18 de diciembre de 2019

Manuel González de La Cotera

Manuel González de La Cotera 
Manuel González de La Cotera 


Nació en Ayabaca (Piura), 1817.

Ingresó a la Escuela de Cadetes de Lima y luego fue enviado a Europa. De regreso en el Perú, sirvió al gobierno de Mariano I. Prado (1876-1879).

En abril de 1879, La Cotera salió del Callao a bordo del transporte Chalaco, que llevaba a los batallones Puno N.º 6 y N.º 8, y cuatro piezas de artillería. Llegó a su destino el 8 de abril. 

La Cotera quedó al mando de aquellas fuerzas, pero por discrepancias con el general Juan Buendía y otros jefes, regresó a Lima, donde estaba al frente del gobierno el general Luis La Puerta.

El 16 de octubre de 1879 La Cotera fue nombrado presidente del Consejo de Ministros y ministro de Guerra. 

El 28 de noviembre de 1879 el presidente Prado retornó a Lima. Después de un intento de renovar a los ministros, el gabinete La Cotera fue ratificado.  

Cuando Prado se embarcó con destino a Europa dejando en el poder nuevamente a La Puerta, la situación fue aprovechada por Piérola para iniciar una revolución. El general Pablo Arguedas, jefe del Batallón Ica acuartelado en el antiguo local de la Inquisición, se negó a obedecer la orden de La Cotera, de enviar dos compañías para resguardar el Palacio de Gobierno. Luego de un combate entre ellos, La Cotera no pudo evitar que Piérola se apoderara del Gobierno.

En carta de enero de 1880, Petit Thouars, comenta sobre el final de la lucha entre La Cotera y Piérola:
"La Cotera salió de Lima para dirigirse al Callao, pero apenas salió de la ciudad, los hombres y los oficiales manifestaron abiertamente su repugnancia de continuar luchando contra sus conciudadanos y se negaron a ir más allá y todos volvieron a ingresar a la ciudad en medio de gritos de "viva Piérola". 
Se cuenta que el general La Cotera regresó solo seguido de dos compañías de caballería, que recorrió tranquilamente toda la calle de los comerciantes en medio de vociferaciones e insultos que se le decían directamente a él casi a quemarropa sin que su fisonomía muestra la mínima emoción. Es un soldado vigoroso".
Después de las derrotas en San Juan y Miraflores (enero de 1881), La Cotera, que se encontraba bajo arresto, burló a sus guardianes y se lanzó a las calles intentando reorganizar a los desbandadas tropas peruanas, el general La Cotera recorrió varias calles de Lima gritando ¡Abajo Piérola! y ¡Viva la Constitución! Los pocos que le seguían empezaban a abandonarlo, al no lograr su objetivo, buscó asilo.

El ministro Pedro Calderón reaccionó y lanzó en persecución de La Cotera bajo la acusación de rebelión.  A las 11 de la noche fueron a buscarlo a su casa, pero ya se había refugiado en la Legación inglesa. 

El general La Cotera pudo pasar al día  siguiente a bordo del acorazado inglés  “Triumph”.  Mientras tanto las turbas adictas a Piérola casi se habían apoderado de las calles de la Capital que recorrían gritando ¡Viva Piérola, abajo la argolla! Se referían a los civilistas, pero también había hostilidad contra los extranjeros, pues gritaban ¡Mueran los gringos!

Cuando se constituyó un nuevo gobierno nacional encabezado por el presidente Francisco García Calderón, La Cotera se contó entre colaboradores.  Pero cuando García Calderón fue apresado y enviado en Chile, La Cotera protestó enérgicamente, por lo que también fue enviado al exilio. 

Tras la firma del Tratado de Ancón, retornó al Perú en 1884. Gobernaba entonces el general Miguel Iglesias, personaje que no gozaba de popularidad por haber firmado la paz con Chile y contra quien La Cotera conspiró. Se trasladó a Ecuador y allí se contactó con otros refugiados piuranos. Volvió al Perú por Tumbes con otros sublevados y logró más adhesiones, pero fue derrotado en Cerro Blanco el 24 de junio de 1884, por las fuerzas gobiernistas al mando del coronel Genaro Carrasco venidas desde Lima.

La Cotera pasó nuevamente al Ecuador. Al poco tiempo regresó para unirse a Eloy Castro y Eduardo Merino, sublevados contra Iglesias. Pero cayó gravemente enfermo y se refugió en la hacienda Monte de los Padres, en donde fue capturado en 1884 por Laureano Ramírez. Fue llevado prisionero a Morropón. Corrió el rumor de que había sido envenenado. "Muero por servir a mi patria" fueron sus últimas palabras. 


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Saludos
Jonatan Saona

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