Al huracán con furia desatado
La tempestad i el rayo el cielo envía
Para que estos peligros a porfía
Amenacen la nave del Estado.
Mas la nave a los cielos desafía
Porque es fuerte, atrevida i arrogante
I la empuja el aliento de un jigante
I en el timón está Santa María.
Es el pueblo chileno ese jigante,
No tripulan los frailes esa nave,
I por eso, lijera como el ave,
Se la ve navegar siempre adelante:
El pueblo que en defensa de sus lares
Se lanza con furor a la matanza
I pronunciando el grito de venganza!
Adelante, romped todas las vallas
Hasta aplastar por siempre a esos traidores
Que se dicen llamarse opositores
I no son otra cosa que canallas...
Si al cáncer que se llama la anarquía
Llegase con el fuego a devorarlo,
Con orgullo podría recordarlo
Como un timbre de honor Santa María.
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El Ferrocarrilito. Segunda Época, n° 11. Santiago, 8 de enero de 1886.
Saludos
Jonatan Saona
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