14 de junio de 2019

Andrés Aramburú

Andrés Avelino Aramburú Sarrio
El Dr. D. Andrés Avelino Aramburú
(Texto tomado de "El Perú Ilustrado" Lima, 09 de noviembre de 1889)

Director de «La Opinión Nacional,» pertenece al número de los escritores que con pluma de oro y sobre papel perfumado, vierten el pensamiento robusto o frase cautivadora y elegante.

Es de los que, como Goethe, va al escritorio y sin descalzar el guante blanco, toma el porta-pluma de marfil delicado para derramar con profusión doctrinas y principios tendentes á un fin único, la moral social y el deber del ciudadano.

Sin que nuestra palabra importe esclusivismo, tenemos al doctor Aramburú como al primer diarista de escuela y de profesión, que en el Perú merezca darle tal nombre. Se sobre entiende, que nos referimos á nuestra época.

Nació el 10 de Noviembre de 1847 recibido en el virtuoso hogar de sus padres don José Félix Aramburú y la señora Petronila Sarrio, quienes prepararon desde la más tierna edad en la escuela de deber al predilecto fruto de su matrimonio, hasta enviarlo á los más acreditados colejios particulares donde terminó con lucidez la instrucción media, ingresando después á San Cárlos, donde pronto obtuvo el grado de doctor en Jurisprudencia, iniciándose en 1865 en la prensa donde estaba llamado á prestar importantes servicios á su país. Fundó pués «El Nacional» con los señores Heredia, Pazos, Chacaltana y el malogrado Chinarro, dándose á conocer desde el primer momento como el valiente adalid defensor de las libertades, y esgrimiendo su pluma independiente con brío tal, que el gobierno del coronel Balta apeló al inicuo medio de apresarlo, dar de alta en las filas y vestir con el tosco uniforme del recluta al inteligente joven, predilecto de Manuel Pardo en aquella época, quien iba á vestir, años más tarde ese mismo uniforme de afrenta, pero lleno de la áureola gloriosa, como soldado raso en la reserva de Lima, defendiendo con el rémington la adorada patria, como la defendía con la pluma.

En 1873, fundó et doctor Aramburú «La Opinión Nacional», tribuna propia donde le hemos admirado como luchador constante é impertérrito: valiente y resuelto. dejando oír su voz sin temer las iras de los grandes ni escuchar las maldiciones de los pequeños culpables, porque su objetivo es la defensa de la verdad y del derecho.

Después del desastre de Miraflores, donde cayó prisionero, fué enviado á Chile en calidad de tal y en tierra enemiga supo mostrarse á la misma altura de dignidad, rechazando con altivez los favores que por sus méritos personales le brindaban los enemigos de su patria.

Vuelto al Perú, abrazó la causa de la política interna con miras ajenas á esa intransigencia del partidarismo y por eso defendió la buena causa en la Asamblea convocada por el general Iglesias, y dejó oír su palabra en pró de los prisioneros de la guerra civil que cundió en el país, y en favor de la causa que proclamaba la concordia de la familia peruana, como base única de nuestra rehabilitación interna. Estos principios lo llevaron á aceptar la comisión parlamentaria de Ataura, donde marchó en compañía de Monseñor Tovar.

El nombre del doctor Aramburú, ha figurado en varias combinaciones Ministeriales con el prestigio de la competencia y el verdadero patriotismo, siendo también señalado por la gente seria del país Para desempeñar el delicado puesto de Ministro Plenipotenciario de! Perú en la República de Chile.

Joven como es todavía el doctor Aramburú, llegará, no lo dudamos, á los mejores puestos de! país, si es que entre nosotros suena la horade la reforma y se comienza á utilizar los servicios de los hombres de talento y de méritos comprobados.

Mañana cumplirá el doctor Aramburú 42 años, y con gusto hemos esperado esta oportunidad, para saludar al distinguido colega de la prensa, haciéndole una manifestación expontánea y sincera, dando, de nuestro álbum particular el retrato; que hoy engalana una página de este semanario.

Estamos persuadidos de las grandes simpatías de que goza entre nosotros el Director de «La Opinión Nacional» y abrigamos la convicción de que nuestros abonados encontrarán justo el homenaje amistoso que en el día de su natalicio, llevamos al hogar del padre de familia tan ejemplar como cumplido ciudadano.


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Texto e imagen tomados del "El Perú Ilustrado" núm 131, Lima, 09 de noviembre de 1889.

Saludos
Jonatan Saona

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