18 de octubre de 2020

Autopsia de Palacios

Enrique Palacios
La autopsia de Enrique Palacios

"El que suscribe Dr. en medicina y cirugía, encargado por S. E. el Presidente Director de la Guerra para reconocer a bordo del vapor Coquimbo de la Compañía inglesa el cadáver del Teniente 2do. de la Armada Nacional D. Enrique Palacios, muerto en la bahía de Iquique a bordo de dicho vapor el 22 del actual, a consecuencia de las heridas recibidas en el heroico combate sostenido por el Huáscar contra la Armada chilena el 8 del actual certifica:

Que en dicho cadáver se notan visiblemente las siguientes heridas por armas de fuego: en la cara, extendiéndose desde la comisura de los labios a la región mesenterina izquierda y recorriendo un espacio de cuatro traveses de dedo, aún se notan los puntos de sutura hechos ligeramente sobre la herida.

En la región pectoral derecha y en vía de cicatrización una de una circunferencia cuyo diámetro mide un centímetro. En la región pectoral izquierda y comprometiendo el músculo pectoral, otra herida cuyo diámetro mide dos centímetros.

Al nivel de la región pectoral, y siguiendo la dirección de la axila, por cuya cavidad se ha dado paso al proyectil, se encuentra otra cuyo diámetro mayor mide dos y medio centímetros.

En la región interna y media del muslo izquierdo se encuentran tres heridas, y una de ellas se comunica con una herida que existe en la región derecha del muslo y que es la abertura de salida del proyectil que entró por una de las heridas de la región interna, respetando los vasos gruesos de esta región.

En la región anterior del muslo izquierdo, dos heridas en vía de cicatrización.

En la región anterior de la pierna derecha una herida superficial ya cicatrizada.

En la región plantal e interna del pie izquierdo, siguiendo una dirección de arriba abajo y de dentro afuera, cortando los músculos de esta región y los tendones de los extensores comunes de los dedos; presentaba esta herida un aspecto que indica que el proyectil en su movimiento tenía uno de rotación sobre su eje.

En la mano izquierda dos heridas pequeñas, en la región dorsal y una en el dedo índice que dejó abierta la articulación de la tercera falange. 

En el dorso de la mano derecha se encuentra una quemadura de tercer grado. 

Diseminadas en el resto del cuerpo se encuentran otras heridas ya cicatrizadas y de poca consideración. 

Después de este reconocimiento y de haber acondicionado convenientemente el cadáver, inyectado ya en Iquique por orden Suprema, queda en una caja para poder ser conducido. 

Tratando de tomar algunos datos que me hicieran conocer las causas determinantes de la muerte del Teniente Palacios; he venido a deducir por los informes particulares sobre los síntomas que se presentaron antes de su fallecimiento, que dichas causas corresponden al cuadro sintomatológico de tétanos traumático y que ha sido consecutivo a las heridas hechas en la mano y el pie. 

Los informes particulares a que me refiero, han sido corroborados por el Sr. Dr. Clemente, médico de uno de los buques de S.M.B. en el Pacífico, y que con la mayor asiduidad ha asistido al señor Palacios a bordo del Coquimbo desde Antofagasta hasta Iquique, donde tuvo lugar dicho fallecimiento. 

Arica, Octubre 24 de 1879. 
Eduardo Sánchez Concha."


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Texto tomado de la "Revista del Instituto de Estudios Histórico Marítimos del Perú", Lima, 1981. p 68 y 69.
Imagen: Cuadro de Enrique Palacios, pintado por Josué Valdez Lezama

Saludos
Jonatan Saona

1 comentario:

  1. Parece mas bien un examen visual del cuerpo del teniente E. Palacios, con detección de sus heridas, pero no una autopsia en que el cuerpo es abierto y examinado en cada una de sus partes. Las heridas circulares en el tórax y muslos que se hacen constar, son descritas durante su atención de urgencia el mismo 8 de octubre como "heridas de bala de fusil". Que eran de plomo sin encamisado y 11 mm. en el caso de los fusiles Kroptscheck y ametralladoras de ambos blindados chilenos.
    Así, pareciera mas probable que Palacios hubiera fallecido del daño anatómico terrible que deben haber producido en sus órganos internos del tórax esas balas que se deformaban con el impacto. Un neumotórax debe haberse producido allí, casi con certeza. Aunque, habiendo sobrevivido a aquello, la sepsis debe haberse presentado, incontenible, y sin medios en la época para contenerla. Todavía ni se inventaba la palabra antibiótico. El "tétanos traumático" a que alude el informe, seguramente debe corresponder a la septisemia que se diagnostica hoy. Una pena, porque ese valiente merecía vivir. Habría sido, si es que no lo fue en vida, un líder y un gran aporte a la Armada de su país.

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