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| Telegrama de Cáceres |
El día 5 de enero de 1881, el país se encontraba en plenos ajetreos para la defensa de Lima y el dictador Nicolás de Piérola se encontraba ordenando el traslado de elementos, nuevas fuerzas, recopilando armas y estableciendo y rectificando, posiciones; en suma, improvisando la defensa. Y mientras ello ocurría, el grueso del ejército chileno se encontraba estacionado ya desde el 22 de diciembre en la cercana Lurín y se ocupaba en realizar una serie de reconocimientos casi diarios a diversos puntos de la extensa primera línea defensiva peruana, la llamada 'línea de San Juan', que iba desde la playa de La Chira hasta más allá de Pamplona.
La guerra estaba por cumplir dos años y se venía desarrollando con una serie casi ininterrumpida de derrotas, primero en el mar y luego en tierra. Habíamos perdido el Huáscar, luego la provincia de Tarapacá, más tarde Tacna y luego habíamos perdido Arica. Los chilenos se habían paseado por la costa norte del Perú, buscando destruir la poca base económica que le quedaba al país. Pero el dictador Piérola había decidido jugárselo todo a una sola carta: la derrota de Chile a las puertas de Lima. Para ello movilizó a casi todas las fuerzas de la nación y las concentró en la capital. Y aunque carecía de los fondos para armar y equipar adecuadamente a sus ejércitos, logró alinear a un ejército numeroso y bastante bien armado; pero que era recluta, bisoño, carente del entrenamiento y de la disciplina necesarias para poder librar batalla. E iban a enfrentar a tropas en parte también bisoñas, pero mucho, muchísimo mejor entrenadas.
Sin embargo, en enero de 1881 muchos confiaban en que el ejército peruano podría derrotar al ejército chileno en batalla y dar vuelta, en la hora enésima, la suerte de la guerra. Pronto se vería lo vana de aquella ilusión.
Pero volvamos al 5 de enero de 1881. Este no era un día cualquiera: ese día Nicolás de Piérola cumplía 42 años. Y desde todos los puntos de la línea y desde la propia Lima familiares, jefes, secretarios y funcionarios de todos los niveles le enviaron saludos de felicitación por su onomástico. Varios de ellos, que se transmitieron vía telegrama, se han conservado en los archivos. 24 de ellos están preservados en el propio archivo Piérola. De todos éstos transcribimos dos de ellos.
El primero dice:
"Recibido en Chorrillos, No. 29.- Día 5 de Enero de 1881.- Telegrama de Lima.- Exmo. Sor.- Los Comandantes en Jefe de los Cuerpos de este Ejército, Comandantes Generales divisionarios, jefes de cuerpo, oficiales Estado Mayor y empleados de mi secretaría, saludan a V.E. en este día de su cumpleaños, con la confianza que su patriotismo ha de conducirles a la victoria.- Ramón Vargas Machuca".
(El general Vargas Machuca comandaba el Ejército del Norte, uno de los dos Ejércitos activos -el otro era el Ejército del Centro- que ocupaban la línea de San Juan. Nominalmente cada uno de estos ejércitos reunía 5 divisiones, 15 batallones y debió tener 9,000 hombres, aunque en realidad no superaban los 8 mil).
El segundo telegrama, algo más escueto, dice lo siguiente:
"Recibido en Chorrillos, No. 119.- Día 5 de Enero de 1881.- Telegrama de San Juan.- Exmo. Sor.- Estube en Chorrillos con objeto de saludar a V.E., y no habiendo tenido la satisfacción de encontrarle, le dirijo la presente felicitación muy cordialmente por el día de hoy, por mi parte y a nombre del Cuarto cuerpo del Ejército.- Cáceres".
(El entonces coronel Andrés A. Cáceres, veterano de las campañas del Sur -había estado presente en San Francisco, Tarapacá y Tacna- había sido nombrado jefe del Cuarto Cuerpo de Ejército, que comprendía 3 de las divisiones del Ejército del Centro y ocuparía el centro de la línea de San Juan en la batalla del 13).
Para quienes conocen algo de la historia del Perú normalmente identifican a Cáceres y Piérola como rivales en la guerra civil de 1894; pero en los días de la guerra de 1879 Cáceres fue un leal subordinado del dictador Piérola, hasta que terminó por desconocer su autoridad a comienzos de 1882.
No siempre tu amigo de hoy lo será mañana, especialmente en medio de los avatares de la política. Ejemplos sobran.
Foto:-Telegrama de Cáceres saludando a Piérola. Fuente: Archivo Piérola, Biblioteca Nacional del Perú."
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Texto e imagen gentileza de Jorge Chang Paredes.
Saludos
Jonatan Saona
Eran protocolos que se seguían dentro del ejército.
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