16 de julio de 2014

Manuel F. Terrones

Manuel Fernando Terrones Asencio, héroe nacional civil
Homenaje y revalorización histórica del defensor de la mujer peruana en la guerra del Pacífico

“A este hombre cuyas dimensiones personales no podrán ser alcanzadas fácilmente, rendimos nuestro entrañable homenaje, invocando a quienes conducen los destinos de San José y del país, que dejen de postergarlo fuera de las lindes cívico-patrióticas y le tributen el verdadero homenaje que se merece.”  
Dr. Daniel J. Dionicio Gonzales (*)
     
Al empezar esta síntesis histórica, queremos evocar las palabras del gran historiador peruano Raúl Porras Barrenechea, quien afirmaba “LA HISTORIA ES LA FRAGUA ARDIENTE EN QUE SE TIEMPLA EL ALMA DE LOS PUEBLOS, CON EL EJEMPLO DE SACRIFICIO Y VALOR DE SUS HEROES”. Palabras que encajan muy bien, cuándo se trata de analizar, interpretar y reflexionar, sobre el papel cumplido por el pueblo Sanjosefano y Manuel Fernando Terrones Asencio,  durante  la funesta  ocupación  chilena  allá  por el  año   de 1882.  

Como sabemos, la Guerra con Chile, fue para nuestro país y en especial para el norte peruano, un acontecimiento histórico de trágicas consecuencias, pero también de gran heroísmo y valor de una grupo de peruanos en su mayoría nacidos del pueblo, tal como lo fue Manuel Fernando Terrones.

Declarada la guerra al Perú, por parte de Chile el 5 de abril de 1879, nuestro país tuvo que enfrentar valientemente la invasión enemiga, no obstante de saber que sus fuerzas armadas estaban mal equipadas y regularmente instruidas en estratégicas y tácticas militares. Después de la Campaña Naval con la derrota de Miguel Grau y el “Huáscar” y la posterior toma de Pisagua, San Francisco, El Alto de la Alianza y Arica, los chilenos se quedaron prácticamente dueños del territorio peruano.

Desde Tarapacá, el Capitán de Navío Patricio Linch, en calidad de jefe político y militar de esta provincia peruana en poder del enemigo; propuso al gobierno chileno al mando de Aníbal Pinto, se le confiara una misión de franca represión y sometimiento de los puertos y pueblos norteños del Perú, que según su opinión no había sentido todavía los estragos y efectos de la guerra que venían ganando.

Además  fundamentaban su pedido, en la riqueza  y botín que podía obtener en dichas incursiones.
La finalidad de ésta expedición era tomar posesión y recabar dinero para el fisco chileno. Según la diversidad de documentos y las investigaciones históricas, la “triste célebre expedición Linch”, llego a la provincia de Pacasmayo, entre el 5  y 13 de octubre de 1880.

Desde su llegada, la expedición demostró ser una “empresa de robo, hurto, violaciones, asesinatos e injusticias”; con las indefensas poblaciones norteñas. Por estas características, la “Expedición Linch” se convirtió en el terror del norte peruano, ya que fue arrasado con todo lo que encontraba a su paso: ataque a puertos, asalto a la propiedad pública y privada, destrucciones de muelles, ferrocarriles y aduanas, fuertes “cupos” de guerra, incendio de pueblos y asesinatos a los pobladores que reclamaban y defendían sus derechos. Por ello, Patricio Linch, es llamado por los historiadores el “Pirata Rojo” o más propiamente dicho “EL ATILA DE LA COSTA PERUANA”.

En estos días nefastos para el Perú, los hijos de la provincia de Pacasmayo tuvieron una notable participación de  resistencia y lucha contra los invasores, derramando su sangre y ofreciendo  sus fortunas para el pago de “Cupos” (pagos de dinero obligatorio) a fin de que no se destruyan los pueblos y sus propiedades. Destacan el valor y abnegación de  sanjosefanos y  guadalupanos

Precisamente, en el distrito de San José (Provincia de Pacasmayo), se escribió una de las páginas más significativas de la civilidad. Nos referimos a la “ACCIÓN HERÓICA DEL CAMPESINO MANUEL FERNANDO TERRONES ASCENCIO” que defendiera la dignidad y honor de la mujer Sanjosefana en particular y de la mujer peruana en general en 1882.

Para comprender la  figura histórica  y la  acción   que   realizó   es necesario  precisar  las  siguientes interrogantes de juicio: ¿QUIÉN FUE MANUEL FERNANDO TERRONES ASENCIO? ¿QUÉ HECHOS SUCEDIERON EN SAN JOSÉ EN JUNIO DE 1882 ¿CUÁLES FUERON LAS CONSECUENCIAS  DE ESTOS  HECHOS  HISTÓRICOS?

Al responder estas interrogantes, debemos expresar que la bibliografía y documentación sobre este hecho histórico son escasos; pero como obligación moral y patriótica las hemos analizado e interpretado crítica y reflexivamente; así mismo se ha recogido información oral de los vecinos mas antiguos de éste noble y valiente pueblo.

Por ello, concluimos que hace aproximadamente 132 años, las tropas invasoras chilenas dejadas por el vandálico Patricio Linch; que en una proporción importante, eran delincuentes que habían cambiado su libertad por la guerra; tenían como centro de operaciones la ciudad de San Pedro de Lloc.

Desde la Capital provincial salían compañías  y pelotones a cumplir misiones militares pero también a cometer sus fechorías. El hecho histórico fue que en una triste tarde del mes de Junio de 1882, cuatro soldados chilenos amparados por la “ley Marcial” impuesta por sus superiores y que se encontraban pastando su caballería; llegaron a una de las casas del pueblo campesino de San José. 

Después de una fingida amistad, hipócrita y vil, decidieron mancillar el honor a dos mujeres (madre e hija); quienes se encontraba solas en su humilde casa, ellas al no poder defenderse, lanzaron gritos desgarradores de auxilio.  
Estos gritos fueron escuchados por los campesinos entre los cuales se encontraba Manuel Fernando que a esa hora se encontraban labrando la tierra.

De inmediato acudieron en ayuda de estas mujeres sin ningún temor; la escena que hallaron en la humilde casa, fue la indignación y de heridas profundas, pues se trataba de la madre y hermana (Luisa Terrones) de Manuel  Fernando quien después de increpar a los cobardes chilenos se prestó a dar combate tan solo con un machete en la mano derecha y un poncho de lana envuelto en la otra mano; frente a los groseros y ventajosos soldados chilenos, bien armados y protegidos con bayonetas, sables y botas militares. 

Los chilenos ante la presencia del valiente campesino respondieron con palabras de grueso calibre al impetuoso sanjosefano. La lucha no fue de bravos sino de fieras. Fernando Terrones no bajaba la guardia y al contrario atacaba tenazmente; logrando progresivamente aniquilar a 3 de ellos y dejando gravemente herido al cuarto, quien al verse perdido, huyo despavoridamente, llegando moribundo a su cuartel y después de informar a sus superiores de manera deformada y exagerada; los hechos acaecidos en San José, murió desangrado.

Frente a estos hechos, el ejército chilenos al mando del sagaz y drástico Jefe Provincial  Arellano, basándose en la drástica y nefasta “Ley Marcial”; ordenó, la captura de los principales sospechosos, logrando detener alrededor de 25 sanjosefanos, entre los que se encontraba el viril y valiente ciudadano don Pedro Ríos Yépez, que era patrón y muy amigo de Fernando Terrones. 
También en forma implacable se dio la orden que “…El pueblo de San José fuera quemado y que el sargento Álvarez, con la tropa procediera a hacer las investigaciones del caso, a fin de hallar al culpable o culpables del criminal suceso”.

Esta orden, se cumplió ante la impotencia de los sanjosefanos; la iglesia, las casas y propiedades fueron consumidas por las llamas; mientras que los niños mujeres y ancianos huían para salvarse de la venganza de los chilenos, quienes se apoderaban de los mas valioso (joyas, dinero, etc.). Ante el incendio de San José, la captura de campesinos e incluso señores y hacendados de esta jurisdicción; quienes después de juicios fueron sentenciados a morir fusilados. Manuel Fernando que se encontraba escondido en los cañaverales de Cultambo y sabiendo que su patrón don Pedro Ríos Yépez y su hijo se encontraban entre los prisioneros y también amigos suyos inocentes de toda culpa, con alma espartana, se presentó ante la jefatura Provincial, entregándose a los chilenos y confesando la verdad de los hechos. 

El alto mando enemigo, sorprendido todavía por la valentía de este hombre; inmediatamente ordenó su fusilamiento y la libertad de los presos.
La sentencia se cumplió un aciago 25 de Junio de 1882, Terrones prefirió; al igual que Bolognesi y Grau, morir con la frente en alto antes que vendado; entregando su sangre y su vida como vivo ejemplo de su innegable valor y dignidad nacional.

Al cumplirse el primer centenario de su muerte (1982), el entonces Senador de la República Eduardo Yashimura Montenegro con apoyo del Comité del I Centenario dirigido por el notable sanjosefano Luis Paz Núñez, elaboró el proyecto de Ley. 
Este proyecto legislativo  fue aprobado en las Cámaras  de Diputados y de Senadores y el Presidente de la República Fernando Belaunde Terry, promulgó la Ley Nº 23457, reconociendo y declarando a Manuel Fernando Terrones Asencio “Héroe Nacional Civil” y a San José, pueblo heroico.

El que escribe, en calidad de  profesor de la I.E. “San José” y especialista en Historia, el año 2004 publicó el libro “FERNANDO TERRONES ASENCIO, SANJOSEFANO  HEROICO”, en cuyas páginas explicamos  la verdadera historia de este gran sanjosefano,  también afirmamos  que en cada homenaje a Manuel Fernando Terrones Ascencio, se debe hacer votos para que su sagrada memoria y la lección de su sacrificio vivan siempre en la conciencia y el corazón de la niñez y juventud Pacasmayina, liberteña y peruana. Porque “LA MEJOR GLORIA DEL PERSONAJE HISTORICO RESIDE PRECISAMENTE QUE LAS NUEVAS GENERACIONES CONTINUEN SU OBRA”.

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(*) Doctor en educación, profesor  y asesor del Club de Historia y Turismo “Juan José Vega”  la I.E. “San José – Pacasmayo y de la UCV- Trujillo, asimismo es autor del libro “FERNANDO TERRONES ASENCIO, SANJOSEFANO HEROICO” publicado el año 2004.

2 comentarios:

  1. La llamada "Expedición Lynch" tuvo lugar en los meses de septiembre y octubre de 1880. ¿ Que tiene que ver con sucesos ocurridos en junio de 1882 ?

    Fernando Terrones fue, a no dudarlo, un valiente. Y también un hombre de extraordinaria capacidad combativa.
    Consideremos : armado de un simple machete, enfrenta a 4 soldados chilenos premunidos de fusil y bayoneta. Mata a tres y deja malherido a un cuarto.
    Debemos necesariamente concordar en que se trata de un caso notable.
    La incuria del dictador Piérola, o al menos de sus representantes en el norte del Perú, no le permitió visualizar la necesidad de detectar y poner bajo bandera, en 1880, a Fernando Terrones y a cuantos peruanos más de sus mismas condiciones.
    Un mero grupo de combatientes de tal capacidad, ubicados en el Portezuelo de San Juan, hubieran barrido con los asaltantes en la mañana del 13 de enero de 1881, y probablemente dado otro giro a la Batalla de San Juan. Y al desenlace de toda una Campaña.

    Cuatro soldado chilenos armados de fusil y bayoneta, puestos fuera de combate (tres muertos y un herido) por un paisano armado de un machete. Uno no puede evitar sentir escalofríos.

    R. Olmedo

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  2. ES CIERTO, PERO LAS TROPAS INVASORAS DE LINCH, SE MANTUVIERON EN EL VALLE DE JEQUETEPEQUE (SAN PEDRO DE LLOC, SAN JOSE, GUADALUPE, ENTRE OTROS) HASTA 1882, COMETIENDO LOS EXCESOS Y ABUSOS QUE YA CONOCEMOS.
    EL CAMPESINO FERNANDO TERRONES, ES UN SIMBOLO DE LA DEFENSA DEL HONOR Y LA DIGNIDAD DE LA MUJER PERUANA Y DE NUESTRA PATRIA

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