4 de abril de 2025

Respuesta de Irigoyen

Manuel Irigoyen
Respuesta del ministro Manuel Irigoyen a Joaquín Godoy

Ministerio de Relaciones Exteriores.

Lima, Abril 4 de 1879.

El infrascrito, Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, tuvo ayer á la una y media de la tarde, el honor de recibir la nota de esa fecha, que se ha servido dirigirle el Excmo. señor Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Chile, declarando a nombre de su Gobierno el rompimiento de las buenas relaciones de Chile con el Perú y la terminación de su misión diplomática; pidiendo en consecuencia la expedición de sus pasaportes.

La altísima gravedad de dicho documento impone al infrascrito el deber de examinar los fundamentos que en él se aducen para apoyar tan trascendental determinación del Gobierno de Chile; y así pasa a hacerlo, comenzando por manifestar á S. E. que los cargos que se quiere hacer pesar sobre su Gobierno, por las manifestaciones que el pueblo peruano ha creído conveniente hacer con motivo del conflicto chileno-boliviano, tanto por medio de la prensa, como de reuniones populares, desaparecen por completo, ante la consideración de que ellas han sido hechas en ejercicio de un derecho que las leyes acuerdan y además provocadas por la prensa y el pueblo de Chile, que desde los primeros momentos del conflicto con Bolivia y aun olvidándose de que el debate era con aquella nación, se consagraron, con marcada complacencia, á denigrar al Perú y á su Gobierno, y excitar contra ellos los mas bajos sentimientos de las masas, dando entre otros muchos resultados, el ultraje inferido en Valparaíso y Antofagasta á los consulados de la República.

La prensa peruana, por otra parte, no ha llegado á asumir nunca el tono ni la tendencia de la de Chile ni las reuniones populares de Lima y otras ciudades han dejado de ser ni por un instante, serenas é irreprochables; ni las autoridades han dejado de ser diligentes para prevenir, aunque sabían que era innecesario, hasta la posibilidad de que se llegase á inferir la mas lijera ofensa á los representantes de Chile, como le consta á S. E.

Hechas estas rectificaciones indispensables, a la nota del Excmo. señor Godoy, á que se refieren, pasa el infrascrito á tomar en séria consideración, los puntos de verdadera entidad que ella contiene.

Dice S. E. que el Tratado de Alianza que existe entre el Perú y Bolivia, que ninguna precaución ha sido bastante para mantener en secreto, obligaba oficialmente al primero á constituirse, dado el conflicto en que hoy se encuentra Bolivia con Chile, en enemigo de este, y a comprometer en su daño sus naves, sus ejércitos y sus tesoros.

No se comprende cómo S. E. se cree autorizado para avanzar semejante aseveración, siéndole perfectamente conocido desde mediados de Marzo último el carácter esencialmente defensivo y general de aquel pacto; como igualmente la obligación que le imponen las partes contratantes de emplear con preferencia todos los medios conciliatorios, para evitar un rompimiento, del derecho que cada una de ellas se había reservado para decidir si la ofensa recibida por la otra, haría ó no efectiva la alianza. Estas seguridades las recibió primero S. E. del Excmo. señor Presidente de la República y posteriormente del infrascrito; las mismas, y casi en igual fecha, debe también haber recibido directamente el Gobierno de Santiago del Plenipotenciario señor Lavalle; y ellas eran sobradamente poderosas para que Chile estimase el espíritu de conciliación y de particular deferencia que le guardaba el Perú; pues habiendo podido presentarse como aliado de Bolivia, desde el primer día en que el Gobierno de S. E. tuvo á bien ocupar con sus fuerzas el litoral boliviano, aplazó la ejecución del tratado de alianza y trabajó sin descanso y sin omitir ningún medio decoroso, por conseguir un arreglo que dejando dicho pacto sin ejecución, evitase la guerra entre tres repúblicas, por tantos títulos llamadas a vivir en la mejor armonía.

El Gobierno de S. E. parece sin embargo no haber dado crédito á mis explícitas y leales declaraciones; y se manifiesta profundamente ofendido por la existencia de una alianza celebrada no en su daño, que ha estado en su voluntad dejarla sin efecto y á lo que si no se le ha dado conocimiento textual, como se sirvió solicitar S. E., ha sido tan solo por la consideración de que estipulándose en una de sus cláusulas la reserva, hasta que ambas partes contratantes lo juzgasen necesario y lo acordaran en debida forma, no podia el Gobierno del infrascrito proceder por su propia decisión.

Tratados de este carácter y de estas tendencias, son perfectamente lícitos y convenientes, como medio de estrechar las relaciones entre dos Estados, especialmente cuando se encuentran en la situación del Perú y Bolivia; y ninguna nación puede darse por ofendida de su existencia.

No es pues justo, bajo concepto alguno, que el Gobierno de Chile inculpe al del Perú, como una medida de hostilidad preconcebida, la celebración de un tratado que no podia aplicarse a aquella nación sino en el caso de que ella misma atacara, como lo ha verificado, los derechos mas claros y mas vitales de una de las partes contratantes.

Chile no tiene tampoco por qué extrañar, ni por qué quejarse de que el Perú haya celebrado una alianza defensiva con Bolivia, pues él mas de una vez lo ha intentado, y no de una manera inofensiva y abstracta, como lo ha hecho el Perú, sino con el propósito que me abstengo de calificar, de adquirir la parte del litoral boliviano de que hoy se ha apoderado á título de reivindicación, bajo el compromiso de apoyar a Bolivia con sus naves, sus ejércitos y sus tesoros en la temeraria empresa de arrebatar al Perú Iquique y Arica hasta el morro de Sama; Chile ha solicitado igualmente en 1864, y con miras hostiles también hacia el Perú la alianza del Ecuador, y en diversas épocas y con reiteradas instancias la de una nación tan poderosa como sabia y prudente. La armonía mas perfecta, existía sin embargo entre el Perú y Chile mientras tenían lugar todas aquellas secretas negociaciones que el tiempo revelaba y comprobaba.

La afirmación hecha por S. E. de que el Gobierno del infrascrito ha comenzado á dar cumplimiento al mencionado tratado de alianza defensiva, suministrando directa aunque ocultamente, armas y municiones de guerra, carece absolutamente de fundamento, y es ofensiva á la lealtad nunca desmentida del Perú y así cumple al infrascrito declararlo.

Otra parte de la nota del señor Ministro de Chile, que el abajo firmado cree de su deber aclarar, es la que se refiere al curso que su Gobierno juzgó conveniente dar á la comunicación de S. E. de 17 de Marzo último, en la que después de hacerse cargos idénticos al de la presente, se solicitaba que el Perú declarase su neutralidad.

S. E. fué instruido oportunamente por la comunicación del infrascrito, hecha el 27 del mismo mes, de que habiendo constituido el Gobierno del Perú una misión extraordinaria y especial, precisamente encargada de tratar directamente con el gabinete de Santiago de todo lo que se relacionase con el conflicto chileno-boliviano, se le impartían las instrucciones convenientes sobre los puntos á que se contraía el aludido oficio de S. E,.

El Gobierno del Perú no se negó pues, á dar las explicaciones solicitadas, sino que se limitó simplemente con las reglas observadas en el manejo de las negociaciones diplomáticas á hacerlo, por conducto de un Plenipotenciario ad hoc, enviándole al efecto el 22 de dicho mes, esto es, el siguiente día de haber dirigido á S. E. su mencionada respuesta, las instrucciones necesarias; y entre ellas, la de dejar al Excmo. señor Fierro copia de la nota que las contenía.

El infrascrito tiene la convicción de que las explicaciones que el señor Lavalle estaba encargado de dar, habrían podido influir en el ánimo del Gobierno de Chile, para atraerlo a una apreciación mas tranquila de los verdaderos móviles que han guiado la conducta de la cancillería peruana.

Desgraciadamente y cuando las últimas comunicaciones del señor Lavalle, recibidas anteayer, hacían concebir la esperanza de que no estaban agotados todos los medios de llegar á una solución satisfactoria, han venido seguramente á imperar otros consejos en el Gobierno de S. E., que no ha juzgado siquiera conveniente dejar trascurrir el corto tiempo que era necesario para recibir las explicaciones anunciadas.

La nota de S. E. el señor Godoy termina diciendo, que el Perú ha asumido el carácter de beligerante y, que siendo incompatible con la dignidad de Chile la subsistencia de la legación que le estaba encomendada, declara terminada su misión de paz, declinando toda la responsabilidad de esta determinación en el Gobierno del Perú, que la ha hecho necesaria y pidiendo su pasaporte para dejar el país en la mas próxima oportunidad.

El Gobierno del Perú que ha hecho lealmente todos los esfuerzos que estaban de su parte para evitar esa extremidad; que si celebró un tratado de alianza con Bolivia en 1873, no pudo pensar que el Gobierno de Chile vendría a dar lugar a que ese pacto se hiciese efectivo respecto de él; que si ha hecho aprestos bélicos, no les ha dado otro carácter que el de la mas elemental de las precauciones que podría exigir su seguridad justificada hoy por desgracia; el Gobierno del Perú, en fin, que hasta el último momento ha trabajado por evitar la guerra, se da por notificado de la terminación de la misión de paz de S. E. el señor Godoy.

La conciencia pública de todas las naciones que ha comenzado ya á pronunciar sus fallos inapelables para condenar la violación del derecho de gentes consumada por Chile, al revisar la desmembración del territorio de una nación americana, es de esperar que sea también propicia al Perú en la guerra que se le declara. -Sobre todo, la nación entera rodeará debidamente á su Gobierno.

El infrascrito termina esta comunicación remitiendo á S. E. el señor Godoy el pasaporte pedido y reiterándole una vez mas, como tiene la honra de hacerlo, las expresiones con que es de S. E. muy atento servidor.
M. IRIGOYEN.

Excmo. señor Joaquín Godoy Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Chile.


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Irigoyen, Manuel. "Memoria que el ministro de Relaciones Exteriores presenta al Congreso Extraordinario de 1879, sobre el conflicto suscitado por Chile contra las repúblicas del Perú y Bolivia". Lima, 1879.

Saludos

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