20 de marzo de 2025

Toma de Calama

Recorte del diario
Toma de Calama.

A las proposiciones de mediación que el Excelentísimo gobierno del Perú llevara ante nuestros invasores, apesar de lo avanzados en sus hechos de conquista, responden con un drama el mas sangriento que jamás habrá tenido que contemplar el mundo en sus épocas de mayor carnicería.

Y sin embargo, Chile su autor, preconiza principios de avanzada civilización y humanidad, siendo el mas salvaje y bárbaro de los chacales.

Codició tesoros agenos, y se lanzó a expoliarlos donde tenía la satánica confianza de no encontrar resistencia.

Buscó después con qué apagar su sed de oro, y partió presuroso a hacer su carnicería, de Cobija a Calama, donde han corrido arroyos de sangre boliviana, que bebe impávido a la luz de las hogueras que encendiéra, con la sonrisa del comunista de Paris y del cantonal de Cartajena.

Verdad es que quienes van en pos de la cosa agena, no dejan crimen por cometer, y Chile persigue ese propósito sin pararse en los medios.

Pero estamos ciertos que mui poco tiempo mas se gozará en su impunidad.

La hora de las reparaciones se acerca presurosa, y ¡ai! del que así atropelló todos los fueros de la humanidad, ¡ai! de aquel que desafía la venganza de un pueblo, vil y cobardemente injuriado.

Gózese de pronto Chile en su obra de desolación, mañana verá que no es con los inermes que tiene de medir su pujanza, sino con un pueblo aspirado de un ardoroso patriotismo y que ha jurado morir mil veces antes que ver humillado su lábaro nacional.

Mal satisfecha su avidez con las expoliaciones de Antofagasta, Mejillones y Caracoles, Chile resuelve extenderlas hasta el puerto de Cobija, que es ocupado con esa gloria pirata a que está decidido, para llevar sus huestes hasta el distrito de Calama.

Pero como en este pueblo infortunado se hallaban cien bravos bolivianos, arrojados del suelo reivindicado, se precipitan sobre él 1,200 hombres de línea y 400 rotos a sembrar la desolación en la vecindad, no sin haber recibido ántes una lección de heroísmo temerario de nuestros compatriotas armados de lanzas y escopetas; pues el invasor después de haber combatido por tres horas, tuvo que incendiar los bosques vecinos, para hacer retirar a los restos de los cien espartanos que defendieron su pátrio suelo.

Ya verá Chile la desproporción numérica de bolivianos que ha tenido a su frente y cómo defienden ellos su suelo natal, disputándolo al plomo y las llamas, con un valor imprudente, propio de los tiempos heroicos; valor que no deseamos se repita sino cuando llegue el caso de combatir, aun cuando no sea con fuerzas iguales, al ménos en proporciones mas prudentes.

Y aunque apenada nuestra alma por las desgracias de que ha sido víctima cómoda ese puñado de valientes de Calama, les enviamos nuestras mas entusiastas felicitaciones, porque han merecido bien de la Patria.

Sus nombres serán repetidos de uno a otro estremo de la República, para que sirvan de modelo a los que marchan a vengarlos.

Salud, pues, héroes de Calama.
Salud patriota Ladislao Cabrera y valientes restos de Calama.

Loor eterno a los mártires de la patria Eduardo Abaroa, Carlos Sjegren y Abdón G. Jurado, cuyos nombres quedarán grabados en el corazón de las generaciones futuras, para quienes tenemos que asegurar la integridad de la patria a costa de cualquier sacrificio.

Bolivia, que tiene confianza en la justicia de su causa, ya comprende cuál es su pujanza delante del menguado chileno.

Marchen adelante los bolivianos; porque no se dejará esperar la victoria que les está deparada.


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"El Comercio". Año II n° 189. La Paz de Ayacucho, miércoles 9 de abril de 1879.

Saludos
Jonatan Saona

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