Combate de Pampa Germania |
Pisagua, Noviembre 11 de 1879.
Al Editor del Mercurio.
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El día siguiente a las 3:45 P. M., una avanzada de Cazadores a caballo que marchaba al interior, encontró cerca de la salitrera Germania otra compuesta de 50 bolivianos y 44 peruanos. El jefe de esta fuerza enemiga era el comandante Sepúlveda, peruano.
Los bolivianos venían al mando del capitán Manuel María Soto, del teniente Emilio Gómez y del alférez Exequiel Barrón.
Entre los peruanos venían, además del jefe de toda la fuerza, señor Sepúlveda, los tenientes Puentearnao, Mazo y Losa. De todos estos oficiales, han muerto los señores Barrón, boliviano, y Mazo y Losa, peruanos, como también el comandante Sepúlveda.
Germania es una oficina del Gobierno en que se elabora salitre. Se encuentra a un cuarto de legua de Agua Santa, y es el punto a donde termina la línea férrea de Pisagua.
La fuerza chilena eran como 150 hombres al mando del señor Vergara; iban también los capitanes Parra i Barahona, los subtenientes Souper, Astorga y Calderón.
El combate terminó a las 7 P. M., quedando en el campo de batalla como 60 enemigos, en su mayor parte bolivianos.
Los enemigos desplegaron una guerrilla por el centro al mando del teniente Gómez y del alférez Barrón, haciendo frente a otra guerrilla nuestra formada en batalla frente a los peruanos. Durante un cuarto de hora un fuego nutrido, hasta que apareció por el costado izquierdo otra, a la que salió al encuentro el comandante Sepúlveda con los oficiales Mazo, Puentearnao y Losa.
En este estado las fuerzas chilenas se replegaron para hacer una carga en batalla y a sable. El choque fue terrible, y minutos después daba por resultado la derrota completa del enemigo.
El capitán Soto, boliviano, se retiró a los primeros tiros.
El teniente Gómez, en la mitad del combate, cayó al suelo y varios de nuestros soldados se dirigieron a ultimarlo; pero el capitán Parra llegaba en ese momento y lo salvó de una muerte segura, diciendo a los soldados que ningún boliviano valiente debía perecer.
Entre los prisioneros bolivianos tomados en el combate, vienen en el Amazonas el teniente Gómez y tres soldados del batallón Húsares de Bolívar.
Contamos entre el número de nuestros huéspedes al tristemente célebre Ricardo Chocano, que no hace mucho tiempo hizo comer un diario al desgraciado chileno Castro Ramos, siendo su principal y verdadero asesino, y que después ha cometido todo género de tropelías con varios otros. Este individuo desempeñaba el puesto de comandante militar de Agua Santa y fue tomado prisionero por el alférez Souper, de Cazadores.
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He aquí otra versión del combate:
Una avanzada de 140 cazadores, al mando del capitán Barahona, tuvo ocasión de toparse con una avanzada peruana compuesta también de 100 jinetes, estos últimos atrincherados. Los nuestros hicieron fuego, pero inútilmente; y no hallando cómo hacerlos salir de su escondite, hacen una retirada falsa, y los peruanos, que sin duda esperaban eso, escapan a mata caballos, y los nuestros vuelven riendas y los acorralan y comienza el sable. Resultado final: 60 peruanos y bolivianos muertos, 20 escapados y 3 prisioneros, todos oficiales: un teniente coronel, un teniente y un subteniente.
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Otra relación da los siguientes pormenores:
Hoy en la mañana 7 del presente hemos sabido por don Arístides Martínez, que llegó al campamento, que ayer una avanzada nuestra de 130 cazadores se encontró en Agua Santa con otra avanzada enemiga de 110, también de caballería. De los nuestros iban 40 muy adelantados y este escaso número obligó a los enemigos a salir de sus trincheras acercándose bastante a ellos. Principiaron a hacerles fuego, y entonces los nuestros, reculando poco a poco, hicieron una huida falsa, lo que visto por los enemigos salen todos en su persecución.
Una vez bastante distantes y a la vista de los nuestros, vuelven y acometen contra ellos solo los 40; momentos después llegó el resto.
En conclusión, mataron 60, huyendo los demás. De los nuestros 3 muertos y dos heridos. Los enemigos muy bien montados, mejor que los nuestros, y también mejor armados.
Más tarde he sabido que nuestros primeros 40 hombres se han batido más de un cuarto de hora con los 110 enemigos, y que cuando llegó el resto ya estaban casi en derrota. Los aliados se bajaron de sus caballos e hicieron fuego parapetados por sus caballos, los que arrancaron al momento.
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Saludos
Jonatan Saona
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