Combates de Marcavalle y Pucará, según Cáceres
"En la tarde del 8 de julio levanté el vivac y marché al asalto de las posiciones de Marcavalle, dispuesto para la mañana del día siguiente.
Tras una marcha nocturna, emprendióse el ataque a las cinco de la mañana del día 9. Para ello dispuse que el coronel Secada avanzara sobre las posiciones enemigas con el batallón Tarapacá, cuatro piezas de artillería y algunas bandas de guerrilleros; al coronel Tafur le Ordené ganar las alturas, con la 2a división y dos columnas de guerrilleros. Yo, con los batallones Zepita, Izcuchaca, el escuadrón Escolta, cuatro cañones de ánima lisa y mis ayudantes, situéme en las alturas de la derecha, sobre el flanco del enemigo. Por la izquierda mandé a los coroneles Carrera y Gálvez para que con sus guerrilleros interceptaran al enemigo el camino hacia Pucará. La Columna de Voluntarios de Izcuchaca fué por las alturas, a situarse entre Pucará y Zapallanga, con la misión de establecer la incomunicación con Huancayo, donde se hallaba el grueso de la división chilena.
Rotos los fuegos por el batallón Tarapacá, no tardaron en seguir los de las alturas. Comenzó a funcionar la artillería y empeñóse el combate por corto tiempo. La 4a compañía del batallón Santiago, que ocupaba Marcavalle, viéndose flanqueada, emprendió precipitada fuga.
Perseguidos los chilenos por dos compañías del Tarapacá, fueron empujados hasta Pucará, donde se unieron a las otras compañías de su batallón y volvieron a oponer resistencia. Aquí cayeron sobre ellos las guerrillas mandadas por Carrera y Gálvez, al mismo tiempo que eran estrechados de frente por el resto de nuestras tropas. Desalojados nuevamente de Pucará, los perseguimos hasta el pueblo de Zapallanga. Las pérdidas sufridas por el chileno fueron de consideración.
Entre muertos y heridos pasaron de 300. Dejaron en nuestro poder 200 fusiles y sus municiones, la caja del cuerpo, una bandera, vestuario, calzado, caballos, pailas y muchos otros despojos de guerra, quedando el batallón Santiago completamente destrozado.
Los numerosos muertos que dejaron fueron enterrados al día siguiente por nuestra tropas; entre ellos se encontraban un jefe y cinco oficiales, para quienes dispuse se les diera sepultura especial, rindiéndoseles los honores correspondientes."
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Cáceres, Andrés A. "La Guerra entre el Perú y Chile, extractos de Memorias de mi vida militar" Madrid, 1924.
Saludos
Jonatan Saona
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