21 de enero de 2023

Circular de GyG.

Aurelio García y García
Circular del Secretario General, Aurelio García y García

Secretaría General. 
Canta, Enero 20 de 1881.

Excelentísimo señor Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Salvador, Decano del Cuerpo Diplomático acreditado cerca del Gobierno del Perú. - Lima.

Señor Decano:
Después de la batalla de Chorrillos, que tuvo lugar el 13 del presente mes, entre la parte del ejército nacional que defendía aquella línea y las fuerzas invasoras de Chile, ordenó S. E. el Jefe Supremo de la República el repliegue del ejército sobre las posiciones de Miraflores, que eran además los cantones de las reservas de Lima.

En la mañana del 14 se presentó al frente derecho de nuestra línea un parlamento chileno, acompañando al señor Coronel D Miguel Iglesias, Comandante en Jefe del primer cuerpo de ejército peruano, á cuyo Coronel habían hecho prisionero en la batalla del día anterior. El objeto de dicho parlamentario fué pedir el paso del Coronel Iglesias quien, bajo palabra de honor, venía cerca de S. E. el Jefe Supremo con una misión del señor General Baquedano.

Concedido esto, el Coronel Iglesias dió á S. E. conocimiento de su encargo, que se reducía á averiguar si por parte del Perú se oirían proposiciones de paz. La repuesta afirmativa de S. E. abría ancho campo a toda negociación, puntualizando, además, el Jefe Supremo que esas proposiciones podían hacerse por escrito ó bien verbalmente por medio de un negociador debidamente autorizado. Con esa leal contestación, regresó al campamento enemigo el citado Coronel Iglesias.

Dos horas después llegaba a nuestros puestos avanzados un segundo parlamentario y con él el Jefe chileno, señor Guillermo Lira Errázuriz, que fué introducido al Cuartel General de S.E. el Jefe Supremo. Delegado el que ahora tiene el honor de dirigirse á V. E. para entenderse con el comisionado referido, oyó las proposiciones de que venía encargado éste, y que se concretaban únicamente a la desocupación inmediata de Miraflores, para situar allí el ejército chileno, demanda que fijaba como condición prévia é inmutable para comenzar la discusión.

Siendo Miraflores el apoyo de nuestra ala derecha y el punto dominante de esa segunda línea de defensa, tal pretensión equivalía á exigir una victoria completa, sin esfuerzo ni pérdida de ningún género. Observaciones parecidas, y otras muchas pertinentes al caso, y que por no ser difuso omito especificar , no fueron suficientes para modificar en lo menor las ideas del comisionado chileno, cuyas instrucciones se dirigían evidente mente á ese único propósito, llegando hasta rechazar la pro puesta de un corto armisticio , que enuncié como recurso para discutir libres de la excitación natural de la reciente lucha que habíamos sostenido y al frente de la nueva á que nos hallábamos próximos. Ante la imposibilidad que se creaba para un acuerdo, pusimos término á ese fingido negociado de paz.

Fué entonces que principió la amistosa intervención del Honorable Cuerpo Diplomático acreditado en el Perú, iniciada por una comisión de su seno, compuesta de V. E. y de los honorables señores St. John y De Vorges, que, acercándose á S. E. en Miraflores, inquirieron de él si el Perú aceptaría su amistosa mediación, que desde luego ofrecían y deseaban poner en práctica, solicitando al propio tiempo el trasladarse al campamento enemigo.

Tan digna como benévola actitud será siempre motivo de reconocimiento para el pueblo y Gobierno peruano. Las facilidades que para comunicarse y después llegar al Cuartel General chileno encontraron los honorables señores Ministros que en representación de todos sus colegas se acercaron á S. E. el Jefe Supremo, son á V. E., como miembro que fué de esa comisión, perfectamente conocidas y es por lo tanto inútil el memorarlas.

Pero es sí indispensable recordar, pues ello interesa al prestigio de tan ilustres Representantes, al de los países amigos del Perú, en cuyo nombre obraban, y al honor militar, que es uniforme en todas las Naciones civilizadas, que abiertas las negociaciones de paz por la intervención amigable del Honorable Cuerpo Diplomático, recibió S. E. el Jefe Supremo, de boca de V. E. y de los honorables Ministros de la Gran Bretaña señor Spencer St. John y de Francia señor De Vorges, la seguridad dada por el General chileno señor Baquedano, y aceptada por él en la misma forma, de que ningún acto de hostilidad se ejercería hasta las 12. p. m. del sábado 15, tiempo que fijaba, además, aquel General, para recibir una contestación a las bases de paz, declaración que según las leyes de la guerra constituía un verdadero armisticio.

A pesar de tan solemne compromiso, la escuadra chilena, desde las primeras horas del 15 se formó en línea de ataque en número 14 buques, frente á Miraflores; y el ejército, por su lado, avanzó en línea de batalla sobre nuestro frente, estrechando la distancia hasta 1,800 metros, situando convenientemente su artillería y tomando ventajosísimas posiciones, que no podría haber logrado sin grandes sacrificios.

De estos aprestos y movimientos, que eran una falta á lo estipulado, recibía repetidos partes S.E. el Jefe Supremo á presencia de los señores Almirante Stirling, de la flota británica en el Pacífico; Du Petit Thouars de la francesa; comandante de la corbeta "Cristóbal Colón", jefe de la estación italiana; y de otro comandante de una nave inglesa, todos los que habían ido á ofrecer su acción humanitaria y amigable; pero como esos partes concurrían con la reunión en los salones de la casa de residencia del Jefe Supremo en Miraflores, de todos los miembros del Cuerpo Diplomático, fué imposible á la lealtad del Jefe Supremo el admitir que, bajo las excepcionales circunstancias, se pretendiera consumar un acto de perfidia, que es dudoso encuentre semejante aún entre las tribus semisalvajes del África ó de la Araucanía.

Mientras tanto así sucedió, recibiendo como primer anuncio, tanto S. E. como los señores Almirantes y Comandantes, que en ese momento estaban en su compañía, las nutridas descargas que arrojaron simultáneamente a la 1y 30 p. m. el ejército y escuadra chilena sobre Miraflores y sobre nuestra ala derecha, dándose principio á la batalla del Sábado 15, de cuyo origen aleve han sido testigos, con eminente peligro de sus vidas, V. E., sus honorables colegas y los señores Almirantes y Comandantes nombrados, así como también los oficiales de las armadas de los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña é Italia, agregados á nuestro Estado Mayor.

Los soldados de una Nación que como Chile, acaba de hacerlo, con muchos de nuestros jefes y oficiales prisioneros, fusilan, á éstos fría y cobardemente, asesinan a nuestros heridos inermes en el campo de batalla é incendian en su totalidad, y después de ocupar á poblaciones como Chorrillos, Barranco y Miraflores, tenían, siguiendo esa lógica fatal de la barbarie, que saltar por encima de todo respeto moral y compromiso militar.

Dejar constancia oficial de la autenticidad de estos hechos, es el objeto de la presente comunicación, que he recibido órden de S. E. el Jefe Supremo para dirigir á V. E., rogándole dé copia de ella á todos sus honorables colegas del Cuerpo Diplomático, para quienes es común.

Con sentimientos de toda consideración y estima, soy de V. E. atento y obediente servidor.
AURELIO GARCIA Y GARCIA.


******************
"Mensaje del Excelentísimo Jefe Supremo de la República del Perú, Sr. D. Nicolás de Piérola a la Asamblea nacional de Ayacucho". Panamá, 1881.

Saludos
Jonatan Saona

3 comentarios:

  1. Cabe asentar, como premisa básica, que las líneas más avanzadas chilenas hacia la posición de Miraflores fueron ubicadas allí el día 14 de enero. Incendiando Barranco, de paso, para evitar nuevos desmanes e infracciones a la disciplina, como había ocurrido en Chorrillos. Tal línea avanzada estaba constituida por una fracción menor de la 3a división (Lagos). Acordado que fue el alto el fuego, Baquedano ordenó que el resto de esa división se le incorporara, sin exceder la línea más avanzada. Aquello ocurrió solo parcialmente, porque el batallón Bulnes, que debió formar en la 2a brigada de esa división, estaba enterrando muertos de la batalla del día anterior. Y el Aconcagua (igualmente en la 2a brigada) se retrasó por motivos que nunca han sido explicados. También se hizo avanzar a la artillería de campaña hasta una posición detrás de la 3a División, de tal forma de ser protegida por ésta en la batalla que, de no prosperar el armisticio y sus tratativas de paz (con vencimiento a la medianoche del día 15.01.81) debería iniciarse con un asalto a las líneas peruanas en la madrugada del 16.01.81. En la oscuridad de la madrugada, para evitar en lo posible mayores bajas en la infantería.
    Los movimientos ordenados por Baquedano, en consecuencia, fueron aprestos para esa segunda batalla planificada para el día 16, sin que sus tropas sobrepasaran las líneas más avanzadas del día 14. Próximas a Barranco, aproximadamente.
    Lo mismo hizo el alto mando peruano: trasladó a sus tropas que mantenía en El Callao hasta su línea de Miraflores durante el mismo período. Buenas tropas, que dieron una dura pelea en la batalla del día 15.
    Tal como confirma el mismo "relato de Sturrock" recientemente publicado en este blog, la batalla de Miraflores se gatilló por la decisión de tropas peruanas de hacer fuego contra la comitiva de Baquedano que, imprudentemente, recorría el frente para estudiar la posición que daría a las divisiones 1a (Lynch) y 2a (Sotomayor) ese día 15, cubierto por la oscuridad, para la proyectada batalla del día 16.
    Ambas partes, como sabemos, se acusaron mutuamente de violación del armisticio y de la palabra empeñada. Pero como las chilenas (solo la 3a división, incompleta) se ubicaban a campo abierto al momento de estallar la batalla, sufrieron un altísimo número de bajas en la primera hora de combate. En reacción a aquello, y con la consigna de "traición" en la mente, sumado a la risa roja producto de la excitación del combate, se procedió con singular dureza contra el enemigo en lo que siguió de la batalla, repasando a muchos que quizás pudieron salvar la vida, solo heridos.
    La nota de Piérola al cuerpo diplomático en Lima, suscrita en su nombre por el secretario Aurelio García y García, selló el destino político del jefe supremo en la GDP. Su texto injurioso motivó que las autoridades chilenas se negaran a cualquier tipo de negociación con el citado en lo futuro, motivando con ello la elección de García Calderón y todo lo que ya conocemos.

    ResponderBorrar
  2. Aurelio García y García participo en la compra corrupta de los monitores de rio Manco Capac y Atahualpa, este personaje es un vulgar ladron

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Nicolás de piorala es el más grande traidor del Perú

      Borrar