20 de febrero de 2024

Salvador Cavero

Salvador Cavero
Doctor Don José Salvador Cavero

El 19 de febrero del presente año (1940), falleció en esta Capital el señor Fiscal jubilado de la Corte Suprema de la República, doctor don José Salvador Cavero cuyo deceso ha sido muy sentido entre los miembros del Foro y del Poder Judicial.

El doctor Cavero nació en Huanta el año de 1850, cursó la instrucción media en el colegio nacional de San Ramón de Ayacucho, y la Superior en la Universidad Mayor de San Marcos de Lima, graduándose de doctor en jurisprudencia el 8 de marzo de 1876, después de haber obtenido en ella las contentas de bachiller, licenciado y doctor, y el único premio pecuniario en el concurso promovido en dicha facultad por el gobierno de don Manuel Pardo. Se incorporó en la misma, primero, como catedrático adjunto de derechos especiales y posteriormente, de derecho civil común, primer curso.

Inicióse en la carrera de la magistratura como juez de primera instancia de Lima, por nombramiento de 14 de setiembre de 1889. Fué promovido a la Fiscalía de la Corte Superior del mismo distrito, el 25 de agosto de 1892, y a la Corte Suprema, por ley de 20 de agosto de 1903, cargo en el cual se jubiló, por enfermedad, el 14 de setiembre de 1912.

Durante su magistratura confirióle el Gobierno la comisión de formular los proyectos de reforma del código y del procedimiento penal.

En el orden político, desempeñó la prefectura de Arequipa en 1890 y fué elegido diputado por Huánuco en 1876 y 1892, y senador por Ayacucho en 1883, 1886 y 1894, concurriendo a los congresos de Chorrillos y Arequipa.

Fué Ministro de Hacienda en 1893, de Justicia en 1894, de gobierno en 1895, y presidente del gabinete y ministro de justicia en 1911: Investido por el voto casi unánime de sus conciudadanos, el congreso de 1904 lo proclamó primer vicepresidente de la república para el período constitucional que expiró en 1908.

Al estallar la guerra con Chile, acudió a participar en la defensa nacional, concurriendo como segundo comandante a la organización, en la ciudad de Ayacucho, de un cuerpo de voluntarios de 500 plazas, que uniformados totalmente a costo de sus jefes, se constituyó en Lima, en diciembre de 1879.

Asistió a la batalla de Miraflores, como ayudante de la comandancia en jefe del cuarto cuerpo del ejército, desempeñada por el general Cáceres. Sangrando por tres heridas, fué recogido del campo de batalla por un amigo suyo que lo reconoció.

Apenas restablecido de sus quebrantos, se reincorporó al ejército en el campamento de Chosica, en diciembre de 1881, concurriendo como secretario general de la jefatura superior del centro, a órdenes del mismo jefe, al combate de Pucará, el 5 de febrero de 1882. Su cédula de invalidez, por la mutilación del brazo izquierdo en Miraflores, y la medalla con que el congreso premió la jornada de Pucará, son el mejor timbre que puede ostentar de su fervorosa devoción a la patria.

Era miembro del Colegio de Abogados y de la Sociedad Geográfica de Lima. Autor de numerosas obras de carácter jurídico.

En el momento de la inhumación de sus restos el Dr. Manuel B. Valdivia, Presidente de la Corte Suprema, pronunció el siguiente discurso:

Señores:
Segunda vez que, en el pequeño lapso de este año, vuelve la Corte Suprema de Justicia a esta mansión, en peregrinaje de dolor, a dar su despedida final a uno de sus ilustres y distinguidos miembros.

El señor doctor don José Salvador Cavero, el mismo día que hace noventa años alegró el hogar venturoso de sus padres lanzando alborozado el primer grito de su vida, por dolorosa coincidencia lanzó también el último, dejando para siempre esto mundo y volando su espíritu a las regiones de la Inmortalidad; su familia, que forma un distinguido núcleo social, el Foro, la Magistratura, el Parlamento, la Patria, están de duelo.

El doctor Cavero, por sus relevantes virtudes ciudadanas, por los importantes servicios que prestó al país, al que consagró toda su vida, es una figura preclara y notable de nuestra nacionalidad.

Hacer en este momento la biografía del ilustre extinto es no sólo difícil sino innecesario, porque su vida prístina y brillante, clara y comprensible, compendio de talento, de ilustración, de conocimientos profundos y variados, de patriotismo y de virtud, es conocida por todo el Perú; de rasgos inconfundibles, de regueros de luz, de enseñanza cívica, jurídica y política, que dejó por dondequiera que pasó ejercitando sus actividades y derramando su saber; sería menester un libro para escribirla. Diré solamente que cursada en su ciudad natal la instrucción media, se trasladó a los claustros de San Marcos, donde triunfal fue su recorrido, cosechando laureles y aplausos; por sus merecimientos le fueron otorgadas las contentas de bachiller, licenciado y doctor en jurisprudencia, un premio pecuniario en un concurso que esa Facultad organizó sus tesis universitarias, sobre la insurrección de Cuba, para graduarse de bachiller, y sobre el sistema de Jurados en el Perú, para el doctorado, le conquistaron el aplauso de sus catedráticos y el afecto y estimación de sus compañeros, y lo llevaron a formar parte del Claustro como catedrático adjunto de Derechos Especiales y de Derecho Civil Común, después.

Como patriota derramó su sangre en la defensa de la Patria, comandando como segundo jefe el batallón de la Guardia Nacional "9 de Diciembre" y acompañando en su gloriosa y recordada gira al heroico Mariscal Cáceres.

Su actividad política se manifestó desempeñando con acierto y brillo la Prefectura de Arequipa; una curul en la Cámara de Diputados en varias legislaturas, la senaduría por Ayacucho, y asistiendo a los memorables Congresos de Chorrillos de Arequipa. También ciñó la faja ministerial en los portafolios de Hacienda, Justicia y Gobierno, sucesivamente, y fué Presidente del Gabinete en 1911, y culminó su carrera política al ser elegido Primer Vicepresidente de la República para el período constitucional que comenzó en 1904.

En la magistratura se inició como Juez de Primera Instancia de Lima, de donde fué promovido a la Fiscalía de la Corte Superior de este distrito, y elegido después Fiscal titular de la Corte Suprema, por resolución legislativa de 20 de agosto de 1903, en cuyo cargo se jubiló el 14 de setiembre de 1912.

Su alta capacidad jurídica fue relievada en toda su actuación forense; el tomo de Vistas Fiscales "Jurisprudencia Penal", expedidas cuando desempeñó la Fiscalía de la Corte Superior, y las posteriores en la Corte Suprema, lo demuestran claramente; contienen un enorme aporte de ciencia, de acierto y de luz; muy largo sería tratar de enunciarlas siquiera; pero no puedo dejar de recordar el dictamen sosteniendo la amplitud y atribuciones del Ministerio Público con motivo de un juicio privativo de comiso, y a consecuencia de una resolución gubernativa que se expidió al efecto; otro defendiendo los fueros de la prensa, cuando se intentó complicar en un juicio criminal al recordado y talentoso, director de "La Opinión Nacional"; el referente al juicio de residencia, el que sostiene la jurisdicción común en un juicio sobre nulidad de una partida matrimonial.

El doctor Cavero, profesando la tesis de que "no es cuerdo abandonar el estudio de los grandes problemas del Estado a las irreflexivas impresiones de la primera hora, y que es necesario, más bien, dilucidarlas a plena luz para que la conciencia pública pueda discernirlas con criterio suficiente"; actuó siempre en su vida pública con ese criterio; se recuerdan sus intervenciones en el Parlamento; el discurso que pronunció al jurar el cargo de Primer Vicepresidente de la República, que fué un fervoroso clamor por la nacionalización de la instrucción primaria; su respuesta como Ministro de Justicia a la Cámara de Diputados, declarando que el Gobierno no se creía autorizado para decretar las medidas de proscripción contra sacerdotes extranjeros, insinuadas por algunos representantes, por juzgarlas violatorias de las garantías constitucionales que las amparaban; y, por último, el libro que publicó como asesor jurídico de la Delegación Peruana en Washington, referente a la cuestión de Tacna Ay rica, juzgado tan favorablemente por la opinión general.

Ha pertenecido, además, a muchas corporaciones, sociedades e instituciones nacionales y extranjeras; a la Academia de Jurisprudencia y Legislación de Madrid, al Colegio de Abogados, a la Sociedad Geográfica de Lima, y en todas prestó el valioso contingente de su ilustración y conocimientos tan variados como profundos.

La Patria agradecida le otorgó una medalla y otras recompensas por los importantes servicios que le prestó. El Poder Judicial lo recuerda con toda consideración y afecto, y como dice uno de sus admiradores, "el doctor Cavero ha dado al Perú el magnífico concurso de su ciencia, como jurista; de su abnegación, como patriota, y de su ruta moral como ciudadano".

Desciende al sepulcro con la plenitud y lucidez de su cerebro privilegiado, con su entereza moral, con la conciencia tranquila y rodeado del cariño y respeto de todos los suyos que lloran su desaparición: Vivirá eternamente en el corazón de sus compañeros.

La Corte Suprema de Justicia le rinde en este momento el homenaje de su consideración y respeto y le consagra su inolvidable recuerdo. Paz en su tumba".



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La Revista del Foro, órgano del Colegio de Abogados- Año xxvii,  n° 1 al 6. Lima, enero-junio, 1940.
Saludos
Jonatan Saona

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