"Facultad de Medicina.
Lima, Abril 15 de 1879.
Señor Director:
Consecuente esta Facultad con el ofrecimiento hecho al Supremo Gobierno en cinco del actual, cumple con remitir a VS. el informe i el plan para la organización de las ambulancias civiles, discutidos i aprobados en su sesión de hoi.
Al someter a la suprema aprobación del Gobierno el citado proyecto, me encarga la Facultad hacer presente a VS. que la estrechez del tiempo no le ha permitido formular, como deseara, un proyecto de reglamento in extenso, limitándose tan solo a las primordiales bases que deben servir para la organización de las ambulancias civiles.
Como verá VS. el proyecto solo se ocupa de éstas, creyendo la Facultad que ellas no deben comprender el servicio sanitario militar, sujeto a un réjimen disciplinario especial, sin que esto importe que ambos servicios, aunque enteramente distintos, no se den la mano i caminen acordes en el desempeño de su benéfica misión; razón por la que la Facultad juzga conveniente que el Supremo Gobierno, si lo tiene a bien, organice al mismo tiempo el servicio sanitario militar en forma de ambulancias, apelando para ello al concurso de los ilustrados cirujanos de ejército, cuya experiencia i conocimientos, los colocan en aptitud de desempeñar acertadamente este trabajo.
Dios guarde a VS.
Manuel Odriozola.
Al Señor Director Jeneral de Benefícencia".
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"Señor Decano:
La Facultad de Medicina, dolorosamente conmovida, como toda la República, por la inesperada declaratoria de guerra hecha por Chile al Perú el 4 del corriente, ha creído de su deber, entre otros actos que le ha sujerido su patriotismo, contribuir con sus conocimientos profesionales a la mejor organización de las ambulancias civiles que deben cooperar con las militares a disminuir los inevitables males causados por una guerra que amenaza revestir estraordinarias proporciones.
Las ambulancias civiles, que la patriótica iniciativa particular i la de algunas corporaciones ha comenzado a poner en ejercicio, han sido en todas partes el auxiliar poderoso del servicio sanitario de los ejércitos en campaña, que han hecho menos dolorosos los estragos de la guerra. Marchando a la retaguardia de esos ejércitos, ellas se han dividido con las ambulancias militares las penosas tareas de auxiliar a los heridos en los campos de batalla para prestarles los primeros auxilios, aliviando sus padecimientos i salvando muchas veces su útil i preciosa existencia.
La campaña de Crimea, la última guerra franco-prusiana i el sitio de París consiguiente a ella, han puesto mas en evidencia la importancia de los servicios prestados por estas instituciones; i este ejemplo es probablemente el que ha sugerido a nuestra sociedad la idea de su organización al iniciarse la presente guerra.
La experiencia recojida en el servicio de las ambulancias, tanto militares como civiles, en dichas guerras, mui especialmente en la de secesión de los Estados Unidos, han hecho conocer todas las ventajosas mejoras o perfecciones que pueden introducirse en el mencionado servicio; así es que vuestra Comisión, a quien habéis honrado, encomendándole presente un plan de organización de ambulancias civiles, ha creído corresponder a ella apelando a las lecciones de la experiencia.
Desde luego ha Juzgado vuestra Comisión, que para dar mas económico i provechoso empleo a los recursos que se lleguen a crear para el establecimiento i sostén de las ambulancias civiles; para colectar i recibir esos recursos i para asegurar mejor el éxito de su importante aplicación, deben ellos ser distribuidos i administrados por una Junta Central que se establecerá en Lima i será compuesta de las personas de mas alta posición social i más notorio patriotismo i abnegación, designadas por el Ministerio de Beneficencia.
En el plan que vuestra Comisión acompaña a este informe, se encuentran designadas las atribuciones de dicha Junta Central, dejándole a ella el cuidado de reglamentar el ejercicio de sus procedimientos u operaciones. La culta sociedad de Lima dió ya, cuando el glorioso combate del 2 de Mayo de 1866, mui altas pruebas de lo que se puede esperar de su patriotismo i filantropía en sus nobles i jenerosos auxilios a los heridos en ese memorable combate.
La Comisión Central deberá dividirse en dos secciones: una encargada exclusivamente del servicio sanitario de las ambulancias, i otra de su servicio administrativo. La primera se ocupará de la provisión de los médicos, practicantes, farmacéuticos i enfermeros para el servicio de las ambulancias; de proveer al parque sanitario de los instrumentos de cirujía, medicamentos i objetos de curación; vigilar este servicio i reunir todos los informes que le remitan los médicos en jefe de las ambulancias. Exijiendo el desempeño de estas atribuciones, conocimientos i experiencia profesionales, deben existir en esta sección de la Junta algunos facultativos ilustrados.
La sección administrativa se ocupará de proveer a la construcción de las tiendas i barracas hospitalarias; a las subsistencias de las ambulancias, así como de las camas, vehículos para la conducción de los heridos i todo lo que concierne al material dé las ambulancias conforme a los modelos fotografiados que la Comisión adjunta a este informe i que debe al patriotismo del fotógrafo señor don Rafael Castillo.
Para que la Comisión Central pueda llenar mejor funciones tan importantes, es necesario que se ponga de acuerdo con el jefe de sanidad militar, a cuyo cargo debe correr el servicio de las ambulancias militares, que la Comisión espera sea organizado por el Ministerio de la Guerra, oyendo al cuerpo de Cirujanos del Ejército.
La experiencia tiene comprobada también la utilidad de ese acuerdo, cuya necesidad está demostrada, además, por la insuficiencia del servicio militar i civil de las ambulancias, cuando se practica aislada o exclusivamente.
Por grandes i poderosos que sean los recursos de un Gobierno, ellos no ron nunca bastantes para hacer frente a las numerosas necesidades i males que hai que satisfacer i remediar en el curso de una campaña, sobre todo después de una sangrienta batalla; así como no son bastantes tampoco los organizados i prestados por solo la iniciativa particular.
Las conferencias internacionales de Ginebra, cuyos principios forman ya el código sanitario militar, han demostrado cuan insuficiente es el servicio de campaña que no se sujeta a estos principios, aun tratándose de las naciones mas poderosas.
Uno de ellos es la neutralidad de las ambulancias, cuya adopción i observancia recíproca, debe nuestro Gobierno recabar del de Chile, para humanizar en algo la injusta guerra que nos ha provocado.
El plan que va adjunto, se ocupa de determinar el personal i el material que debe tener cada ambulancia, para cuya determinación la comisión ha seguid) los consejos de los que se han ocupado con mas autoridad e ilustración de esta materia.
Teniendo en cuenta la topografía de los lugares que mas probablemente serán teatro de la guerra actual, el sistema de las tiendas hospitalarias, que tan buenos resultados dió en la guerra de África i en la de separación de los Estados Unidos, es el que ha merecido nuestra preferencia.
Este sistema no excluye el de las barracas u hospitales provisionales que puedan construirse en los lugares donde se encuentren los recursos indispensables para este objeto.
El modelo de tienda-hospital que se presenta, es la tienda militar prusiana con las modificaciones que ha recibido.
No ha perdido de vista vuestra Comisión en esta parte de su trabajo, la idea principal que domina en la organización de las ambulancias; a saber, qué ellas están destinadas a prestar a los heridos, inmediatamente recojidos del campo de batalla, o en el mismo campo, los primeros auxilios i a practicar las primeras curaciones de sus heridas, debiendo ser remitidos después a los hospitales de sangre permanentes, o a los de las ciudades mas inmediatas, donde deba continuarse mejor la asistencia.
Debiendo las ambulancias seguir en su marcha a los ejércitos, no podrían, al menos todas, estacionarse en un lugar.
En estas ideas descansan la naturaleza i el número de los objetos que constituyen el parque sanitario o el material que la Comisión ha determinado para cada ambulancia.
Tal es, señor Decano, la planta para la organización de las ambulancias civiles que la Comisión que suscribe somete al ilustrado criterio de la Facultad.
Ojalá que ella pueda corresponder a sus patrióticos deseos i a las aspiraciones de la filantrópica sociedad de Lima, i que en la América latina pueda decirse de nuestras ambulancias lo que un eminente médico ha dicho de las de los Estados Unidos: «que ellas señalan un nuevo período en la historia del mundo, i que sus hechos constituyen el acto de filantropía mas grandioso que la humanidad haya jamás meditado i llevado a cabo."
Lima, Abril 14 de 1879.
—Julián Sandoval.—Mariano Arosemena Quezada.—José Casimiro Ulloa."
"Lima, abril 15 de 1879.
Aprobado por la Facultad en sesión de la fecha; elévese con el proyecto de su referencia i la nota respectiva al Ministerio del ramo.
Odriozola"
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"Un día el médico declaró que la gangrena había comenzado y que era preciso amputar la pierna. Se preparó todo para la operación, y allí, sobre la misma cama, se procedió a ella. Debajo de la pierna se colocó una tabla, con almohadas se levantó la espalda del herido.
De un estuche forrado en felpa roja, tomó el practicante un bisturí y lo alargó al médico, éste descubrió el muslo, ya convenientemente ligado, tanteó un poco y luego, con rapidez, trazó un corte superficial que abarcaba casi todo el contorno del miembro por amputar: de la carne separada brotó, en pequeña cantidad, sangre que se recogía en una esponja.
Profundizó más el médico su instrumento en el corte y entonces la sangre saltaba, se desbordaba en abundancia tiñendo de rojo sus manos, los tendones resistían: fue preciso recurrir a un bisturí mayor que el primero.
Un sudor frío bañaba por entero el cuerpo del paciente, que, aunque no cloroformizado, soportaba los dolores sin proferir un ay siquiera; se agarraba, eso sí, con fuerza, a sus almohadas, y sus dientes chirriaban bajo una presión horrorosa de las mandíbulas. Acabó el médico de cortar y cambió de instrumento: tomó la sierra y la pasó con destreza sobre el hueso, que quedó separado; procedió entonces a ligar las arterias y venas que buscaba con pinzas dentro de la carne y terminado ese trabajo, bañó con distintos líquidos la gran herida, le aplicó telas cubiertas de ungüentos y la vendó: la naturaleza debía hacer lo demás. Pedro se había desmayado."
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Foto tomada en Lima, nos muestra a uno de los miembros que conformaban una ambulancia peruana, llevaba el símbolo de la Cruz Roja
Foto tomada en Lima, nos muestra a uno de los miembros que conformaban una ambulancia peruana, llevaba el símbolo de la Cruz Roja
Fotografía pertenece a la colección del Repositorio PUCP
Saludos
Saludos
Jonatan Saona
...desagarrador el informe...pobres soldados, todo por una maldita guerra de ambicion de riquezas.
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