Manuel Candamo |
"Lima, sábado 25 de diciembre (de 1880)
Mi querida Teresa:
Ya está muy cerca el desenlace de la cuestión y el momento de que me veas a tu lado. Es cosa de pocos días; tal vez de tres a cuatro.
Parte de la tercera expedición chilena desembarcó en Chilca y otra parte en Curayaco, que es una caleta más al norte de aquella y que dista cuatro leguas de Lurín.
Como era natural, en el acto emprendieron los enemigos sobre Lurín y a la fecha todo el grueso de su ejército está por allí. Es probable que también tengan fuerzas por otros puntos; pues su plan debe ser amagar y tal vez atacar simultáneamente por varias partes.
Gran parte de nuestro ejército está acampada en San Juan; otra está acantonada en Chorrillos, para acudir al punto que sea necesario, y varios batallones se han mandado por la línea de La Oroya para defender ciertos caminos que conducen a Lima.
Hay orden para que salgan algunos cuerpos de la reserva, y el mío lo han dividido sacando a los abogados y gente de cierta posición que han pasado al de Ribeyro, y dejando a la gente apta para hacer campaña. También han cambiado de coronel, y en lugar de Dulanto han puesto a un Aurelio Alarco.
En el batallón de Ribeyro, al que yo también he pasado, está reunida toda la gente más visible de Lima y tú comprendes el objeto con que se ha hecho esa reunión.
Los cuerpos de gente del pueblo, que es la más aparente para resistir las insolaciones, largas marchas y demás fatigas de una campaña, serán los que servirán de reserva al ejército y los demás, como el nuestro y el de los muchachos estudiantes, quedarán de guarnición en algún punto. Puede ser que salgan a Miraflores y allí ocuparemos todos los ranchos que sean necesarios.
En Chorrillos la tropa se ha alojado en varios ranchos de la calle del tren, de la de Lima y de algunas otras. En general, todos los que son espaciosos y tienen patio han sido ocupados; entre ellos el de Varela, el de Prevost, uno de los de Gallagher, el de Sevilla, quien se opuso mucho, y no recuerdo cuáles más. El nuestro no lo ha sido y espero que salvará.
Hasta hoy no he recibido carta tuya y si no fuera por el telegrama que me hiciste el 17 y que recibí hace cuatro días, estaría privado de noticias tuyas desde tres semanas.
En fin, chola querida, pronto se acabará esto; ten un poco de paciencia que ya falta muy poco y abriga la seguridad de que dentro de pocos días después del recibo de ésta me tendrás tomando claro contigo y con mis hijos.
Recibí una cartita de la suegra, en que me dice que está algo alarmada por lo que tú le dijiste respecto a la epidemia de viruelas y me propone que te vayas a Eten. Naturalmente ya no hay que pensar en eso, tanto porque la tal epidemia, según tú me dijiste, no era muy alarmante, cuanto porque ya va a concluir la separación en que estamos, y el viaje que emprendas será a Lima, a no ser que, lo que no permita Dios, triunfaran los chilenos, que entonces veríamos lo que hacer de nuestras personas, según las circunstancias.
Estoy bien de salud y espero que así me conservaré para hacer mi viaje a Piura.
Quiera Dios que tú, mis hijos, Delfina y todos estén lo mismo por allá.
Muchos cariños a mis pollos, recuerdos a Delfina y Leoncito y tú recibe un fuerte abrazo de tu marido.
Candamo"
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Texto de la carta publicado en el libro: "El Perú desde la Intimidad, Epistolario de Manuel Candamo (1873-1904)" Investigación, estudio preliminar y notas por José A. de la Puente Candamo y José de la Puente Brunke.
Saludos
Jonatan Saona
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