16 de octubre de 2022

Emilio A. del Solar

Emilio Agustín del Solar
"La vida y la obra del doctor Emilio A. del Solar"

Señor Decano del Ilustre Colegio de Abogados.
Señores:
El año 1835 es de grandes inquietudes políticas en el Perú. La República se halla convulsionada de un extremo a otro, como consecuencia del desbarajuste producido por las facciones, que se disputan el poder...
Tal era el ambiente del país en pleno desborde de las pasiones. A su sombra nacía en la ciudad mistiana, el 28 de Agosto de 1835, el doctor Emilio Agustín del Solar y Mendiburu, que tan destacada figuración alcanzaría en acontecimientos subsecuentes, dejando bien puesto su nombre en la cátedra, en la política, en las milicias y en el foro, aquí sobre todo, donde aún se recuerdan, sus acrisoladas virtudes catonianas.

Fueron sus padres el Coronel don Agustín del Solar y doña Josefa de Mendiburu. Por ambas ramas se entroncaba con linajudas familias de la Península, y aunque no hacía ostentación de la legitimidad de sus títulos, que acreditaban su noble estirpe, se enorgullecía del nombre de sus antepasados, limpio y sin mácula, tal como debía conservarse, en acata miento a la leyenda fijada en el escudo simbólico, y que constituía hasta la más lejana posteridad, una enseñanza y un ejemplo.

Era el Coronel del Solar, uno de esos antiguos militares, que jamás se apartaba de la disciplina rígida de los cuarteles, y por eso es, que apenas sonó la hora de las insurrecciones, acatando las órdenes superiores, se batió noble y gallardamente, hasta que se consumó la magna obra de la independencia, pasada la cual, siguió en escala ascendente su carrera, que la compartía con las horas apacibles y tranquilas del hogar. De costumbre austeras, el Coronel del Solar, era respetado y querido por los que fueron sus compañeros y subalternos en las milicias, y es que su carácter franco y afable, abierto y expansivo, se ganaba en pocos momentos la confianza la simpatía de quienes tenían oportunidad de tratarlo. Lo que es su esposa, la distinguida matrona doña María Josefa de Mendiburu, tenía raigambres de familia acentuadísimas en España. Su ascendencia remota, alcanzaba hasta la época de la monarquía visigótica. Por diferentes órdenes de sucesión se enlazaba con los Bonet y Pelaez del Junco, Medrano y Orellana, y por las líneas colaterales, vinculándose a los Torrico, se emparentaba con don Iñigo de Arias, el señor de la opulencia, que por el fausto y el lujo reinantes en su casa solariega, allá por el siglo XVI, tenía deslumbrada a la Corte de Castilla.

Lógicamente, y estando en boga, como estaba en esos años distantes, la carrera de las armas, el Coronel del Solar que no iba a sustraerse a este influjo, inculcó en el hijo los principios elevados de las milicias, y entonces el aprovechado vástago, respondiendo a tal llamamiento, a lo que se aunaba su vocación ingénita, vistió el uniforme del soldado. Don Emilio A. del Solar, que cuando niño había hecho rápidos progresos, cursando su instrucción elemental y primaria, dió amplio vuelo a sus estudios superiores, pero como ya lo hemos dicho, a los 15 años abandonaba las aulas, y entraba al servicio de la patria, dejando las comodidades y la vida muelle del hogar, por la azarosa y movida del campamento y del cuartel.

Como a su ingreso a filas, ya poseía buen caudal de conocimientos, se le otorgaron en la misma fecha de su recepción, los despachos de Alférez, gobernando el Perú el Gran Mariscal don Ramón Castilla. Su carrera fué rápida, y su comportamiento digno, le ganó la predisposición favorable de sus jefes. Por eso es que en 1855, y al igual de su progenitor, ferviente admirador de las virtudes que adornaban a Castilla, no vaciló en sumarse a las filas de los que con él combatían, asistiendo a la batalla de la Palma el 5 de Enero de 1855. Su gallardía en esta acción le valió el ascenso a la clase de capitán. Aunque había obtenido estos grados, no por ello descuidaba sus lecciones en el Convictorio Carolino, foco de gran saber que dirigía don Bartolomé Herrera, influenciado como es natural por las ideas conservadoras, las mismas que, pocos años después, habían de ser controvertidas en forma doctrinaria, por Francisco Javier Mariátegui y Francisco de Paula Gonzales Vigil, Benito Lazo y José Gálvez, que propugnaban en sus escritos las ideas liberales. El Convictorio en esa época, contaba con una pléyade brillante de maestros, y por eso es que de sus aulas salieron, los que después por sus conocimientos y saber pondrían muy en alto el nombre de la Patria...

Apenas contaba don Emilio A. del Solar 25 años en 1860 y ya ostentaba su título de abogado. La época por la que entonces atravesaba el Perú, no dejaba de ser bastante movida. Aunque gobernaba Castilla. muchos de los rezagos del régimen anterior se mantenían latentes, y había por lo tanto, bastante que corregir y enmendar...

Recibido de abogado, el doctor del Solar entró de lleno en el ejercicio de su profesión. Se limitaba no sólo a la redacción de los escritos que presentaba ante los jueces y tribunales en defensa de sus clientes, sino que en las horas del reposo, y ya fuera del bufete, estudiaba para aprender más aún, las legislaciones romana y española, sin descuidar por ello, la revisión de la legislación santacrucina, el Proyecto de Código Civil que el año 1834 publicara don Manuel Lorenzo de Vidaurre, y el Derecho Civil del eminente Toribio Pacheco, que eran en buena cuenta las únicas fuentes que se podían consultar en materia de derecho peruano...

El 3 de Abril de 1860, el doctor del Solar quedaba reglamentariamente inscrito en la Matricula de Abogados del Distrito Judicial de Lima, ejerciendo en ese año el cargo de Conjuez de Primera Instancia; y el 19 de Agosto de 1868, se recibía de doctor en Jurisprudencia, al igual que los doctores Felipe Varela y Valle, Federico Panizo, Pedro Garcia y San Juan Francisco Pazos, Ramón Ribeyro, Luis Felipe Villarán, Andrés Avelino Aramburú, Claudio Osambela, Román Alzamora y Manuel Cucalón.
El año 1866, fué nombrado catedrático adjunto de Práctica del Derecho, como entonces se le llamaba a esta asignatura, en el decreto supremo de 7 de Abril, que refrendó el doctor José Simeón Tejeda; siendo después nombrado catedrático de Derecho Procesal (primer curso), por resolución de 15 de Febrero de 1868, en que se organizó la Facultad de Jurisprudencia. Sucedía el doctor del Solar al doctor Anselmo María Barreto, que había regentado la misma cátedra desde 1862...

En 20 de Marzo de 1871, se expidió, un decreto supremo por el Presidente Balta, y que refrendó su Ministro don José Aranibar. En mérito de esta disposición, se reglamentaban los estudios en la Facultad de Jurisprudencia, dividiéndose en tres cátedras la asignatura de Derecho Civil patrio, que fueron servidas por los doctores Emilio A. del Solar, Manuel Santos Pasapera y Pedro Gálvez.
Por oficio de 16 de Marzo de 1875, se le concedió licencia al doctor del Solar para que viajara al extranjero por dos años, y cuando se venció este periodo, se reencargó nuevamente de su cátedra, dictándola de conformidad con lo que había aprendido...

Demostró el doctor del Solar una actividad extraordinaria en los claustros de San Marcos, prodigándose en toda forma. Varón dinámico por excelencia, jamás negó su concurso en las varias oportunidades en que le fuera solicitado.

En 1876, resultó elegido Subdecano de la Facultad de Jurisprudencia, y en condición de tal, asistió a la elección de Rector y Vicerector de aquel año, junto con los doctores Manuel A. Fuentes, Román Alzamora y Luciano Benjamin Cisneros.

Dado su entusiasmo por todo lo que podía relacionarse con la enseñanza y su inmediato progreso, aceptó el año 1879 formar parte del Consejo de Delegados de la Facultar de Jurisprudencia, en unión de los profesores, doctores Manuel A. Barinaga, Román Alzamora, Manuel San tos Pasapera y Miguel Antonio de la Lama.

Cuando en 25 de Abril de 1885, el Ministro de Instrucción Pública, que lo era don Mariano Castro Zaldivar, pasó un oficio a la Universidad para que nombrase Delegados en la Comisión designada por el Supremo Gobierno, y que debía reformar el Reglamento de la materia, la Facultad de Jurisprudencia por unanimidad, nombró a los doctores del Solar y Lizardo Alzamora. Lo propio ocurrió en 22 de Mayo de 1886, cuando la elección de Rector y Vicerector que recayó respectivamente en los doctores Francisco Garcia Calderón y Ramón Ribeyro, y en que también la misma Facultad , nombró como sus delegados a aquel acto, a los catedráticos, doctores Emilio A. del Solar, Manuel María Gálvez, Adolfo Quiroga, José Mariano Jimenez y Lizardo Alzamora.

El 21 de Marzo de 1887, la Facultad de Jurisprudencia eligió como su Decano al doctor del Solar, pero solo fueron pocos meses, pues teniendo que dirigirse al extranjero, solicitó y obtuvo la respectiva licencia, el 9 de Septiembre del mismo año. Sus antecesores en tan honroso como elevado cargo, lo habían sido: en 1868, el doctor Pedro Gálvez ; en 1870, el doctor José Antonio Barrenechea; en 1876, el doctor Manuel A. Barinaga; en 1881, el doctor Román Alzamora; y en 1883, el doctor Manuel María Gálvez.

El 12 de Junio de 1888, el doctor del Solar se hizo cargo nuevamente del Decanato de la Facultad de Jurisprudencia, y en 24 de Diciembre del mismo año, cumpliendo práctica reglamentaria establecida, elevó al Rectorado una conceptuosa Memoria, en la que apunta datos muy interesantes sobre la marcha de la Facultad confiada a su cargo...

Al efectuarse la renovación de cargos en la Facultad de Jurisprudencia por un nuevo cuatrienio, el doctor del Solar fué reelegido Decano en la sesión de 21 de Marzo de 1891, compartiendo las labores directivas, el doctor Adolfo Quiroga como Subdecano, el doctor Juan E. Lama como Secretario, y el doctor Ricardo Aranda como Prosecretario.

El 11 de Noviembre de 1893, la Facultad de Jurisprudencia declaró catedrático titular principal del curso de Teoría y Código de Enjuiciamientos al doctor del Solar, resolución que fué confirmada por el Consejo Universitario en sesión de 17 de Abril de 1894.

El 10 de Abril de 1895, la Excelentísima Junta de Gobierno que presidía don Manuel Candamo, concedió al doctor del Solar licencia por un año, que después le fué prorrogada, reencargándose nuevamente de su cátedra el 10 de Abril de 1897. El 30 de Abril de 1900, la Facultad de Jurisprudencia eligió al doctor del Solar como su Delegado ante el Consejo Universitario, reeligiéndosele en 13 de Julio de 1903...

El año 1907, el doctor del Solar se jubilaba ya septuagenario, y dejaba en la Facultad de Jurisprudencia, recuerdos imborrables de su actuación brillante, como maestro eminente que lo fué durante los 41 años que regentó su cátedra...

Como político, el doctor del Solar estuvo afiliado al Partido Civil del que fué uno de sus fundadores... Libró pues el doctor del Solar tenaz campaña en los comicios, y postulada su candidatura a una diputación por Lima, en la renovación de poderes del año 1872, calificadas las actas respectivas, ingresó al recinto legislativo. En la sesión del 29 de Julio de 1872, fué designado como miembro de las Comisiones de Guerra y de Poderes, distinguiéndose sobre todo en ésta, de la que también formaron parte pedro Fernández Baca, Federico Luna, Santiago Figueredo y Agustín Reynaldo Chacaltana. En esta misma sesión, el doctor del Solar en unión de los diputados señores Boza y Luna y de los señores Muños y Carrión fue nombrado en la Co misión Especial que debía dictaminar sobre el proceso electoral en la Re pública, interrumpido por la sangrienta revolución de 22 de Julio que promovieron los hermanos Gutiérrez...

Haremos presente que en la última sesión de Juntas Preparatorias, que tuvo lugar el 27 de Julio de 1874, fué elegido Secretario de la Cámara de Diputados el doctor del Solar, formando así parte de la mesa directiva que presidió el General Mariano Ignacio Prado. Desde este sitial, el doctor del Solar se condujo con la más absoluta corrección en la varia tramitación del despacho.

Al producirse la guerra con Chile, el doctor del Solar fué infatigable defensor de los intereses patrios. Coadyuvó en todo momento al lado del Gobierno, y cuando el Vicepresidente General La Puerta asumió el mando, fué nombrado en 15 de Junio de 1879, Ministro de Hacienda y Comercio, por renuncia de su antecesor, el señor José Rafael de Izcue. Renunció por motivos de salud, siendo reemplazado por el doctor José María Quimper. Amargas fueron para el doctor del Solar las horas sombrías de la ocupación. Sin doblegarse en lo menor, no transigió un solo instante con las autoridades enemigas y rechazó la oferta que le hizo Lynch, para que sirviese como juez de paz de uno de los distritos de la capital, por lo que tuvo que ausentarse de Lima para evitarse los vejámenes, regresando cuando se ajustó la paz, volviendo sus actividades profesionales. Sin descuidar su bufete, fué nominado como diputado por Canta el año de 1886, durante la administración Cáceres, desempeñando su cargo con sobrada idoneidad, en estos momentos escabrosos y difíciles que atravesaba la República. Efectivamente, los acontecimientos de orden financiero que se sucedieron en este período, no mancillaron la honradez acrisolada del doctor del Solar, que quedó puesto a prueba en momentos tan críticos.

Vencido su mandato legislativo , volvió nuevamente a sus actividades en el foro y en la cátedra. Era un notable abogado el doctor del Solar, y más que eso, por la profundidad de sus conocimientos, un afamado jurisconsulto. Los tenedores de bonos ingleses, lo nombraron su abogado consultor, interviniendo con ese carácter, en todos los arreglos que trajeron como consecuencia la cancelación de la deuda externa del Perú, según lo convenido en el contrato Aspillaga - Doughnomore, conservando el mismo cargo que le ratificó la Peruvian Corporation, entidad que debía cumplir las negociaciones pactadas en el antedicho contrato... La Casa Grace, tuvo una consideración especialísima por el doctor del Solar, que fué su abogado consultor durante muchos años, y cuando pensó en retirarse el año 1907, fatigado por la ruda e ininterrumpida labor, el Presidente de la casa matriz de los Estados Unidos, le dirigió una carta por demás honrosísima.

Ejerció el doctor del Solar diferentes cargos públicos, ocupando la Secretaría del Concejo Provincial de Lima en 1868. Tres años después lo nombró el Ministerio de Justicia, para que examinase e informase al Supremo Gobierno, sobre los defectos que adolecían las cuentas que se llevaban a cabo en la Penitenciaría de Lima. En 1875 fué designado Fiscal suplente de la Excelentísima Corte Suprema, reeligiéndosele por varios períodos hasta 1909. Una comisión delicada que le encomendó el Gobierno de 1872 al doctor del Solar, fué la de estudiar todo lo relacionado con la expropiación de las salitreras de Tarapacá, y que sirvió para sustentar en parte, la ley que con respecto a este producto, se dictó con posterioridad.

Desempeñó también el doctor del Solar cargos honoríficos, como lo fueron los de Concejal en varias oportunidades, y socio de la Beneficencia Pública de Lima, institución a la que perteneció desde 1871. A su iniciativa y consejo, se organizaron los Estatutos de la Caja de Ahorros, cuando desempeñaba la administración un hombre experimentado y sobradamente conocido en la banca y en el alto comercio, el señor Fabio Ureta. La guerra con Chile, que produjo, como es fácil de comprender, una grave perturbación económica en todo el país, afectó profundamente: la Caja de Ahorros que se vió al borde de la quiebra. En tan difíciles circunstancias, el doctor del Solar en un rasgo enaltecedor, del que entre nosotros se conservan muy raros ejemplos, ocurrió con su propio peculio: salvar situación tan angustiosa, conjurando de inmediato la gravísima crisis, y salvando así a numerosos imponentes, de la miseria y la pobreza. El Ilustre Colegio de Abogados lo contó entre el número de sus miembros más eminentes y la Bomba Lima en la nómina de sus socios honorarios y protectores.

En lo que se refiere a su actuación militar de poco tiempo, apuntaremos que el doctor del Solar, combatió brava y denodadamente en el Callao el 2 de Mayo de 1866, y cuando por razón del servicio y termina da gloriosamente aquella contienda, tuvo que salir a Ica, asistió personalmente y sin parar mientes en su propia salud, a toda una compañía de su batallón atacada de fiebre amarilla...

Hombre de grandes empresas, el doctor del Solar concibió la idea, que después puso en ejecución, de hacer de Chosica, como efectivamente lo hizo, una población, que con el transcurso del tiempo, se convertiría en el lugar preferido de descanso, abonado por las excelencias de su condición climática. Al igual de toda iniciativa, ésta también tropezó con las objeciones de los incrédulos y de los pesimistas, pero el doctor del Solar sin desmayar en lo más mínimo, encaminó sus pasos en el sentido de solicitar la aquiescencia y el apoyo del Gobierno, para llevar adelante el vasto plan que había concebido. Gobernaba a la sazón, el General Andrés Avelino Cáceres, y desempeñaba la Presidencia del Consejo de Ministros, el señor Carlos M. Elías. Este funcionario comprendiendo los alcances de la iniciativa del doctor del Solar, la secundó con toda eficacia, y es así como el 13 de Octubre de 1894, se firmaba la escritura por la cual quedaba constituída la "Sociedad Urbanizadora Nueva Chosica", que estaría presidida por el señor Clinton Eduardo Dawkins. El Superintendente de la Empresa del Ferrocarril Central, John James Impett, fué asi mismo un ce loso propagandista de la idea del doctor del Solar, y deseoso de que cuanto antes se acelerara el progreso de la nueva población en marcha, concedió una serie de facilidades a los propietarios de terrenos que se apresurasen a edificar sus inmuebles.

Pero el doctor del Solar no podía quedarse satisfecho con ver a Chosica incluída en el rol de una ciudad sin expresa denominación geográfica, que era como debía incorporársele en la demarcación territorial. A tal efecto, dió los pasos necesarios, y en 1896, presentó a un joven y ya distinguido parlamentario, el representante doctor José Matías Manzanilla, un proyecto de ley por el cual se creaba el distrito de Nueva Chosica en la provincia de Huarochirí. El doctor Manzanilla recogiendo la iniciativa del que había sido su preclaro maestro, sometió el respectivo Proyecto a la consideración de su Cámara, cuya Mesa Directiva lo remitió a las Concesiones de Demarcación Territorial y de Constitución, cuyos dictámenes de fueron por entero favorables, siendo expedida la respectiva ley por el ingreso, el 25 de Octubre de 1896, y promulgada por el Gobierno, el 9 Noviembre del mismo año...

El 9 de Mayo de 1909, falleció en Lima el doctor del Solar, y con tal motivo, se declararon de duelo las principales instituciones del país a las que pertenecía desde muchos años el ilustre extinto. La prensa nacional y extranjera, tuvo así ocasión para exaltar una vez más sus acrisoladas virtudes, y es por eso que La Prensa, La Opinión Nacional y El Diario, del capital, registraron en sus columnas sentidos artículos necrológicos...

Años después y habiéndose lanzado la iniciativa de elevar un monumento destinado a perennizar la memoria del doctor del Solar, se organizó una Comisión que entusiastamente laboró en este sentido, y recogiendo el óbolo particular, forma honrosísima ésta, como los pueblos rinden el merecido tributo a sus grandes benefactores, pudo ver coronada y con éxito su obra, pues el 31 de Mayo de 1937, se inauguraba el dicho monumento, obra del reputado escultor peruano Romano Espinoza Cáceda. Sobre la base que es de piedra dórica cuarcífera de los cerros del lugar, se yergue imponente y majestuosa, la efigie en bronce del doctor del Solar, y en una de las caras de dicha base, se ostenta la siguiente inscripción simbólica: Chosica a su ilustre fundador doctor Emilio A. del Solar. 1894 -1937...

Evaristo San Cristóval


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"La Revista del Foro" año XXXI, n° 10-12. Lima, Octubre-Diciembre de 1944.

Saludos
Jonatan Saona

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