8 de noviembre de 2023

Elías Aguirre

Elías Aguirre
Elías Aguirre

Capitán de Corbeta de la Armada Nacional 2º Comandante del legendario Monitor "Huáscar", muerto heroica y gloriosamente, en la epopéyica Batalla Naval de "Angamos".

Dentro de la doctrina que sustenta el Estatuto de nuestra Benemérita Sociedad, se anota la obligación ineludible de conmemorar las efemérides gloriosas de nuestro pasado nimbado de hechos inmarcesibles; exaltar el patriotismo de aquellos grandes hombres que escribieron, con sus heroísmos, páginas brillantes en la Historia Nacional, y rendirles nuestros cumplidos homenajes de fervorosa recordación, en las fechas en que se marcaba el centenario de la aparición a la vida de aquellos virtuosos varones, soldados y civiles, ofrecieron, en los momentos que la Patria lo necesitaba, su sangre y su existencia, en defensa de sus tutelares derechos, de su seguridad, de su honor...

Sin embargo, debemos confesar que tenemos deuda pendiente en cuanto se refiere al valeroso marino, 2° Comandante del glorioso Monitor "Huáscar", que se llamó Elías Aguirre, pero, de ninguna manera pudiera suponerse que de él nos hubiéramos olvidado, cuando tan vivo bulle en nuestra mente la grandiosa acción de Angamos. La causa la motivó el hecho de que el 1° de Octubre de 1944, que se cumplía el centenario en que vino al mundo nuestro ejemplar héroe, nos hallábamos ausentes del país; pero, nunca será tarde para rendir hoy nuestro homenaje, tres días ya pasados del 103 aniversario y muy próximos, muy cerca del día 8 de Octubre, fecha cumbre en que se conmemora la sin igual Epopeya de Punta Angamos, escrita con caracteres brillantísimos en los anales diamantinos del Perú .

Ordenando en mi sosegado retiro, papeles y apuntes de carácter histórico, al que la afición y la afección me han llevado, he tenido la suerte de hallar, con casual oportunidad, los relacionados con Elías Aguirre, honra y prez de la Patria y orgullo de la Marina Nacional, o sean copia de su partida de bautismo y de la leyenda que se ostenta en placa, que un Alcalde de Chiclayo, entusiasta y robusto de noble sentimiento cívico, hizo colocar en el frente de la casa en que nació nuestro héroe, el que fué Doctor Don Juan Ugaz, mi viejo y respetable amigo.

Como confrontación de la fecha y lugar de su nacimiento, dice así la copia de la partida que tengo a la mano:

Año del Señor mil ochocientos cuarenta y cuatro, en doce de octubre, yó, el infrascrito, cura compañero de esta doctrina de chiclayo, bauticé y puse óleo y crisma a un infante de once días de nacido y le puse por nombre, Remigio Elías, hijo de Don Carlos Aguirre y de Doña Candelaria Romero, blancos. Fueron sus padrinos Don José Francisco de La Torre y Doña Rosario Ruiz, por poder conferido a Don Andrés Ruiz y Doña Ana Pacheco, a quienes advertí su obligación y parentezco, y para que conste lo firmo. Pedro Arias.

Veamos lo de la placa:
En una de las tantas agradables visitas que he tenido la oportunidad de realizar, en mi vida militar, al para mí muy querido Departamento de Lambayeque, fecunda tierra de próceres, libertadores, héroes, gobernantes, hombres de ciencias, poetas, escritores, etc., y en especial, al recorrer el girón Central, de la simpática y hoy floreciente ciudad de Chiclayo; advertí, una placa de bronce, prendida en el predio No 190 de la Calle Real en la que leí y copié, con emoción patriótica, esta inscripción: 
“En esta casa nació Remigio Elías Aguirre, el 1° de Octubre de 1844. Fué Capitán de Fragata y 2º Comandante del “Huáscar". Murió gloriosamente a bordo de esa nave, en Angamos, el 8 de Octubre de 1879. Chiclayo, agradecido dedica este recuerdo a su preclaro hijo, a iniciativa del Honorable Concejo Provincial, siendo Alcalde el Doctor Juan Ugaz. Octubre 8 de 1900".

No me conformaría con haberme referido a la fecha y al lugar de nacimiento del inmortal Comandante Aguirre. Habría de decir algo de su veloz paso por la vida. No me jactaré de escribir, en estas líneas su biografía, de lo que me confieso muy distante, pues, no faltan mentes y plumas que lo hagan maravillosamente, tal como lo merece; por eso, ruego acoger, benévolos las frases que me dictan mi profundo respeto y veneración.

Elías Aguirre, demostró su vocación por el mar infinito . A él entregaría el curso de su existencia, ávida de que su vocación diera fruto. Fruto que habrían de abrillantar las acciones que el destino le señalara.

Muy joven, casi un niño, ya fué alumno de la Escuela Naval donde cursó los estudios correspondientes para obtener la clase de Guardia Marina, el 3 de agosto de 1860.

Embarcado en la Fragata “América", durante 4 años, pasó a "La Unión", por ascenso a Alférez de Fragata en el año de 1864. Hizo allí, encuentro con Don Miguel Grau, a la sazón Capitán de Fragata, Comandante de dicha nave, a cuyas órdenes y ya en la clase de Teniente 1° concurrió al glorioso Combate de Abtao, el 7 de Febrero de 1866, en donde, dirigiendo el tercer cañón de banda, se comportó valientemente, frente a la "Blanca" y la “Villa de Madrid". Por esta acción fué declarado Benemérito a la Patria en grado heróico .

Cuando el Gobierno del Perú adquirió en los Estados Unidos de América, los Monitores “Manco Capac" y "Atahualpa", Aguirre fué selecciona do entre los oficiales que debían conducir a nuestras pacíficas aguas dichas naves.

También viajó a Inglaterra embarcado en “La Unión", cuando esta nave legendaria, después de su esplendoroso triunfo, en Abtao , contra la Escuadra de Pinzón, -hubo de recibir algunas reparaciones— . Vuelto al país fué nombrado Sub-Director de la Escuela Naval, en la clase de Capitán de Fragata.

Hasta ahora la estelar carrera de Elías Aguirre, era diáfana, engalanada por el mérito y la fortuna Valeroso combatiente, experto navegante, distinguido por su capacidad técnica e intelectual; nada, absolutamente, hacía presagiar que pudiera saborear las amarguras del infortunio te brillante oficial, quién nos lo retratan de fisonomía simpática, de baja estatura, de apreciable continente, correcto en el porte y en el lucir del uniforme; de modales cultos, agradable trato, y, sobre todo, con un gran espíritu justiciero; recto e igual para todos.

En el año de 1876, se planeó un viaje de Estudios, que debía de dirigir el Comandante Aguirre, en la Cañonera Chanchamayo.

Eran las 7 de la noche del día 13 de julio del dicho año 1876, y, durante el crucero de Payta a Eten, encalla la "Chanchamayo". Estas fueron sus horas de luto!. La primera vez que vió, ante sí, el destino adverso! Grandes, esforzados, pero inútiles, fueron los medios puestos en práctica, con inteligente dirección, para salvar su nave, que quedó perdida entre las ondas de aquel mar bravío.

Las ordenanzas navales, rígidas, como tienen que ser, en estos casos, no distinguieron sino el hecho tangible, hubieron de entrar en acción sometido al juicio consiguiente, cedo en honor de uno de sus biógrafos, lo que he leído y que dice así: 
“Aguirre, el Quijote del Deber y del Honor, según frase de su compañero de epopeya, el héroe aún vivo, hoy Presidente de nuestra Benemérita Sociedad, Don Manuel Elías Bonnemaison, no permitió que nadie participara en la responsabilidad del naufragio del buque que comandaba; él y sólo él, la asumió, por entero; y, aún cuando se reconoció su completa y absoluta inculpabilidad, creyó truncada su carrera y buscó en la Compañía del Huano. "Que tal rasgo de dignidad!

Llegamos al año del 1879. Densas negras nubes, se ciernen en el cielo de nuestra Patria! La vecina República del Sur, declara sorpresivamente, la guerra al Perú!

Vése, el intrépido marino, frente a la realidad del conflicto armado, se yergue, con la invariable línea que le distingue, en la que se reúnen su patriotismo, su espíritu militar, el Honor, el Deber, y, por sobre todo esto, el recio orgullo de su raza, desdeñadora de vidas y conquistadoras de libertades; incontinente, solicita su vuelta al servicio y en el puesto que se crea de mayor peligro, como aquel “Príncipe de los Ingenios, que pedía el lugar más peligroso, donde moriría peleando por su Dios y por su Rey”.

Sus servicios, como siempre, altamente cotizados, ha de ir a prestar los a  La Unión, y allí vá. Pero , el "Señor de los Mares", el Contralmirante Grau, que conoce las aptitudes y capacidad de su antiguo valeroso subalterno en Abtao, solicita que sea embarcado como su 2° Comandante, en el "Huáscar”, aquella nave portentosa que habría de ser grande escenario de victorias y éxitos maravillosos; que habría de ser dueño de los destinos del mar durante seis meses de desigual campaña; hasta que interfiere el infortunio para convertirla en tumba gloriosa, después de lucha infausta, hasta inundar de sangre sus cubiertas!.

En el horario del tiempo, se marca el 8 de Octubre de 1879. No he de pensar entrar en los detalles de la gloriosa acción, que perfiladas plumas han descrito con talento.

Sólo quiero ver al "Huáscar", que comanda el noble Almirante Don Miguel Grau, quién, sin otro punto de mira que el Honor de su bandera, sobre toda otra consideración, y la confianza que le inspira el escogido número de oficiales, que le obedecen, hizo irradiar de su límpido pecho, el fuego en el bien puesto corazón de todo el equipaje que, convertidos en titanes, en el momento de la prueba, ofrecieron al Mundo, el único, inigualable, hasta hoy, hecho de armas con que engalanaran, las páginas más brillantes, de la Historia, aquellos representativos del más ardiente patriotismo.

Truenan las bocas de fuego . Se combate a distancias increibles. La lucha es heróica, cual ninguna en el mar. Grau, cae, destrozado por una granada, en la Torre de Comando, que arrastra a su ayudante el Comandante, Diego Ferré.

Sin demora, le sucede Aguirre, que es tocado, seriamente, por los disparos enemigos, presto, ordena, bravío, con brillos de grandeza, izar el pabellón de la Patria, que otra andanada habría arriado, trata de incorporarse y de despreciar las angustias de la terrible herida que le produce el casco de bomba! comprometiéndole el estómago; se esfuerza por contener con su casaca, que asegura con el cinturón de su espada, los órganos internos que desbordan; se toma de la barandilla del puesto en que dirige; pero, ya la vida había pasado por su lado. ¡Ya no volverá más! Se desploma en el lugar que, Honor y el Deber, le habían designado!!!

Y, en siega sucesiva, rinden el último supremo esfuerzo, Rodríguez, Palacios..., la mayor parte de los demás oficiales y la tripulación, herida ; y, los que sobreviven, sin perder su bizarría, quedan, con digna altivez, sobre las lagunas de sangre, que con tanto coraje y con tanto valor, se había derramado...

Muy corto espacio de tiempo dista de la visita que, por cortas horas, hicimos a la ciudad de Chiclayo, con nuestra heróica y única reliquia que sobrevive de la Epopeya de Angamos.

Fué nuestro común pensamiento presentarnos ante el Monumento levantado en una plaza de aquella ciudad , al hijo predilecto, orgullo del pueblo chiclayano. Frente al denodado marino, nos posternamos, reverentes, por algunos minutos, dejándole, como medio de nuestro recuerdo, un ramo de flores y una tarjeta . Ya en otra ocasión dimos cuenta, más extensa, de como cumplimos nuestro deber.

Elías Aguirre: tus virtudes te hicieron grande en la vida; grande en la batalla; grande en la muerte; para dejar tras de tí, al partir al cielo de la inmortalidad, huellas profundas, imborrables en las arenas del triunfo ! Fin, como el de Grau y tus hermanos de sacrificio, los aguerridos náutas del “Huáscar", que tuvieron como dijo un excelente escritor, en un solo día:
“Tabor, Calvario y Resurrección".

Lima, 4 de Octubre de 1947 .
General José Luis Salmón


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"Revista de la Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores el 2 de Mayo de 1866 y Defensores Calificados de la Patria" Año V. N° 23, Octubre-Diciembre de 1947.

Saludos
Jonatan Saona

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