5 de febrero de 2021

José Francisco Vergara

José Francisco Vergara
Coronel de Guardias Nacionales José Francisco Vergara Echevers

Este político chileno, que actuó en la Guerra del Pacífico, como Oficial Superior y luego como Ministro de Guerra en la Campaña, lo hizo motivado por su calidad de político entusiasta en el manejo de las armas, mas que por una vocación acendrada hacia la disciplina y los principios jerárquicos de la Institución.

José Francisco Vergara Echevers nació en Talca en 1834 y fueron sus padres don José María Vergara, hombre influyente en la política de ese tiempo e Intendente de un período en la Provincia de Colchagua y doña Carmen Echevers. Alumno distinguido en los establecimientos en que estudió, especializó sus conocimientos en matemáticas y se tituló de Ingeniero en 1866. Como tal, trabajó en la construcción del ferrocarril de Valparaíso a Santiago.

“Joven ingeniero ayudante y después subcontratista en la construcción del ferrocarril de Valparaíso a Santiago, Vergara había pasado muy temprano de la estrechez en que la guerra de la emancipación sumió a su familia, al desahogo  y por su matrimonio con la heredera de Viña del Mar, a la opulencia, en años de honda crisis y de pobreza general”.

En su juventud fue un fogoso radical y en el Club de la Reforma se escucharon sus encendidos discursos político, cuando contaba con algo más de treinta años, Fue periodista y fundó en Valparaíso el periódico “El Deber”, cuya dirección y redacción tomó a su cargo. Entre los años 1876 y 1877, permaneció en Europa y a su regreso, retomando el hilo político, se presentó y salió elegido Diputado radical por Ancud.

Al poco de estallar la Guerra del Pacífico en 1879, fue designado por el Presidente de la República don Aníbal Pinto, como Secretario del General en Jefe, General de División don Justo Arteaga. Vergara ocupó ese puesto en “calidad de hombre de confianza del Presidente y para que influyera en las decisiones de Arteaga”.

Según el Señor Encina, Vergara tenía gran inteligencia y preparación militar, lo que había causado la ojeriza de los hombres de armas. Pero la verdad es que, dado su carácter difícil, tuvo profundos choques con el General Arteaga e incluso cometió la deslealtad de informar al Presidente Pinto sobre los asuntos de la guerra, en cartas privadas, desconociendo la legítima autoridad del Comandante en Jefe.

Integrado al Ejército como Teniente Coronel de Caballería, consiguió que el nuevo General en Jefe. Erasmo Escala, le diera participación directa en la campaña. Impulsivo y valiente, Vergara participó en la campaña de Tarapacá ofreciéndose para efectuar los reconocimientos después del desembarco de Pisagua. Con sus fuerzas rechazó las avanzadas de exploración peruanas y bolivianas en la Pampa de Germania y contribuyó a descorrer el velo de incertidumbre en que se encontraba el comando chileno, luego de tocar tierra en la costa del Departamento de Tarapacá. Después de Dolores se le encomendó el reconocimiento de la Quebrada de Tarapacá; donde se sabía el enemigo se había retirado, luego de la jornada del 19 de noviembre. Su falta de impulso para acercarse el enemigo y confirmar su número y colocación en el terreno, fueron una de las causas de la apreciación errónea del Coronel Luis Arteaga y, en mucha parte, del descalabro chileno de Tarapacá.

Ascendido a Coronel de Guardias Nacionales, en cumplimiento del deseo del Presidente Pinto, el nuevo Comandante en Jefe. General Baquedano hubo de confiarle el mando de la caballería para realizar una operación contra las fuerzas guerrilleras del Coronel Albarracín, cubano al servicio del Perú. Este, rehuyendo el combate, consiguió desgastar a los chilenos y la operación resultó m uy exitosa. Baquedano sintió un enorme disgusto por el desenlace y antes de la Batalla de Tacna, alejó del mando a Vergara.

Disgustado con la resolución de Baquedano, Vergara viajó a Santiago. Desde Iquique envió el famoso telegrama que alarmó el Gobierno y en el cual tergiversaba los hechos, movido por su carácter apasionado. Este telegrama cuyo alcance fue exagerado, llevó a los chilenos a convencerse que Tacna había sido un desastre similar al de Tarapacá. Pero la verdad era otra y el parte oficial de Baquedano puso las cosas en su lugar.

Habiendo fallecido el Ministro Rafael Sotomayor en Las Yaras, el 20 de mayo, el Presidente Pinto nombró a Vergara como su sucesor.

En su carácter de Ministro de Guerra en Campaña, Vergara tomó parte en las deliberaciones que se realizaron en las Conferencias de Arica, por iniciativa de Estados Unidos y de otros países europeos para buscar la paz, en octubre de 1879.

Después de las victorias de Chorrillos y Miraflores y de la ocupación de Lima, enemistado con el General Baquedano y con el Almirante Riveros, Vergara propuso y obtuvo de Pinto que el Ejército regresara a Chile y que la Escuadra fuera desguazada en Valparaíso. Las consecuencias de estas medidas, hicieron que se prolongara la guerra y que Chile negociara con Argentina el Tratado de 1881, en condiciones de inferioridad naval.

“La guerra del 79 despertó en el sibarita señor de Viña del Mar, la vocación guerrera que estaba dormida en su sangre y una poderosa imaginación militar sin precedentes en nuestra historia. Vergara no carecía de conocimientos militares, como se ha afirmado por distracción; como dijimos, la estrategia y la táctica habían sido su hobby desde la juventud. De lo que carecía era de la práctica y de la experiencia de guerra y del comando.. y sin embargo logró adentrarse en la opinión de los Presidentes don Aníbal Pinto y don Domingo Santa María, hasta haberse querido imponerlo como General en Jefe del Ejército de Operaciones durante el conflicto de 1879.

El año 1882 fue elegido senador por Coquimbo y reelegido para un segundo período, en 1885.

El 2 de enero de 1886, una convención de independientes, liberales y radicales se reunió en Santiago para buscar un candidato a la presidencia de la República, que reemplazara en el cargo a don Domingo Santa María. La Asamblea, presidida por don Víctor Lamas, no se puso de acuerdo sobre la proclamación del candidato y luego de una serie de nombres que se barajaron y de la negativa del Partido Conservador para secundar los planes de los convencionales, éstos proclamaron, el 6 de enero, a don José Francisco Vergara, candidato a la Presidencia de la República. Su elección llenó de indignación a Santa María, cuya actuación en la Primera Magistratura había sido vapuleada por Vergara desde los sillones del Senado y lo inclinó hacia don José Manuel Balmaceda.

Durante el período en que su nombre apareció como candidato, Vergara esgrimió la pluma con bastante acierto, escribiendo sus Cartas Políticas, que firmaba con el seudónimo de “Severo Perpena” y que eran leídas con avidez por el público, Su talento natural y su ilustración vinieron en su ayuda y sus escritos se difundieron profusamente entre los lectores de su época.

Pero el apoyo oficial que Santa María dispensó a don José Manuel Balmaceda lo hicieron desistir de llegar a las urnas, renunciando a su postulación.

La elección de Balmaceda lo llevó a retirarse de la vida política y regresó a Viña del Mar para dedicarse a negocios privados y a la administración de sus propiedades y las de su familia.

Gran benefactor de la naciente ciudad de Viña del Mar, José Francisco Vergara dejó una huella indeleble de su permanencia en esta localidad, donde fue uno de los mayores impulsores del Cuerpo de Bomberos de Viña y de Val paraíso, Perteneciente a las Logias Masónicas desde su juventud y habiendo alcanzado el más alto grado y sido Gran Mestre, ejerció influencia en él pensamiento masónico y en el desarrollo intelectual de la región. Su obra se manifestó en numerosos adelantos locales y su residencia fue punto de reunión de lo más valioso de la intelectualidad de Viña del Mar.

José Francisco Vergara. sin dudas un patriota inteligente y dinámico, a pesar de su carácter difícil y poco amigo de la disciplina, es recordado como uno de los grandes benefactores de Viña Mar, ciudad en la que falleció el 15 de febrero de 1889, a la edad de 55 años 



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Estado Mayor General del Ejército. "Galería de hombres de armas de Chile" Tomo II. Santiago.

Saludos
Jonatan Saona

1 comentario:

  1. Gregorio Albarracín no fue cubano, sino un gran patriota peruano y notable jinete, caído en combate junto a su hijo en lucha con la caballería chilena.
    El cubano Pacheco de Céspedes si estuvo al servicio del Perú durante esa guerra, y desarrolló con éxito una estrategia de guerrillas contra la ocupación chilena del departamento de Moquegua en 1880, junto al citado Gregorio Albarracín y a Leoncio Prado.

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