11 de enero de 2025

Miranda y los toros


"La Época de Miranda.
Época simpática y lucida para la taurina afición en esta muy culta Lima es la que señala como empresario de la Plaza de Toros, al señor D. Manuel Miranda, nuestro estimable compatriota á quien deseamos guarde Dios muchos años.

El carácter laborioso y la afición á las lidias de toros uniéronse alguna vez para influir en el ánimo del señor Miranda y, como sucedió, ponerlo en camino de tomar en arrendamiento escriturario el coso y organizar el imponente espectáculo de Costillares con todo el auje que jamás había antes alcanzado entre nosotros.

De otro lado, influyeron también las instancias de muchas personas que al ver á dicho caballero levantar como contratista los hermosos edificios del Matadero General y Mercado de la Concepción, que aún existen, esperaban idéntico resultado en Acho. Y, por cierto, no se equivocaron.

Realizó sus gestiones el señor Miranda y obtuvo de la Sociedad de Beneficencia la plaza, en 31 de Julio de 1870, por el término de nueve años, en esta forma: tres á razón de S. 5,075 cada uno, tres á S. 6,000 у los tres últimos á S. 7,000; obligándose á no cobrar las mejoras que en el local practicase y á establecer debidamente el pequeño Matadero donde descuartizan las reses, y además el servicio de agua y desagüe de todo el edificio, gasto que importaba según presupuesto y se hizo la suma de S. 5,046.

Pero, no se limitó el nuevo empresarió á llenar sus compromisos con la Beneficencia sino que verificó allí importantísimas reparaciones; construyó los ocho cuartos de encierro para la separación de los toros antes del enchiqueramiento; colocó una elegante verja de fierro, circular, á efecto de evitar la unión de los vecinos de cazuela con los que pagan localidad; y puso en fin el vetusto coso en excelentes condiciones de solidez, aseo y comodidad así para los espectadores como para el mejor éxito de las lidias.

En planta tales obras, Miranda confirió poder en forma para que lo representase aquí, al señor D. Germán Michelena y salió del Callao con dirección á España á fines de Setiembre del ya citado año de 1870. El objeto de su viaje no era otro que el de proporcionarse buenos elementos y enviarlos á esta capital para satisfacción suya y mayor solaz del público aficionado, que abrigaba en él fundadamente grandes esperanzas.

La altivez de genio hizo que Miranda no llevase otras letras de recomendación que las de cambio, por algunos millares de libras esterlinas, que en su cartera encerraba. Presentóse en el bullicioso Madrid en la estación de Invierno; se alojó en uno de los mejores hoteles y su primera diligencia fué pedir que se le llevara al matador de toros á la sasón más distinguido en esa la tierra de los toreros.

La voz de que se hallaba en Madrid un empresario americano no tardó mucho en propagarse y por consiguiente se ajitaron muchos diestros para procurar su viaje al mundo de Colón. Pero, como el señor Miranda buscaba lo mejor, bien pronto le indicaron á Julián Casas el Salamanquino, de Bejar (Estremadura.)

En efecto, Casas disfrutaba en España de simpatías, mas el 16 de Febrero de 1870, año en que esto ocurría, Julián Casas había cumplido 52 de existencia y sus facultades estaban ya casi agotadas. Sin embargo, como figuraba entre los grandes maestros, no titubeó Miranda en contratarlo, y pocos días después el vapor Araucanía recibía á su bordo á el Salamanquino trayendo como su segundo, al buen espada Gonzalo Mora, de Madrid, y banderilleros: el célebre Juan Sánchez No te veas, Pedro Cortijo Valladolid, Bernabé Ascencio, y Manuel Jimeno, y como puntillero Francisco Teira Patato; cuadrilla que se estrenó aquí ante ocho mil almas la tarde del Domingo 29 de Enero de 1871.

Junto con los diestros que acabo de nombrar llegaron seis toros españoles -los veraguas- primera partida que remitía el entusiasta empresario.

Sucesivamente, fueron llegando reses españolas hasta completar el número de 36 toros y 12 vacas, que se descompone así:
Seis toros de Veragua.
Seis id. de Miura.
Seis id. de las vacadas de Navarra.
Seis id. de Colmenar.
Doce id. de Mazpule.

Las doce vacas eran de Veragua, é importó cada una, puesta en Lima, 900 soles, lo mismo que todos los toros, con excepción de los de Veragua, que costaron 200 soles más, por cabeza. Dichas reses fueron embarcadas en Lisboa (Portugal) Burdeos (Francia) y Santander (España) con muchas dificultades y por partidas de á seis, pues las compañías de vapores no aceptaban mayor número. Estas reses venían al cuidado de dos individuos, por cada seis de ellas.
Quien conozca la importancia que han alcanzado en la Península las ganaderías á que dichas reses pertenecían, puede apreciar los esfuerzos del señor Miranda...

Todas estas reses, más 110 vacas bravas y un toro padre, comprados al señor D. José de Asín; 25 vacas á los señores del Pino que tenían ganados de lidia en “Cuiva” y “Montalvan", y 20 al señor D. José Unánue, fueron llevadas al espacioso fundo "Cieneguilla", distante siete leguas de Lima, con monte dilatadísimo y más de 200 fanegadas de terreno, que fué tomado en traspaso por el señor Miranda al señor D. Fernando Soria.

Destináronse para padrear los seis toros de Veragua y uno de los de Miura, y desde aquel momento quedó convertido "Cieneguilla" en un centro de crianza ó ganadería de gran fuste: toros españoles con vacas españolas; toro peruano con vacas españolas; toros españoles con vacas peruanas...

Los únicos toros que trajeron nombre, y con él se quedaron, fueron los de Veragua; sobresaliendo entre ellos el llamado "Sotana" alazán de preciosa lámina que el público vió lidiar con entusiasmo algunas veces. Seguían á éste, “Melonero" , "Monito" y "Pertiquero", de pelo negro.

Alcanzó celebridad también á la par que "Sotana", uno de Mazpule al que se le dió aquí por nombre "Εl Rey del Monte", á causa de haber permanecido seis meses, recién llegado, en el espeso monte de "Monterrico" sin que fuera posible sacarlo durante ese tiempo y gastándose al efecto mucho dinero. Salió cuando quizo y entonces se le puso "Rey del Monte". Era alazán, levantado y bien armado.

Ahora voy á ocuparme de la suerte que corrieron todos los toros españoles y sus innumerables descendientes.
Lo primero que se hizo fué dar á conocer á los nuevos huéspedes, lidiándolos para guardarse después, uno ó dos, en cada corrida.

Rompió la marcha el célebre " Sotana", el domingo 28 de Mayo de 1871, tarde en que se estrenaron el malogrado espada Gerardo Caballero y sus banderilleros Lorenzo Delgado y Santiago Allué, que venían de Montevideo. En esa corrida estoqueó por primera vez Pedro Cortijo Valladolid.

Siguieron lidiándose bichos españoles, en este orden:
-Junio 4 de 1871, “ Monito", de Veraguas. 
-Diciembre 3 de id., " El león Peruano", de Miura.
-Diciembre 10 de id., "Pimiento", del Colmenar viejo.
-Diciembre 17 de id., "El Cid Campeador", de Bañuelos.
-Diciembre 24 de id. , "Oji-negro", del Colmenar viejo.
-Enero 14 de 1872 , " Piñonero", de Veragua.
-Febrero 4 de id. En esa corrida, el señor Miranda viendo que pocos días antes habían muerto dos toros de Mazpule, temió perderlos todos y entonces organizó una lidia á la usanza de España, con suerte de pica, presentando seis toros españoles para la muerte; y fueron: "Garabato", "Culebro", "Tasugo", "Pando" y "Cuervo", de Mazpule, y "Regatero", de Miura.

-Junio 23 de 1872, "Gaditano", alazán, de Bañuelos.
-Junio 30 de id., "Tapadito" y "Mozomalo" de Monte de los Padres (Miura).

Desde esa fecha no volvió á lidiarse toro español hasta el 3 de Mayo de 1874, que apareció en el ruedo "Rey del Monte"; y el 17 del mismo, "Panadero" y "Gaditano".

En lo sucesivo, como ya se contaba con crecida descendencia, pues desde Enero del 71 habían llegado los toros españoles ; empezaron á lidiarse y matarse excelentes utreros, hijos de los bichos peninsulares.

Fué el primero que se vió en Acho, "El Mayorazgo", hijo de "Sotana" y como todos los demás, nacido en "Cieneguilla". Lidió el 10 de Enero de 1875. A partir de aquella tarde, pocas fueron las corridas que no ofrecieron dos, tres ó cuatro toros de la ya magnífica ganadería de "Cieneguilla", "Temblor", "Caporal", "Segundo Sotana", "Tempestad", "Matacholo", "Carbonero", "Vencedor", "Alacrán", "Torbellino", "Chivato", "Mundo de oro" y "Rompe sable", dejaron gratos recuerdos en nuestra arena taurina.

Durante algunas temporadas lidiáronse toros de la citada ganadería hasta que vino la guerra del 79 á destruir ese gran centro de ganado bravo. Como buen patriota, el señor Miranda tomó las armas y organizó un batallón con la gente del valle, dándole por nombre el de "Pachacamac", que así también llámase el valle donde se encuentra “Cieneguilla". Miranda era Comandante General de esa zona.

El ejército chileno desembarcó por aquel lado y entonces el "Pachacamac" le hizo frente por diferentes partes á efecto de dificultarle el paso, lo que consiguió por espacio de varios días á costa de muchas vidas, pero dejando muy alto su nombre, y en especial el de su Jefe.

Fué ese el glorioso batallón "Pachacamac" de eterna memoria para los chilenos que con él tuvieron que medirse.

El enemigo avanzó al fin é hizo todos los daños que pudo para vengarse de la resistencia que le opuso Miranda, y siguió su obra destructora después de ocuраda la capital. Una fuerza de caballería penetró al monte y á balazos tumbó un considerable número de reses, las que, según el último rodeo, eran, más ó menos, setecientas, de todos tamaños. El resto desapareció más tarde.

En esa tarea sufrieron los soldados chilenos algunos contratiempos, porque los toros acometían en todo momento sobre ellos.

A no haber ocurrido la circunstancia expresada, "Cieneguilla" dispondría en la actualidad de un verdadero caudal de ganado para las lidias de Acho y aún para las que se realizan en las provincias y en los países vecinos.


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Portal, Ismael. (El Duque de Veraguas). "Cuernos Históricos". Lima, 1897.

Saludos
Jonatan Saona

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