12 de abril de 2025

Juan R. Allende

Juan Rafael Allende
El periodista Juan R. Allende casi es fusilado en 1891

"...Durante el período de la guerra, fundó Allende un diario de tamaño liliputiense, titulado El Ferrocarrilito, que alcanzó inmensa popularidad.

En 1884, fundó El Padre Padilla, publicación que, como El Padre Cobos, le dió fortuna y celebridad.

Un corto lapso vivió alejado de la prensa, por dedicarse a negocios particulares; pero en 1890 volvió a sus antiguas labores periodísticas, fundando el periódico Don Cristóbal, y en seguida el Pedro Urdemales, en los cuales atacó al Presidente Balmaceda; pero convencido luego de su error, cambió repentina y completamente de frente, dando vida a El Recluta, durante el curso de la Revolución, desde cuyas columnas defendió enérgicamente al gobierno de Balmaceda.

Triunfante la Revolución, fué saqueado su hogar, su imprenta y litografía, y reducido a prisión, fué llevado a la Intendencia de Santiago, donde se le ataron las manos por la espalda, se le remachó una barra de grillos, y así, en esta situación, fué expuesto al público, para que fuera befado y escarnecido! 

Aún más, sin proceso ni sentencia alguna de Tribunal, se le quiso fusilar en la Intendencia misma de Santiago, o en la Plaza de Armas. Mas, se reaccionó a tiempo, se dió orden de suspender la ejecución, a causa de la indignación popular que había producido en Valparaíso el fusilamiento del periodista Lavín, y de la Intendencia se llevó a Allende a la Penitenciaría.

La noticia del fusilamiento del infortunado Allende, fué comunicada al público, por medio de suplementos, y así, la fatal noticia llegó en pocos instantes, hasta los más apartados barrios de la capital, imponiéndose de ella la esposa de don Juan Rafael, quien estaba amontonada con sus pequeños hijos en un desmantelado cuarto enladrillado, en las afueras de Santiago.

A raíz del saqueo, la señora quedó sin casa; trató de irse con sus hijos, a la de una antigua comadre, mas ésta, no sólo no le dió alojamiento, sino que hasta le negó el saludo.

En esta dura circunstancia, la señora arrendó un cuarto enladrillado en uno de los barrios apartados de la ciudad, y así, sin tener ni siquiera un piso en qué sentarse, menos una mala cama, pasó las primeras frías noches de Agosto, que se sucedieron al triunfo de la Revolución, en compañía de sus hijos.

Ahí, en medio de ese cuadro desolador, recibió la terrible noticia del próximo fusilamiento de su marido, del padre de sus hijos!

Hay personas que con los sufrimientos, toman valor, y una de ellas fué la señora Sarón. Esperó que aclarara, y con las primeras luces del alba, se encaminó con sus hijos a la casa del General Baquedano. Pidió permiso, y entró al patio, a esperar al General, quien se levantaba muy temprano, y en cuanto apareció ante su vista, de rodillas, con todos sus pequeños hijos, le rogó, le imploró, que hiciera algo por salvarle la vida a su marido, que no tenía más delito que haber emitido sus ideas por la prensa.

El General, sin inmutarse ante ese cuadro desgarrador con un corazón de piedra, se limitó a contestarle que él no podía hacer nada, que eso dependía de la Junta de Gobierno!...
Y no hizo nada...

...Ya que Baquedano no quiso hacer nada, no faltó quien, sin pedírselo, interpusiera su influencia, y el fusilamiento no se efectuó, debido a ese gran patriota que se llamó Eulogio Altamirano."


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Blanco, Arturo. "Juan Rafael Allende" publicado en "Revista Chilena de Historia y Geografía", N° 55, 1925-1926.

Saludos
Jonatan Saona

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