27 de noviembre de 2018

Última expedición a Tarapacá

José Ramón Vidaurre
Última expedición a Tarapacá.

Se encuentra el cadáver del comandante Ramírez.

"Comandancia de la división espedicionaria en el valle de Tarapacá.
Campamento de Quillaguasa, enero 25 de 1880.

Señor Jeneral en Jefe:
El 22, a las 4 P. M., salí de Dibujo con la infantería de mi mando en dirección a Tarapacá, según orden de US. habiendo mandado adelante dos estanques con agua para el provisionamiento de la tropa.

A las 4 h. 45 A. M. del día 23 se reunió la caballería en el alojamiento que a las 12 P.M. habíamos tomado. Ordené a la caballería siguiera adelante a las 7 A. M. i después de proveer de agua suficiente toda la división emprendimos la marcha primero la caballería i después la infantería, llegando a Tarapacá el 23 a las 5 P. M.

De los dos estanques que mandé con agua solo uno llegó al alojamiento, pues el médano impide el paso de los vehículos, pero este fué suficiente para la tropa i aun para cabalgaduras.

Lo único que se sabe por acá respecto a la espedición de Albarracín es que días antes de nuestra llegada se habían visto cien hombres de caballería en Camarones. El alférez Soto, que US. conoce, me dice que el sub-prefecto se fué a Tacna. A ambos datos no le doi importancia.

Según averiguaciones, supe que el coronel Carpio había estado horas antes en el pueblo sin saberse qué camino había tomado, mandé un propio para Sibaya para que pasase por Pachica, Laurano, Mocha, Guariña i averiguase el paradero de los coroneles Carpio, Zavala i capitán Capetillo, que me dicen se encuentran en este último lugar i también para que observe los movimientos i el paradero de Albarracín.

Al propio lo espero por momentos, i me apresuro a dar cuenta a US. para que US. no ignore lo que ha ocurrido hasta la fecha.

Yo mismo salgo momentos mas tarde a Pachica con diez hombres para averiguar por mí mismo lo que por ahí sucede i tomar las medidas convenientes.

He quitado a los naturales del pueblo cinco fusiles i una carabina, i de los animales del coronel Zavala dos yeguas.

He ordenado recojer yataganes pertenecientes a nuestro ejército i abrir una gran fosa para enterrar mas de cien cadáveres que permanecían insepultos.

Entre estos se encuentran todos los que perecieron quemados en la casa donde se supone está el del comandante Ramírez i que, según los datos recojidos, parece pueda encontrarse una vez se remuevan los que existen en esa pieza.

El día de nuestra llegada se benefició un buei porque la caballería no traía víveres, i se ha seguido haciendo lo mismo en los otros días. El total de la jente que recibe ración asciende a 396 contando los
oficiales, soldados i arrieros, apesar de que ésta no es completa por faltar los otros artículos que la enteran lo hago durar para un día.

Si US. lo cree conveniente i si mi permanencia en esta dura algún tiempo, puede mandarme víveres en 12 o 15 mulas, para las cuales puedo conseguir me presten aparejos si en ese campamento no existen.

De las cien mulas que tienen en servicio los cargadores pueden aprovecharse las necesarias para el objeto.

La caballada de los cazadores i las mulas están perfectamente cuidadas, pues hai agua corriente de excelente calidad i alfalfa para quince días. Mas arriba de Pachica la hai en tanta abundancia que puede mantenerse durante un mes 600 caballos.

El servicio en este campamento se hace con la regularidad debida, cuidando al mismo tiempo la conservación de las cabalgaduras.

Solo dos avanzadas hacen los Cazadores i el resto la infantería, i de día se colocan los vijías necesarios i en puntos escojidos de antemano.

La infantería que llegó mui cansada i aun maltratada está ya repuesta i contenta.

Dios guarde a US.
José R. Vidaurre."


Hallazgo del cadáver del Comandante Eleuterio Ramírez.

"Comandancia De Las Fuerzas Espedicionarias sobre el valle de Tarapacá.
Campamento de Quillaguasa, enero 25 de 1880.

El 25, después de diana, comisioné a los subtenientes don Eduardo Moreno V. i don Julio A. Medina con cincuenta hombres llevando las herramientas necesarias para abrir una gran fosa i dar sepultura a los cadáveres de que hablé a US. en mi nota anterior, con encargo especial de no remover los quemados que yacían hacinados, hasta que estuviese presente el que suscribe.

Esta determinación la tomé porque el día anterior, en compañía del capitán de cazadores don J. Francisco Vargas, subteniente del mismo cuerpo don José Tomas Urzúa, subteniente de artillería de marina don Rolan Zilleruelo, doctor don David Tagle Arrate, don José A. Silva i don Máximo Urízar, visitando ese lugar, descubrí el cadáver del capitán Garreton. A pesar de las opiniones contrarias de algunos i de saberse que su hermano lo había sepultado, lo separé de los demás para practicar un nuevo reconocimiento del cual resultó su autenticidad testificada por la mayor parte de los presentes.

Al dar esta orden, lo hice para presenciar por mí mismo la remoción de los cadáveres i ver si encontraba el del comandante Ramírez.

Una hora hacía que se ocupaban en este trabajo cuando se me presenta el subteniente Medina trayéndome la grata nueva de que el cadáver tan afanosamente buscado, había aparecido, acompañándome como comprobante, una sortija lisa de oro, con la leyenda: "Recuerdo, 1874" Inmediatamente me trasladé al lugar indicado i reconocí por mí mismo el cadáver, como también lo reconocieron el capitán don J. Francisco Vargas, teniente don Antonio León, subteniente don Eduardo Moreno V., don Julio A. Medina, don Rolan Zilleruelo, el doctor don David Tagle Arrate i don Máximo Urízar, que me acompañaban. Mandé remover a mi presencia las cenizas en el lugar donde se había encontrado el cadáver i luego descubrí una parte del chaleco de lana que llevaba el día del combate, en cuyo único bolsillo encontré dos colleras de oro para puño con el anagrama de su nombre i cinco fichas de las que se usan en las oficinas salitreras i que yo mismo le había obsequiado días antes de su muerte.

Momentos antes había llegado el subteniente Moreno, quien me entregó un tirabuzón con pito i una brújula que también se encontró entre los jirones de ropa que aun conservaba el cadáver.

Por lo espuesto verá US. que la identidad del cadáver del comandante Ramírez no deja lugar a dudas, pues sus facciones después de lavada la cara i la cabeza, son las mismas reconocidas por las personas que me acompañaban, i en fe de lo cual hice levantar una acta.

A mas el único brazo que tiene i que es el izquierdo está vendado con un pañuelo blanco, conforme a las noticias que se tenían.

He dado las órdenes convenientes para que se depositen estos cadáveres en dos cajas que he hecho arreglar apropósito para llevarlos consigo a mi regreso al campamento, donde puede US. si lo juzga conveniente, ordenar un nuevo reconocimiento.

Los cadáveres irán perfectamente acondicionados, pues yo mismo los he arreglado, i el doctor señor Tagle Arrate ha preparado los desinfectantes.

Con el propio que lleva esta comunicación, remito a US. las colleras, el tirabuzón, brújula, fichas i la sortija de que he hecho mención.

José Ramón Vidaurre.
Señor Jeneral en Jefe del Ejército del Norte."


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Saludos
Jonatan Saona

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