8 de agosto de 2021

Manuel Sixto Valcárcel

Manuel Sixto Valcárcel
Duelo Obrero

Víctima de una larga y dolorosa enfermedad ha fallecido en esta capital en las primeras horas del lunes 16 del presente, el veterano y respetable artesano, don Manuel Sixto Valcárcel, que no sólo fuera en vida un obrero ejemplar y laborioso, sino que también fué un esforzado defensor de la Patria, en las horas que éste demandó el contingente de todos sus hijos.

Valcárcel fué uno de los primeros alumnos diplomados de nuestra recordada Escuela Nacional de Artes y Oficios, entrando, niño aún, al servicio de la patria, el año 1873, como maestro mayor del taller de Carpintería y Carrocería del parque general del Ejército, hoy Arsenal de Guerra, puesto que ha servido con ejemplar laboriosidad y rara abnegación hasta el momento de su muerte. 

Cuando nuestra infortunada guerra del 79 tocó a Valcárcel, un papel, en su condición de modesto trabajador, muy importante y patriótica, pues como maestro de carpintería del parque, tuvo a su cargo el embalage de todo el que, armamento que la nación enviaba a sus hijos del sur para que defendieran el suelo sagrado de la patria, pero Valcárcel no contento con este papel, pidió y obtuvo permiso para reservarse un rifle e ir con él a combatir en defensa de su patria en toda la campaña del sur. 

Derrotado y herido, pero con más coraje patriótico, vino el compañero Valcárcel a la capital, y cuando sus heridas aún no curadas del todo manaban sangre todavía, se alistó en las huestes que defendieron Lima en los campos de San Juan Chorrillos y Miraflores, cumpliendo allí también sus deberes de buen soldado del trabajo y de la patria. 

No se conformó Valcárcel con el desastre y con su salud quebrantada, siguió a los bravos que a las cumbres de la breña fueron a defender el honor nacional, haciendo toda esa ruda y gloriosa campaña ganándose por sus merecimientos las condecoraciones con que la patria agradeció a sus buenos hijos, por las acciones de Huamachuco, Pucará y Marcavalle, medallas que a la hora de morir ha obsequiado a su gremio, diciéndoles que todos le imiten y ganen otras iguales cuando pronto les llame la patria a reconquistar el territorio.

Como organizador, fué uno de los principales factores para la organización mutual y gremial, siendo el más entusiasta y decidido componente de la agrupación, que con Manuel Gómez a la cabeza, iniciaron en 1884 la labor de solidarizar las fuerzas sociales en una fuerte y bien orientada federación, que tuviese por vanguardia de sus ideales la defensa abnegada de la patria y quedó la Confederación de Artesanos constituida prestando los grandes servicios que hasta hoy lleva prestados a la patria. 

En el orden Industrial. también fué Valcárcel esforzado elemento, pues se debe a su ingenio la fabricación de un Salva Vidas especial, de escaso valor y muy aprovechable, lo mismo que también un Sifón de Madera para utilizarlo en el servicio de la bebida nacional, Chicha ; y al morir, estaba entregado al descubrimiento y fabricación de una materia y un apa rato para la elaboración de Metileno nacional, materia y aparato que ha sido estudiado y patentado, con los mejores informes de nuestros químicos y del personal técnico de: Ministerio de Fomento. 

El fundador de esta casa de la Opinión Nacional, que siempre vivió entre los buenos hijos del trabajo, conoció a Valcárcel desde muy joven distinguiéndole y apreciándole en lo que valía, distinción que se aumentó en las trincheras, donde juntos defendieron a la patria, y que conservó hasta sus últimos días. siendo Valcárcel, uno de los obreros más distinguidos y apreciados para don Andrés Avelino Aramburú. 

Al caer herido de la mortal dolencia que le lleva a la muerte, en 1918, el congreso Nacional corrijió en algo la injusticia y el desamparo en que la patria tiene hasta hoy a los trabajadores que le brindan su vida y esfuerzos, sancionando una ley especial, otorgándole una gracia pecuniaria que apenas ha alcanzado para sufragar parte de los gastos, de su cruel y costosa enfermedad. 

A su muerte, todas las instituciones obreras sin distinción de organización ni doctrina, rodearon su féretro con sus banderas enlutadas, siendo la primera vez que tantos estandartes se inclinen reverentes ante los despojos de un hombre trabajador, pudiéndose señalar como hecho más marcado y sujestivo, el que la sociedad patriótica Tacna, Arica y Tarapacá, que como se sabe es formada por los hijos de nuestras cautivas queridas, fuese hasta él con su estandarte rigurosamente enlutado y con esta estimulante leyenda: "Los Cautivos residentes en Lima, al obrero combatiente del 79". 

En el sepelio del buen obrero Valcárcel, efectuado el martes en la tarde, estuvieron representados en simpática solidaridad y sentimiento, todos nuestros mejores elementos sociales, pues junto con nuestros obreros y artesanos, estuvieron generales y jefes de nuestro ejército y miembros distinguidos de nuestra 'más alta sociedad. 

La banda del Regimiento Guardia Republicana, como manifestación especialísima para el buen soldado de la patria y del trabajo, acompañó al sepelio hasta el Cementerio General, donde al inhumarse los restos, pronunciaron sentidos discursos, don Adrián Zubiaga como único sobreviviente ya de la fundación de la Confederación de Artesanos Unión Universal, en nombre de esta, don Federico Ortiz Rodríguez, en nombre de las instituciones mutualistas Federadas y Libres, don Amador Benavides, en nombre de la Asamblea de Sociedades Unidas, don Manuel Ramírez en nombre de los veteranos del 79; don Carlos Gómez de La Fuente, en nombre del Gremio de Carpinteros Confederados; don Oswaldo Cayo y Pizarro, en nombre de la Protectora de Albañiles; y don Carlos Lora y Quiñones, en nombre de el Centro Internacional Obrero. 

Tanto en la casa mortuoria como en el Cementerio General, tomaron las cintas los señores General Carlos I. Abril, coronel Gerardo Álvarez, coronel Jorge Anderson, comandantes Joaquín Ramírez, Guillermo Romero, Juan Antonio Nieto y Milcíades Cornejo, y los señores doctor Luis Miró Quesada, Marcelino Rodríguez y Adrián Zubiaga. 

Arrastraban el duelo, los señores Ignacio Larrañaga y Juan Leonardi, hijos adoptivos del extinto, y el presidente de la Confederación de Artesanos señor Herrera y Vera. 


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Texto y fotos tomados de Revista "Mundial" Año 1, num 17, Lima, 20 de agosto de 1920.

Saludos
Jonatan Saona

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