala en la bobadilla; en la borda del costado de babor un pequeño proyectil originó daños de poca consideración; un casco de bomba lastimó la regala de estribor, y varias balas de rifle y ametralladora han dejado sus huellas en el cubichete de la máquina, en la chimenea y en la cubierta. Los proyectiles consumidos los verá V. S. especificados en el parte que me cabe la satisfacción de adjuntar, y aparte de que en él se manifiesta en buen comportamiento del alférez don Juan Francisco Balta, aspirante don Ernesto Flores, y en general de todos los tripulantes, creo llenar un deber de justicia recomendándolos a la consideración superior, pues habiendo presenciado el combate desde que comenzó, he podido apreciar la actitud del Arno, ya contestando con precisión y rapidez el fuego que se hacía, ya maniobrando hábilmente para librarse de los torpedos y acometiendo con energía tan luego como lograba evitar el ser ofendido con éstos; lo cual demuestra que el teniente Gimeno supo colocarse a la altura del puesto que se le había confiado, llenando cumplida y honrosamente su deber.
Las otras lanchas no han tenido daño alguno ni en su personal ni en su casco, y según el parte del oficial aquel, una de las embarcaciones chilenas ha quedado muy averiada por un proyectil del cañón de a 40 de la Arno.
Dígnese V. S. dar a este oficio y a su anexo el trámite que estime oportuno.
Dios guarde a V. S.
EMILIO DÍAZ
Al señor capitán de Navío, Comandante General de Marina.
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Saludos
Jonatan Saona
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