7 de abril de 2016

Meeting en Santiago

Santiago de Chile, siglo XIX

Meeting en Santiago de Chile

Santiago, Abril 6.
GRAN MEETING PATRIÓTICO.

Jamás hemos asistido a un meeting mas entusiasta i mas espléndido que el celebrado hoi por la juventud en el circo de la calle del Dieziocho, i nunca habíamos visto palpitar mas fuerte i patrióticamente el corazón de la capital que en estos días i en la solemne reunión de hoi.

Encerraba el circo mas de seis mil personas de la flor de la juventud i de la sociedad de Santiago.
Por jeneral aclamación, i a indicación del promotor del meeting don W. Rodríguez, presidió el digno Senador don Adolfo Ibañez, i entre los asistentes al palco de la tribuna notamos al señor jeneral don José Antonio Villagrán i al coronel i comandante del rejimiento 4.° de línea don Domingo Amunátegui.

Los oradores i el meeting correspondieron a la solemnidad de las presentes circunstancias. Probaremos a dar siquiera una pálida idea de los elocuentes discursos i de algunos de los bellos arranques de patriotismo, aplaudidos frenéticamente por el inmenso concurso, que se hicieron oír en este soberbio meeting.

Don Adolfo Ibañez recordó los grandes servicios prestados i los valiosísimos sacrificios de sangre i de dinero hechos por Chile por la independencia, libertad i prosperidad del Perú, de esa nación que ahora nos los paga con la mas negra ingratitud i la mas execrable felonía. Entre esos servicios de inmensa valía hizo notar el orador los padecimientos, los sacrificios de vida i de sangre que costaron a
millares de chilenos los ferrocarriles en que hoi el Perú transporta las armas i recursos bélicos que debían herir a su protectora i jenerosa hermana de ayer, la República de Chile. Manifestó su confianza en el valor chileno, que es el mismo ahora que el que en 1818 libertó a Chile del león de Iberia i el mismo que cosechará gloria inmortal en la contienda contra dos naciones coaligadas por la codicia, la envidia i el odio.

Don Francisco de P. Pleiteado dijo, entre otras cosas, lo siguiente:—«Un pueblo que se llama el señor del Pacífico, el equilibrista americano, no puede permitir jamás, sin mengua suya, que bajo su imperio se consume el atentado mas inicuo que recuerdan los anales de su flamante americanismo.

La ambición lo ciega i no ve que el papel que representa a la faz del mundo es el del bandido que cambia su poncho por la levita para asaltar mejor a su víctima. Su orgullo se siente herido mortalmente al ver que cada día se aleja mas su dorado ensueño de preponderancia. El pueblo de Caines se irrita al ver el bienestar i engrandecimiento de sus hermanos de Chile i desaforado busca por donde quiera la quijada del asno.

El pueblo de coquetones cree que el tiempo ha hecho dejenerar a los vencedores de Yungai, Buin i Matucana, i cree que el valor ha dejado de ser el alimento forzado de nuestros corazones, i que solo necesita para vencernos de sus muecas i borneos de ojos.

Pues bien: probemos a los caballeritos de Lima que podemos alcanzar hasta ellos i empolvarles sus almibarados rostros con la tierra que levanten nuestras balas.
La guerra está declarada. Es necesario combatir con la confederación perú-boliviana, sin dejar por eso de dar una mirada al gato montes que raje desde las riberas del Plata.

El libro de oro de la inmortalidad está abierto para inscribir en él a los que combatan con denuedo en defensa del honor i gloria de Chile.
¿No recordáis a O'Higgins, el héroe de Rancagua i Chacabuco, herido en la aciaga noche del 19 de Marzo? ¿No recordáis al esforzado Ibieta que espiró acribillado de heridas antes que abandonar nuestra bandera que con efusión estrechaba entre sus brazos?

Ha llegado la hora de manifestar la pujanza de vuestro brazo, compatriotas; ha llegado la hora de probar a nuestros rastreros enemigos que jamas se ofende a un pneblo digno sin que el castigo siga a su alevosía. La victoria os espera. ¡Marchad! Si rendís la vida allá en lejanas playas, tened seguro que no faltará quien, imitando el epitafio de los héroes de las Termopilas, escriba sobre vuestras tumbas:—«Pasajeros, id i decid a nuestro Chile que hemos muerto por defender su dignidad, su honor i su gloria.»

Don Vicente Talavera Luco pronunció un discurso que fué interrumpido muchas veces por los aplausos del inmenso auditorio, como los oradores que le habían precedido. «Perú i Bolivia, dijo, avergonzadas por nuestra prosperidad i- envidiosas de que Chile sea la única nación americana que cuenta con verdaderas glorias marítimas, han dicho:—«No mas preponderancia en el Pacifico.» —¡Error! Chile, después del combate, como el gladiador romano, se levantará mas fuerte.

¡Ciudadanos! Id a ejercitaros en el manejo de las armas, para que cuando estéis en el campo de la guerra, sepáis decir al enemigo, con el fusil i la bayoneta, cómo se defienden hombres libres i de trabajo contra masas corrompidas por los ocios, la malicie i las dictaduras!... Oid loque nos hablan nuestros héroes inmortalizados por la gratitud i la justicia. Descendientes de Chacabnco, Maipú i Rancagua, venid a retemplar vuestras espadas en las piedras que sirven de monumentos a los padres de Chile.»

Usaron también de la palabra don Wenceslao Rodriguez León, presidente de la sociedad de bibliotecas populares; don Ramon Moreira, que tuvo rasgos mui felices de patriotismo i de injenio; don Rafael Egaña, que entre otros arranques oportunos trajo a la memoria la estrofa de nuestro himno sobre la bandera tricolor, bandera de victoria, etc.; don JerardoBarrios; don Adolfo Ibañez, que recordó que a don Federico Errázuriz se debía la adquisición de los blindados Cochrane i Blanco Encalada.

El señor Orrego, M. A., hizo presente que había un hombre que se había hecho indigno de figurar en nuestro escalafón militar. Era el Presidente del Perú, don Mariano Ignacio Prado, cuyo nombre debíamos pedir que se borrara de la lista de los militares chilenos. El público acojió esta proposición con truenos de aplausos.

 El señor Ibañez leyó i el público aprobó con entusiasmo la siguiente resolución que debía ser leída inmediatamente a S.E. el Presidente de la República:

Santiago, Abril 6 de 1879.

Excelentísimo señor:
El pueblo de Santiago, reunido en meeting, ha acordado lo siguiente:

1.° Dar un voto de aplauso al Supremo Gobierno por la conducta enérjica observada con Bolivia i el Perú.

2.° Darlo igualmente a los valientes de Calama por su denuedo.

3.° Recibir lo mas pomposamente posible al valiente defensor de la causa chilena eu el Perú, don Rafael Vial.

4.° Enviar un voto de aliento a la escuadra chilena, i a los ejércitos que se preparan a defender la patria.

5.° Nombrar a los siguientes comisionados para poner en manos de S. E. el Presidente de la República las anteriores conclusiones:
Arteaga, Justo; Blanco Viel, Ventura; Barrios J., Jerardo; Egaña, Rafael; Errazúriz, Isidoro; Ibañez, Adolfo; Moreira, Ramon; Orrego, Manuel A.; Pleiteado, Francisco de Paula; Rodríguez, Zorobabel; Rodríguez León, Wenceslao; Sánchez, Liborio; Escuti Orrego; Millan, Santiago Donato. 

6.° Borrar del escalafón militar al jeneral don Mariano Ignacio Prado.»

Al retirarse la concurrencia, después de haber entonado de pié el himno nacional i de hacer ruidosas demostraciones de entusiasmo, se encaminó en dirección al Palacio de la Moneda, precedida de una banda de música que durante el meeting no había cesado de tocar el himno nacional, el de Yungai i otras piezas.

La comisión entre a palacio, i habiendo leído a S. E. la, resolución del meeting, el Presidente de la República contestó que agradecía como chileno aquella manifestación patriótica, que ella era un augurio de victoria para nuestro ejército i nuestra escuadra, i que mientras él fuera el primer majistrado de la nación, podía la capital, émula de las demás provincias por su acendrado patriotismo, estar segara de que no quedaría satisfecho sino hasta haber, vengado a Chile de los agravios que se le habían inferido i hasta levantar nuestro pabellón tricolor a una altura de la cual jamás la envidia podrá moverlo.

Al anunciar el señor Ibañez esta contestación de S. E. el Presidente desde los balcones del Palacio de la Moneda al inmenso concurso que llenaba la Plazuela de la Moneda, resonaron estrepitosos i unánimes los vivas a Chile, al Presidente de la República i al contra-almirante Williams Rebolledo, quien fué también muchas veces recordado con patriótica simpatía en el meeting.


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Ahumada Moreno, Pascual. "Guerra del Pacífico, Recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias i demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú i Bolivia" Tomo I, Valparaíso, 1884. 

Saludos
Jonatan Saona

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