13 de julio de 2008

Hermanos Garretón y tio

Hermanos Garretón y tío

Imagen: Los hermanos José Antonio, Abel y Federico Aníbal Garretón Silva, aparecen con su tío Ricardo Silva Arriagada (sentado).

Los tres Garretón (de Nicanor Molinare)

"En la campaña del Pacífico, hubo familias que se estremaron, mandando a los suyos a defender los sagrados intereses de la República.

Ahí están los Álamos, Almarza Rivera, Urrutia, Fernández Letelier, Larraines, Serrano Montaner, Salcedo, Ramírez, Gana, Toro Herrera, Barahona i tantos más, que inscribieron sus nombres en la historia, i regando con su sangre todos los campos de batalla, enaltecieron el nombre de la patria estendiendo su territorio i poderío.

Entre ellos, entre esa pléyade de buenos servidores, hai que contar también a los Garretones, que fueron desde niños soldados, heredando así a sus padres i abuelos, que pelearon las rudas campañas de la independencia.

En el 2º del Línea servían tres hermanos, José Antonio, Abel i Federico Aníbal; que empuñaron el fusil en ese cuerpo, crecieron a la sombra de su inmaculada bandera i forjaron sus espíritus templando sus armas, en la brava i secular guerra de la Araucanía.

Cuando Tarapacá, mandaba José Antonio como capitán a la 3ª del 2º batallón del 2º de Línea; acaudillaba a la 4ª del batallón de la izquierda, Abel, teniendo de oficiales a Belisario Zelaya, a Gaete V. i a Manuel Larraín que con Alejandro Gacitúa, que era Sarjento 1º, habían no ha mucho, iniciado su carrera en la compañía del Capitán don Cesáreo Peñailillo, el primero, i en la de don Miguel Arrate Larraín, el último, que es hoi distinguido Coronel de Ejército.

Federico Aníbal, que es el único hermano que sobrevive de esa esforzada trinidad, servía con José Ignacio Silva, en la 3ª del 1º, siendo el Subteniente más antiguo.

Así, los Garretones, cuando estalló la guerra el 14 de Febrero de 1879, eran todos veteranos por sus servicios, mas no por su edad, i soldados fogueados en la secular contienda araucana. No es raro pues, que, en Tarapacá, diesen todos muestras de indomable valor.

Hasta el presente, en la histórica quebrada muestran sus habitantes a los viajeros del desierto que llegan a ella en busca de agua í de reposo, las ruinas de la casa en que fué quemado Ramírez i los derruidos restos de la casita de Garretón.

Allá en el fondo maldito de esa hondonada, el valor del Capitán don José Antonio 2º Garretón, con letras de fuego ha dejado inscrito su nombre; también lo tiene en nuestra historia; pero, en Chile viejo, no existe ni siquiera una calle que recuerde su nombre, ni su heroica muerte!

Lo mismo ocurre con su hermano Abel que, bandeado de parte a parte en aquel impetuoso avance, quedó tirado en el campo el día entero, hasta que su hermano, don Federico, lo recojió, amarró en una mula, como quien apareja un costal, i lo condujo a Dibujo.

El único que escapó ileso de aquel vendaval de fuego i de muerte fué don Federico Aníbal, el menor de la trinidad garretónica, i no sin haber pasado sustos mayúsculos.

Cuenta el mismo Subteniente que hubo un momento en que fueron encerrados por el enemigo, en algo así como un patio o corralón, junto con Belisario Zelaya i cinco soldados más; i que después de batirse buen rato parapetados tras sus pircas o murallas, i agotados los cartuchos i teniendo a su frente más de cincuenta hombres, hubieron de tocar retirada buscando salida por el albañal de una acequia que cruzaba aquel recinto, i con tan buena fortuna que todos escaparon la vida.

Zelaya dice, en una carta, refiriéndose a este lance: “jugamos el todo por el todo, i agazapados salimos a todo escape i las balas que nos confundían por todas partes, i así anduvimos hasta salir fuera de tiro”.

Momentos más tarde, agrega Garretón, conseguimos trepar la ladera i llegar al alto.

En fin, que los tres Garretones, se condujeron bien, no cabe duda, porque los huesos de José Antonio quedaron en la quebrada; Abel fué, gravemente herido i Federico, en prueba de su valerosa conducta, fué inmediatamente ascendido a Teniente."
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Saludos
Jonatan Saona

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