Anécdota entre un capellán y un sargento chileno
(Párrafos tomados del artículo "Guerra del Pacífico: Los Capellanes y su labor evangelizadora" de Paz Larraín Mira).
"...Benjamín Vicuña Mackenna, quien cuenta que en la noche anterior a la Batalla de Tacna los soldados poco durmieron.
Muchos oraron. Nadie tuvo miedo. Los capellanes del Ejército, sentados en la arena o en sus recados de montar, escuchaban las últimas confidencias de los que llevaban en su corazón el presentimiento de la muerte.
Pero a veces lograr que un soldado se confesara no era tarea fácil, ahí debía intervenir la astucia del sacerdote. Mauricio Cristi nos cuenta la siguiente anécdota:
"...En el campamento de Arica un sargento estaba gravemente herido y decía que no se confesaba porque él, como Santo Tomás, no creía ni en el cielo ni en el infierno porque no los había visto.