"El asalto de Pisagua —presentido por los marinos extranjeros de la Thetis y la Turquoise y calificado por ellos como un segundo Sebastopol— dio a las fuerzas expedicionarias la llave del desierto.
Mientras algunos de nuestros compañeros de armas llevaban a cabo esta empresa, a nosotros (Esmeralda) se nos dejaba con el Santiago de guarnición en Antofagasta, listos para partir a la primera señal.
Los detalles del combate nos llegaron poco a poco. La lucha allí había sido terrible. Protegidas por los fuegos de la escuadra, nuestras tropas habían necesitado escalar alturas formidables, recibiendo a pecho descubierto el fuego mortífero de la altura.
Los zapadores y el Atacama tuvieron que sostener lo más recio del combate. Nuestros botes de desembarco debían luchar no sólo contra las balas sino también contra las rompientes y contra el embate de las olas arremolinadas. Los asaltantes, con el agua hasta la cintura, avanzaron sin embargo, impertérritos, tocaron la orilla y se precipitaron sobre las rocas.
Horas después Pisagua, sus aguadas y su ferrocarril quedaron en poder de los nuestros..."
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Del Solar, Alberto. "Diario de campaña: recuerdos íntimos de la Guerra del Pacífico, 1879-1884". París, 1910.
Saludos
Jonatan Saona
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