5 de marzo de 2021

Pedro Villamil

Pedro Villamil
General de brigada Pedro Villamil
(1818 - 1893)
Que los nombres de los futuros héroes sean también estrellas de primera magnitud, como lo fué el que inscribimos en esta página.

Ι
Tócanos perfilar el boceto biográfico de un patriota y abnegado militar que supo consagrar al país sus servicios desde los primeros años de su juventud derramando su sangre para conservar el honor y la integridad de la patria que nos legaron nuestros mayores.

El general don Pedro Villamil nació, allá por el año 1818, en la ciudad de La Paz, e hizo sus primeros estudios en Europa.

Atraído por el brillo de las armas y su decidida afición a la carrera militar, prefirió servir a su patria ingresando en el ejército antes que seguir el estudio de las leyes a las que le habían dedicado sus padres. En consecuencia, se enroló en uno de los cuerpos que debían marchar, juntamente con el presidente Santa Cruz, para intervenir en el Perú y abrir las campañas de la Confederación.

El Protector, notando en Villamil disposiciones para la carrera y una rara ilustración y competencia, le eligió como su ayudante ascendiéndolo al grado de Subteniente, (1835). Por su parte el joven oficial supo distinguirse desde el primer día en que pasó a ocupar este pues to de honor cumpliendo celosamente sus deberes, lo que influyó para que el mariscal Santa Cruz le otorgara el ascenso a teniente 2° después de librada la batalla de Yanacocha (agosto de 1835).

Concluida la primera campaña de la confederación, Villamil fué enviado por Santa Cruz a Europa como adjunto militar ante el gobierno francés, después de haber le ascendido al grado teniente 1° y luego al de capitán, por su bizarro comportamiento en la sangrienta batalla de Socabaya (1836).

Parece que Villamil volvió de Europa a fines de1838, pues uno de sus biógrafos dice que fué hecho prisionero en Yungay, habiendo sido encerrado en las fortalezas del Callao, después de haber permanecido en Arequipa barriendo las calles de la ciudad, zurrón a la espalda y escoba en la mano.


II
Vuelto a la patria en 1840, fué destinado al batallón “Illimani”, primer cuerpo que se organizó con este nombre bajo el comando del teniente coronel Gonzalo Lanza y del comandante Juan José Pérez, habiendo sido ascendido a mayor graduado, en septiembre del mismo.

Villamil fué uno de los jefes más distinguidos en el ejército organizado por Ballivián para rechazar la invasión peruana de 1841 y se batió heroicamente a la cabeza de su compañía, dando ejemplo de bizarría a sus subordinados cuando se jugaba en las llanuras de Ingavi la suerte de Bolivia. Ballivián quiso premiar su heroísmo y le ascendió el grado de sargento mayor efectivo destinándole como tercer jefe de un cuerpo.

Hizo la campaña del Perú, y a su vuelta al país parece que se retiró de las filas del ejército en 1843, debido a algunos rozamientos de carácter político con el Vencedor de Ingavi.


III
Permaneció retirado de las filas del ejército hasta febrero de 1849 en que fué rehabilitado por el presidente Belzu, quien lo incorporó a un regimiento de caballería con el grado de comandante.

Pocos meses después ascendió a teniente coronel efectivo (julio de 1849), y fué uno de los jefes que puso mas empeño para sostener al Gobierno constituido, defendiéndole de todas las revoluciones estalladas en el país. Cuando el general Córdova asumió la presidencia de la república, le otorgó el grado de coronel efectivo, en marzo de 1856, destinándole como jefe del famoso batallón “Chorolque”, a cuya cabeza supo defender también al gobierno de Córdova; pues, estallada la revolución del 8 de septiembre de 1857 encabezada por el implacable revolucionario Linares, en Oruro, secundaron el movimiento los departamentos de La Paz, Chuquisaca, Cochabamba y Potosí. El presidente Córdova, que se encontraba en Sucre, se puso en marcha sobre Oruro, de donde destacó al coronel Villamil para que con el batallón de su mando fuera al encuentro de las tropas que conducía el general Gregorio Pérez, para reforzar en Cochabamba a las de Linares.

Villamil salió de Paria y se dirigió a Leque; no encontrando al enemigo tomó la ruta que éste debía traer, hasta que el 14 de octubre, la división de Pérez se presentó en las alturas de Marquiviri y "descendía en desfilada por una ladera en cuyo fondo se hallaba el batallón Chorolque, por consiguiente, completamente dominado. La fuerza revolucionaria, rompió el fuego sobre las filas de Villamil. Después de un combate de una hora, Pérez quedó dueño del campo, que había abandonado Villamil, dejando en él 35 muertos, 17 heridos, 111 prisioneros, más de 200 fusiles, 2 cañones y otros pertrechos de guerra”.

Derrocado del poder el presidente Córdova, Villamil volvió a retirarse de las filas del ejército y vivió apartado de toda ingerencia política y militar durante 19 años, habiendo sido nuevamente rehabilitado al servicio de las armas, en 1876, por el presidente, general Hilarión Daza.

Este le nombró Prefecto de La Paz, y el Senado le otorgó, en octubre del mismo año, el grado de general de brigada.

IV
Producida la guerra del Pacífico en 1879, el general Villamil fué destinado como jefe de la tercera división compuesta de los siguientes cuerpos : batallones “ Illimani”. Cazadores 1o. de la Guardia, "Independencia” 3° de La Paz, “Vengadores” 3° de Potosí y escuadrón “Escolta” 1°. de Coraceros.

El ejército boliviano, al comando de Daza, salió de La Paz el 17 de abril de 1879 y llegó a Tacna el 30 del mismo mes. Villamil fué destinado como jefe de la división que marchó a guarnecer el puerto de Pisagua y la que se componía de los batallones “Victoria 1°. de La Paz” e “Independencia”, de Corocoro.

Aquí fué donde nuestro héroe, al igual que sus compañeros de Bolivia, supo ser grande poniendo en alto el nombre de la patria y levantando la enseña nacional. Pues el 2 de noviembre de 1879, “la escuadra chilena compuesta de veinte naves con 10,050 hombres se presentó ante Pisagua en son de combate. Lanzaron bombas y granadas contra el puerto, cuyos defensores — que no pasaban de 990 hombres bien parapetados, rechazaron por dos veces a las lanchas que trataron de desembarcar.

Luego se reconcentraron en las orillas del mar, durante cinco horas, no dejaron desembarcar un sólo hombre, hasta que acosados por el número, se retiraron a la costa, habiendo sido heróica la resistencia de los defensores de Pisagua".

Fracasada la defensa del puerto por la enorme superioridad del enemigo, pues la lucha fue casi de once
contra uno; reducidos a un centenar de combatientes; sedientos y asfixiados por el humo que despedían los depósitos de salitre incendiados, los pocos sobrevivientes bolivianos se retiraron sobre Arica conducidos por su heróico general Villamil, quien quedó incorporado en el ejército aliado de Tacna.

Quebrantada su salud, el viejo y valeroso soldado se vió privado de tomar parte en el resto de la campaña y volvió al país donde siguió prestando sus valiosos servicios cuando el general Campero formó un nuevo ejército después de la derrota del Campo de la Alianza.

Reorganizado el Colegio Militar en 1891, el presidente Arce le propuso la dirección de este importante instituto, que fué aceptado por Villamil a pesar de su avanzada edad; pues en esta época era el jefe más preparado y de más vasta ilustración, debido a su prolongada permanencia en Europa y a su dedicación al estudio.

“Era digno de alternar, con cualquier militar extranjero, --dice en sus Memorias el general Baldivieso - por su ilustración y saber; era una de nuestras reliquias de las campañas de la Confederación y de Ingavi; siendo adjunto militar de la Legación de Bolivia en Francia el año 1837, fué agregado como ayudante al Duque D'Aumale, cuando la conquista de Argelia: hablaba y escribía correctamente el francés y poseía una de las mejores bibliotecas y acaso la única militar de la República.

"En las largas veladas que pasábamos juntos en Yotala — sigue — he tenido ocasión de admirar su prodigiosa, memoria, era la historia viviente del país refería con minuciosos detalles todas las campañas de la Confederación, admiraba al general Santa Cruz, cuyo ayudan te de campo fué; tenía un concepto elevado del valor del General Ballivián, así como tenía frases de dura crítica para algunos jefes; refiriéndose a alguno decía: “ese era un hombre, era un valiente”; de repente refiriéndose a algún otro, decía: “ese no servía para nada, hizo carrera a pura traición, no fué leal con ninguno”.

Desempeñó la dirección del Colegio hasta los primeros meses de 1893, en que achacoso y postrado por una grave enfermedad que minaba su existencia desde hacía tiempo, falleció en la ciudad de La Paz a mediados de abril del citado año.

Tal fué la vida del benemérito general don Pedro Villamil, y tal la brillante actuación militar que le cupo desempeñar en las filas del ejército durante su larga y meritoria carrera, como lo atestiguaron las cinco medallas de oro que ostentaba en su valeroso pecho.

Yanacocha, Socabaya, Ingavi y Pisagua son los pedestales sobre los que descansan su gloria y su heroísmo.


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Díaz A. Julio "Los Generales de Bolivia (Rasgos Biográficos)" La Paz, 1929.

Saludos
Jonatan Saona

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