1 de febrero de 2019

Belisario Zañartu

Velisario Zañartu
Don Belisario Zañartu
Teniente Coronel

I.
Así  como el primero en sucumbir, en los agrestes médanos que coronan i entristecen la solitaria quebrada de Tarapacá, fué el valeroso 2.° jefe del batallón Chacabuco, en la carnicera batalla del 27 de noviembre de 1879, así cumplióse el destino de su segundo jefe en la porfiada i reciproca matanza que se llamó el asalto del morro Solar en 1881. El teniente coronel don Belisario Zañartu, antiguo zapador, cayó en aquella áspera falda escoltado por seis de sus capitanes i cerca de trescientos de sus soldados que él mismo con raro tesón había formado en los campamentos.

II.
Fué el comandante Zañartu un oficial adornado de notables dotes militares, al punto de que el famoso estadista peruano don Manuel Pardo, adivinándolo con su ojo de águila cuando en 1878 le tratara, siendo simple capitán de zapadores en los bosques araucanos, díjonos de él poco antes de morir ambos, que aquel subalterno estaba llamado a ser uno de los jefes mas sobresalientes del ejército de Chile (1).

(1) Pardo nos manifestó esta opinión a su vuelta del sur en 1878.

Nacido en la ciudad de Concepcion en 1848; educado en un liceo; trasladado a Chillán por sus padres que pertenecían a las más antiguas familias de Penco (los Zañartu, los Arrau i los Daroch); enrolado a la edad de 17 años en el aguerrido batallón cívico de aquel pueblo; ascendido al 7.° de linea pocos meses mas tarde con motivo del bloqueo de las naves españolas de Pinzón; capitán del batallón Zapadores (que fué la trasformación del antiguo 7.°), en 1879 marchó a la guerra a la cabeza de su compañía, i en menos de un mes recibió dos veces el bautismo de la sangre, que es a la vida del soldado lo que el sacramento de la confirmación al cristiano que ha sido ya unjido por el oleo del fuego. Al desembarcar en Pisagua, una bala le surcó lijeramente el cuello, i en las alturas de Tarapacá la pechera de su casaca quedó literalmente destrozada por las balas.

III.

Promovido poco mas tarde i en la víspera de Tacna a segundo jefe del Chacabuco con título de sarjento mayor, conddjose con su habitual bizarria en aquel hecho de armas; i cuando, a su vez, el batallón santiaguino fué ascendido a rejimiento, enviáronsele los despachos de teniente coronel. Era por esto, con excepción de Silva Renard, segundo jefe del Talca, el mas joven de los brillantes jefes de cuerpo en la campaña.

IV.
Mas aquellos rápidos honores, que él nunca ambicionó, se atropellaron a su paso sólo para poner en mas vivo i doloroso relieve su prematuro fin.

Herido en un muslo en el ascenso del morro Solar, no consintió en retirarse, no obstante hallarse atacado de una cruel disentería que le obligó a dejar la cama sólo para ir al combate.

I adelantando su marcha hacia la cumbre como si persiguiese el Excelsior del bardo bostonense, otra bala vino a ponerle final atajo atravesándole el estómago. 

En medio de los horribles dolores que esta clase de heridas causa, el magnánimo soldado de Pisagua i de Tarapacá, de Tacna i de Chorrillos, no perdió su presencia de espíritu, i espiró en la lúgubre noche de aquel lúgubre día sonriendo en su agonía al deber que había sido su maestro i es hoi su glorificación.—“Jamas tuvo ambición a los ascensos,——dice de él alguien que conociera todas las intimidades de su alma, - i sólo le guió el cumplimiento de su deber sirviendo desinteresadamente a su patria". (2)

 (2) Su hermano don Horacio Zañartu, carta al autor Santiago 1883.


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Texto e imagen tomado de "El Álbum de la gloria de Chile", Tomo II, por Benjamín Vicuña Mackenna

Saludos
Jonatan Saona

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