...Decididos ya los chilenos a atacar por los caminos de las Lomas, de la Tablada y de la Playa, realizaron un nuevo reconocimiento el día 6, que debía llevarlos a la formación de su plan de ataque.
Este reconocimiento que dirigió Baquedano y en el que tomaron parte los oficiales de los estados mayores del ejército y de las divisiones, se hizo llevando 4 piezas de artillería -2 Krupp y 2 Armstrong- para medir las distancias de tiro; servían de escolta varias compañías de infantería y 2 escuadrones, más 100 infantes montados.
Estos elementos llegaron a las 8 de la mañana frente a Villa y abrieron el fuego de artillería, con toda prudencia, desde 8000 a 9000 metros. La infantería se adelantó algo más que las piezas de artillería.
Los jefes y oficiales de estado mayor, una vez que se hubo señalado a cada gran unidad la misión que posiblemente le incumbiría, se dispersaron en el terreno estudiando cada uno su zona de acción.
Al día siguiente, el General Maturana, Jefe de Estado Mayor General, volvió al terreno de la víspera con algunos jefes para precisar varias cuestiones que quedaron obscuras y estudiar lo que se refería al sector de la defensa comprendido entre Santa Teresa y San Juan.
Para definir las discusiones suscitadas en el Cuartel General chileno sobre la dirección general que debía tomar el ataque, Baquedano decidió que se efectuara, el 9, un reconocimiento en fuerzas sobre Ate, por la quebrada de Manchay y Rinconada. La dirección de esta operación fué confiada al Coronel Barboza, como lo veremos en seguida...
COMBATE DE RINCONADA
9 DE ENERO
Cumpliendo la misión de reconocimiento que le fuera encomendada, Barboza partió de la hacienda Manchay en el valle de Lurín, a las 12 de la noche del 8 de enero y estuvo al amanecer frente al portachuelo de Rinconada, en la desembocadura de Pampa Grande al valle de Ate. Las unidades que constituían el destacamento Barboza eran las siguientes:
Regimiento 3.o de línea,
1 batallón del «Lautaro»,
1 compañía del «Buin», montada,
1 escuadrón de «Granaderos»,
1 pelotón de «Cazadores», y,
2 piezas de montaña.
En total, estas unidades sumaban cerca de 2500 hombres.
En Rinconada, a órdenes del Coronel Vargas que recién se había hecho cargo del mando de las tropas de esa región, existía una guarnición peruana formada por el batallón «Pachacamac» de 180 hombres de efectivo, un escuadrón de 100 hombres, perteneciente a la Primera Brigada de caballería, a pie, y 50 de la Tercera Brigada, montados. Estas tropas habían comenzado a cavar una zanja que, según su jefe, debería tener dos metros de ancho para levantar detrás de ella, con las tierras de la excavación, un parapeto que facilitara su defensa; la zanja debía cortar por completo los caminos que desembocan de Pampa Grande, alcanzando por sus extremos, derecho e izquierdo, respectivamente, las alturas de la Molina y las de Melgarejo separadas cerca de 2 kilómetros.
En las primeras horas de la mañana del 9 el Coronel Vargas vió aparecer numerosas fuerzas chilenas en el Portachuelo de Manchay, que avanzaban hacia Rinconada por en medio de Pampa Grande y que ya ocupaban, también, las alturas de Melgarejo y de la Molina, que habían escalado previamente.
Vargas pidió entonces a sus superiores inmediatos que el Batallón N.° 14 de la Reserva, que era el que se hallaba más próximo, lo apoyara en la defensa, pero el jefe de esta unidad había recibido orden de no abandonar su propio campamento.
En estas condiciones, secundado voluntariamente por otra pequeña fuerza que descansaba en los alrededores. Vargas combatió enérgicamente hasta las 10 de la mañana, hora en que se vió forzado a replegarse hacia Vásquez donde, a favor de las baterías fijas de esa región y de las tropas de la Reserva que allí existían, esperaba reorganizarse para volver adelante.
Los chilenos, una vez dueños del pasaje, lanzaron puntas de caballería sobre las haciendas de Melgarejo y la Molina de donde se replegaron al recibir fuegos de las baterías pesadas del cerro Vásquez. Poco después, conseguidos los resultados que buscaba, Barboza ordenó a la 1 de la tarde el regreso de sus fuerzas al campamento de Lurín, alcanzando sus vivaques ya entrada la noche.
Los peruanos tuvieron un oficial y seis hombres de tropa muertos y ocho heridos; los chilenos dos oficiales y un soldado muertos y quince heridos.
A partir de este día el comando peruano aumentó las fuerzas que ocupaban la Rinconada de Ate, que fueron, en lo sucesivo, el Batallón 14 de la Reserva, el mismo Batallón «Pachacamac» y 4 piezas White."
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Dellepiane, Carlos. "Historia militar del Perú", Volumen 2. Buenos Aires, 1941.
Saludos
Jonatan Saona
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