11 de octubre de 2018

Informe médico de veterano


Informe médico de un veterano peruano de la guerra del Pacífico acusado de homicidio 1891

"INFORME MEDICO LEGAL

Sobre Melquíades Loayza. enjuiciado por homicidio

Los infrascritos médicos de policía, en cumplimiento del auto del señor Juez del Crimen doctor don Rosendo Badani, de 22 de Agosto último (puesto en conocimiento de ellos con mucha posterioridad) se han constituido en dos días diversos en la cárcel de "Guadalupe" y han reconocido al preso Melquíades Loayza, haciendo en él, el minucioso y detenido examen requerido por el expresado señor Juez.

El resultado exponen como sigue:

Melquíades Loayza, natural del Cuzco, y de veinticinco años de edad, presenta los caracteres físicos siguientes:

Constitución fuerte, temperamento bilioso, desarrollo bueno del esqueleto, lo mismo que el del sistema muscular; buen estado de nutrición; estatura de 1 m. 64 ctms; peso del cuerpo 65 K. y 5 gms, la mayor abertura de sus brazos es de 1 m. 66 ctms.

Es de raza americana mixta (cholo) trigueño, barba nula, bozo escaso, cabello negro y abundante; tipo del cráneo braquicéfalo, simétrico, arco superciliar normal, cavidad ocular mediana, iris color pardo, orejas medianas y regularmente colocadas, mandíbulas normales sin prognatismo. En el cráneo, el diámetro antero posterior es de 184 milímetros, el diámetro biparietal máximo es de 147 milímetros, y el bifrontal mínimo de 130 milímetros; la circunferencia total de 555 milímetros, la altura de la frente mide 54 milímetros y el largo 118 milímetros; en la cara, el ángulo facial es de 70°; la fisonomía presenta una expresión serena, nada repugnante; en la frente hay dos pequeñas cicatrices, como señal partícular.

En el examen psíquico que se le hace, Loayza manifiesta: inteligencia correcta, su lenguaje es preciso, la memoria buena, la asociación de las ideas se hace con regularidad, su trato es tranquilo. Según se asegura su sueño es corto é inquieto, por hallarse preocupado de su porvenir, después del hecho cometido con el mayor Emilio Meza, el 14 de Junio último.

Preguntado acerca de este suceso, es decir del balazo disparado por él, sobre el expresado mayor Meza y de los motivos que tuvo para ello, contestó que ese acto, de que él mismo no se dá cuenta, fue obra del estado de embriaguez en que se halló entonces: que no tuvo ninguna prevención contra el citado mayor, á quien lo vió ese día por primera vez en la Comisaria. Que no estando acostumbrado al uso de los alcohólicos, al haber tomado ese día algunas copas de aguardiente, le sobrevino un estado de embriaguez, en cuya condición, la reprensión que le hizo el mayor, lo exaltó de tal manera que lo llevó á cometer un hecho irreflexivo.

Interrogándosele sobre si tenía algún remordimiento por esa falta, dijo que sí; haciendo esta afirmación de un modo muy indiferente, sin ningún otro signo de que así lo sintiera y más bien por no causar escándalo con su negativa.

Al preguntarle sobre el estado habitual de su salud, contestó que hace mucho tiempo que sufre de accesos de epilepsia, que antes eran más frecuentes que ahora, en que son á mayor distancia: que de dicha enfermedad había sido asistido por repetidas veces en el Cuzco por el Dr. Castillo y que, frecuentemente, cualquiera impresión moral intensa le produce estos accesos.

Habiéndosele dicho con este motivo, si en su familia había antecedentes de enfermedades nerviosas, contestó que sus tías las señoras Ochoa que lo habían criado, padecían de ataques convulsivos, y que mi tío paterno don Mariano N. Alvarez. que actualmente se haya también preso en esta Cárcel de "Guadalupe” sufre accesos epilépticos; pero que sus padres y su hermano Tomás no han padecido de enfermedad nerviosa.

Al hacérsele algunas inquisiciones sobre su educación y modo de vivir, expuso, que sus tías, las expresadas señoras Ochoa lo habían tenido á su lado, desde que era pequeño; que dichas señoras que tenían colegio le habían enseñado algunos rudimentos de instrucción primaría, como leer, escribir, religión y algo más; que estando así ya crecido se presentó al batallón "Libres del Cuzco" para ir al Sur en la guerra con Chile; que después perteneció á otros batallones, en uno de los cuales concurrió al combate de Huamachuco, y que al fin sentó plaza de celador, primero en el Callao y después en Lima; que en todas partes ha merecido la estimación de sus jefes por su conducta.

Al apreciar ahora los dates expuestos, se observa, de una parte, que en Loayza no existen tos caracteres físicos reconocidos en la actualidad por los criminalistas, como propios del tipo criminal. De otra parte, los fenómenos psíquicos observados en Loayza, llama la atención, la deficiencia del sentido moral, ese estado que Prosper Depine llama «insensibilidad moral" («Psichologíe naturelle») y que es designado por Lombroso con la denominación de «locura moral"·—(Césare Lombroso—( L’homme criminel.")

En Loayza no hay ninguna muestra de arrepentimiento del homicidio perpetrado por él, sin motivo suficiente. y de haber llevado la desgracia á una familia inocente. En el todo su pesar, se refiere á su porvenir, al castigo que debe sufrir; todos sus cuidados son de carácter esencialmente egoísta.

Los infrascritos creen que aunque ni el Juzgado, ni ellos tienen datos para saber, si antes del crimen cometido por Loayza, ha dado éste muestras de insensibilidad, su conducta actual lo manifiesta de una manera terminante, y demuestra que ha sido necesaria esta ocasión para manifestarse y darse á conocer.

Este estado de Loayza es favorecido por su modo de ser individual, por la ninguna cultura de su inteligencia, reducida á algunas nociones de instrucción primaria: de manera que sus tendencias no han tenido el moderador estético que imprime el cultivo intelectual...

Es verdad que los infrascritos no han sido testigos de los accesos de epilepsia de que sufre Loayza; pero á atenerse á las aseveraciones que él hace, al parecer con ingenuidad, á este respecto, sin tener en cuenta que su padecimiento pudiera influir en el ánimo del Juez, inclinan á creer que la afirmación de Loayza, sea verdadera y que él padece en realidad de ese mal.

La epilepsia no es una enfermedad reducida á las convulciones con que se manifiesta generalmente; sino que se presenta muchas veces, bajo la forma de otros raros fenómenos nerviosos, que se acompaña con ese sello particular del instinto modificado, del carácter especial, que Despine llama «Carácter epiléptico »

Cuando en este estado estalla el acceso de la insensibilidad intelectual, se ejecutan actos automáticos de furor, de los que en el gran mal intelectual, no queda ningún recuerdo; mientras que en el pequeño mal permanecen huellas en la memoria.

En tales condiciones, como se ha dicho, hay tendencias fatales á cometer crímenes...

En virtud de lo expuesto, los infrascritos esperan que, para que el Juez falle en el asunto de Loayza, debe procurar tener conciencia neta sobre este hecho.

Esa investigación debe extenderse hasta saber si es cierto que Mariano N. Alvarez, tío paterno de Loayza, y preso también en la cárcel de «Guadalupe» padece de epilepsia, lo cual sobre ser de fácil comprobación, es de ventaja importante en la causa.

Resta ahora tomar en consideración la influencia del alcohol de que se halló dominado Loayza cuando cometió el crimen de victimar al mayor Meza en 14 de Junio pasado.

No cabe la menor duda sobre que el alcoholismo puede ser causa de tales perturbaciones del espíritu, que puedan conducir al crimen á quien se halle bajo su acción.

Aunque hay alguna divergencia entre los escritores que han estudiado acerca de los grados que él toma, la generalidad y aun el sentimiento común reconocen tres.

El primero es aquel en que solo hay exitación nerviosa, con notable espansión del espíritu, el individuo se halla comunicativo y tanto que muchas veces no guarda reservas de lo que piensa; en el segundo grado las facultades individuales se hallan notablemente influenciadas. Se pervierte su carácter; el sentido moral desaparece y es reemplazado por malas tendencias, que llevan al individuo á hechos violentos y criminales; el tercer grado está caracterizado por el colapsus en que cae el individuo, tanto en su inteligencia como en sus actos.

Parece indudable que Loayza cometió el acto de victimar al mayor Meza, hallándose en el segundo grado del alcoholismo, con predominio de sus facultades instintivas y parálisis de las intelectuales.

En Loayza, además, hay que tener en cuenta la influencia del alcohol en una persona epiléptica. Es de observar que el abuso del alcohol produce, por si solo, la manifestación de accesos epileptoides que se conocen con la denominación de epilepsia alcohólica, estallada en individuos que antes no han sido epilépticos. Éste hecho demuestra la acción del alcohol en los centros nerviosos que son lesionados, en la epilepsia indica también de una manera indudable, que el abuso alcohólico en el epiléptico es un estímulo directo para que estalle el mal.

Resumiendo estas consideraciones, los infrascritos concluyen;

1.° Que Melquíades Loayza está dotado de insuficiencia congénita de sentido moral;

2.° Que la perversión moral proveniente de esa insuficiencia ha sido sostenida, tanto por defecto de instrucción, cuanto por la epilepsia de que parece que sufre; y

3.° Que estuvo bajo la influencia del alcohol, en el momento en que descargó su rifle contra el mayor Meza.

Lima, Diciembre 1° de 1891.

Leonardo Villar
Tomas Salazar—David Matte."

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Texto tomado de La Crónica Médica de Lima, año IX. Lima 1892, publicado por Augusto Sjl en facebook.

Saludos
Jonatan Saona

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