11 de agosto de 2022

Antonio Rodríguez

Antonio Rodríguez R.
Coronel Antonio Rodríguez Ramírez
(1883 a 1886 y 1888 a 1889)

Figura de singulares relieves en el Ejército y en las actividades políticas como autoridad, durante muchos años, fue el Coronel de Caballería don Antonio Rodríguez Ramírez. A su recio temperamento de soldado unió sentimientos humanitarios que puso a prueba en diversas oportunidades en los cargos de la función pública que desempeñara. Hombre de ponderado trato social, destacó por su espíritu estudioso y observador que supo fundamentar con una sólida cultura. Su foja de servicios lo acredita como un soldado de comprobada lealtad y recta disciplina, valiente y arrojado, fiel cumplidor de sus deberes profesionales y cívico. Pero, donde destaca el Coronel Rodríguez Ramírez su vida abnegada y de sacrificios constantes, es en la forma ostensible y devota con que se enciende la llama de su patriotismo. La Patria ante y sobre todo.

Fue uno de esos bravos, uno de los tantos heroicos soldados peruanos que a pesar de sus sobresalientes méritos yacen en el olvido en espera muda de que sus cenizas sean glorificadas, porque se esforzaron en darle a la Nación que oscilaba para robustecer su nomenclatura gubernativa, lo mas puro y ardiente de su corazón y lo mas grande y valedero de su espada que brillara en cien combates con bizarría y con honor.

El Coronel Antonio Rodríguez Ramírez nació en Lima el 13 de julio de 1816. Perteneciente a una familia distinguida cursó los estudios correspondientes para ingresar después con magníficas notas a la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de San Marcos.
El año de 1832 ingresó como Cadete de Caballería a la Escuela Militar que dirigía el entonces Teniente Coronel don Manuel Ignacio de Vivanco, años más tarde General y Presidente de la República.

El año de 1834, transcurridos dos años de cursar sus estudios profesionales siguiendo la carrera militar que abrazó sin vacilaciones, llevado de su innata vocación, egresó de la Escuela Militar para incorporarse al Ejército recibiendo su bautismo de fuego en el combate de Huaylacucho, en el que resultó herido.

Estuvo presente en el famoso abrazo de Maquinguayo que cesaron las hostilidades entre las fuerzas adversas al Gobierno y las fuerzas gubernativas, para tomar parte posteriormente en los combates de Agua Salada, de Gramadal, de Uchumayo, y en la batalla de Socabaya, año de 1836, acción en la que ostenta el grado de Teniente del Regimiento de Coraceros, a órdenes del General don Felipe Santiago de Salaverry, batalla ésta de Socabaya en la que resulta gravemente herido de un lanzazo.

Prisionero en Arequipa del General Andrés de Santa Cruz, y desterrado luego al Ecuador, regresa al Perú con el General don Domingo Nieto para incorporarse a las tropas que combatían a la Confederación, y al ponerse a las órdenes del mismo General Nieto, actúa decididamente en la batalla de Guia, año de 1838, en la que resulta nuevamente herido. Repuesto de estas heridas, aún convaleciente, ingresa a filas para hallarse presente el año de 1839 en la batalla de Yungay, que termina con la Confederación, batalla de Yungay que es una victoria en especial de las disposiciones del General don Ramón Castilla, que detuvo la orden de retirada que había dispuesto el Comandante del Ejército General don Manuel Bulnes.

El Coronel don Antonio Rodríguez Ramírez concurre a la batalla de Ingavi el año de 1841 sirviendo a las órdenes del General don Ramón Castilla.

Forma parte, después del desastre que significara para las armas nacionales la batalla de Ingavi, de las fuerzas que organizara el General don Ramón Castilla contra el Gobierno del General J. Rufino Echenique, y al mando de un Pelotón de Caballería, asalta y toma por sorpresa la plaza de Jauja, en donde se encontraba acantonada una División enemiga, cayendo en su poder gran cantidad de material de guerra y un considerable número de prisioneros; pero, fatalmente, resultó gravemente herido en la acción. El General Castilla lo felicitó y lo ascendió a la clase de Teniente Coronel en recompensa a su valor.

El Coronel Rodríguez Ramírez también estuvo entre los bravos que actuaron en la campaña contra el Ecuador en 1858. A su regreso, tomó parte en el sitio y toma de Arequipa, desempeñando un brillante papel al frente del Regimiento "Húsares de Junín”. A poco sonó el clarín de la guerra. La Escuadra Española amenazaba bombardear el Callao. Allí estuvo nuestro biografiado en el famoso Combate del 2 de Mayo de 1866, que llenara de gloria una de las páginas de nuestra Historia Patria. El Coronel Rodríguez actuó en el fuerte de Santa Rosa, y su actitud en el combate está consignado en los partes oficiales habiéndose hecho acreedor al elogio de su valor “nunca desmentido”.

Durante los años de 1868 y 1869, el Coronel Rodríguez desempeñó las Prefecturas de Ica y de Arequipa, posteriormente la Prefectura de Lima en los años de 1871 y 1872, y por último la Prefectura del Callao en los años de 1878 y 1879. La ciudad de Arequipa le otorgó una medalla de oro en recompensa a los beneficios de su autoridad pues la población quedó casi en escombros a raíz del terremoto de ese año, y se reconstruyó en gran parte debido a su actividad y a su buena administración. En uno de los portales de la ciudad mistiana se exhibía un pequeño busto del Coronel Rodríguez en un grupo que lo componían, además, el Alcalde y el Obispo.

El Coronel Rodríguez Ramírez fue Edecán de los Presidentes de la República don Ramón Castilla y don José Balta respectivamente.

Asistió a los bombardeos del Callao y de Arica en la infausta guerra con Chile, permaneciendo después a órdenes del Contralmirante don Lizardo Montero en la ciudad de Arequipa. Fue Jefe de Estado Mayor del Ejército del Centro bajo las órdenes del General don Andrés Avelino Cáceres, el Brujo de los Andes, concurriendo a las acciones de armas en la sierra del centro libradas en los años de 1884 y 1885.
Así mismo fue Presidente de varias Juntas Calificadoras, y durante varios periodos fue elegido Presidente de la Sociedad Fundadores de la Independencia y Vencedores el 2 de Mayo.

Incorporado al Cuerpo General de Inválidos, este gallardo soldado de la Patria, falleció en noviembre de 1907, a los 91 años de edad, con la resignada y orgullosa satisfacción a la vez de haber sabido cumplir con su deber en su larga existencia como peruano y como soldado.

Coronel Néstor Gambetta.


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"Reseña Histórica de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores el 2 de mayo de 1866 y Defensores Calificados de la Patria. En el primer centenario de su fundación". Lima, 1957.

Saludos
Jonatan Saona

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