13 de julio de 2020

San Pablo por Corpancho

Arco del Triunfo de San Pablo 
Batalla de San Pablo
13 de julio de 1882
(Por M. N. Corpancho)

Para los hijos del General Miguel Iglesias.

Libre, después de prisionero en el "Morro Solar", el General Miguel Iglesias se dirigió al Norte, en donde se radicó en su hacienda "Udima", a curarse los dolores de patriota y padre, sufridos en los últimos desastres nacionales.

Pero habiendo llegado hasta su retiro las insinuaciones del General Montero, que debía dirigirse a Huarás, a conferenciar con Mr. Trescott, tuvo que aceptar la Jefatura Superior del Norte y el Generalato en Jefe del mismo ejército.

Con dos provincias, Chota y Hualgayoc, sublevadas; en las cuales se había proclamado Director Constitucional del Norte el Dr. Puga; con un ejército desmoralizado, desnudo y hambriento; con escasos elementos de guerra y sin un centavo en caja, tuvo que hacer frente a la situación.

Empeñando sus propios bienes, y a fuerza de labor profícua, pudo dar conveniente organización y vida a ese grupo de hombres abnegados, que mas tarde nos habían de dar un día de gloria en las laderas de San Pablo, arrancando un laurel a la victoria que tan esquiva se nos presentaba.

Encontrándonos en Chota, después de pacificada, recibimos noticia de la ocupación de Cajamarca por el capitán chileno Del Ortto, con un grupo de soldados. Esta audacia, que el pueblo castigo espontáneamente, pues allí no habían fuerzas, determinó al General en Jefe su regreso a esta ciudad, y la nueva organización que dio al ejercito, dividiéndolo en dos fracciones, y aumentando su número con la formación de columnas ligeras, de ciudadanos armados. Así, pues, y con otras medidas, quedó determinada la manera como debíamos de atacar al enemigo, que había combinado un golpe por Cajabamba y San Pablo, para destruir nuestras fuerzas...

Llego el 13 de julio; nuestras fuerzas, constituidas por dos divisiones al mando de los coroneles Justiniano Borgono y Callirgos Quiroga, siendo Jefe de Estado Mayor General D. Lorenzo Iglesias, anticipándose a las ordenes que se les había impartido, pues la batalla debía darse al día siguiente; y no concordando en la hora del ataque, por razón de haberse demorado la 2a. división en su marcha por les inconvenientes de: camino, emprendieron la ofensiva. De allí que la batalla estuviera dividida en dos partes.

La primera le correspondió a la 1° división, que sufrió grandes perdidas y en la que hicieron lujo de valor temerario la «Columna de Honor», formada por muchachos que habían servido en Chorrillos y que cayo casi Integra, bajo las ordenes del General Iglesias; los bravos de «Libres de Trujillo», que dieron pruebas de arrojo; y los abnegados de las columnas de «Chota», «Bambamarca» y «Hualgayoc.»

Dueños los chilenos, por espacio de media hora, del campo, y después del repase horroroso que hicieron con los heridos, se presento la 2a. división, cuya presencia introdujo el pánico en el enemigo y su completa derrota, bajo los fuegos certeros de nuestros cañones y el empuje de nuestros valientes.

La «Columna Naval» y el «Trujillo» No. 1 rivalizaron en valor.....

Y, aquí, cumple a nuestra veracidad dedicar párrafo aparte a los patriotas de la columna «Vengadores de Cajamarca», formada por la juventud distinguida de . Cajamarca, y en la que actuó como simple soldado el digno, patriota y virtuoso don Mariano Castro Zaldívar, acompañado de sus hijos Mariano, Víctor y Genaro; los hermanos Sousa y tantos otros distinguidos vecinos de la localidad, que fueron los más grandes auxiliares y dieron ejemplo de serenidad y valor en el momento de la prueba.....

Cuarenta años han pasado desde entonces! Cuarenta años durante los cuales, siempre, hemos entonado, un himno de gratitud para los que en las laderas de San Pablo, cayeron por defender el suelo patrio!

El olvido, la ingratitud y la envidia han arrojado muchas veces sombras sobre los hombres a cuyo esfuerzo se debió ese día de gloria, en medio de nuestros infortunios; pero la verdad y el juicio sereno de !a historia, que tarda, pero que al fin llega, ya se abre paso.

El General Miguel Iglesias, a cuyo esfuerzo se debe el triunfo de San Pablo; el valiente, el denodado del «Morro Solar»; el patriota de corazón, que se sacrificó deliberadamente por librarnos del yugo, de un enemigo feroz e implacable, duerme ya el sueño eterno; y muy cerca de él, en la «Cripta de los Héroes», descansan también los bravos, los abnegados, de San Pablo, que duermen, también, el último sueño, en ese templo que corona el emblema de la Patria y cuyas puertas guardan el Angel de la Gloria, que glorifica a los vencidos!......

Benditos sean!......

Coronel M. N. Corpancho.
(Ex-ayudante, en la guerra, del General Miguel Iglesias)



*********************
Texto publicado en la revista "Mundial", Lima, 14 de julio de 1922.
Foto: Arco por el triunfo de San Pablo. Colección Carlos Santolalla.

Saludos
Jonatan Saona

No hay comentarios.:

Publicar un comentario