15 de abril de 2011

Antonio de la Guerra

Antonio de la Guerra
Parte oficial de Antonio de la Guerra, sobre el combate de Chipana 

Comandancia de la cañonera Pilcomayo
Señor Capitán de Navío, Comandante General de la división de operaciones en el sur, Corbeta de Guerra Unión.
Señor C. J.

Dando cumplimiento a las prescripciones de Ordenanza, paso a exponer a V. S. los acontecimientos que durante la mañana del 12 del que cursa tuvieron lugar en esta cañonera, al avistarse un buque de la República de Chile, en las inmediaciones del límite de nuestro litoral con el vecino Estado de Bolivia.

Habiendo zarpado de la caleta de Huanillos, punto de nuestra recalada, y adonde habíamos permanecido próximamente media hora sobre la máquina, mientras que la capitana comunicaba con algunas embarcaciones menores del puerto mencionado, seguimos con rumbo al sur las aguas de la corbeta Unión, navegando sobre su aleta de babor a dos cables próximamente de distancia, según órdenes comunicadas por señales, cuando se nos ordenó reconocer la costa sin perder de vista la capitana, y en cumplimiento recorrimos a poco más de un cable la parte del litoral comprendido entre la punta mencionada y la de Arenas.

En esta situación y mientras la capitana reconocía una embarcación menor a la vela, que navegaba cerca de la Punta de Arenas, se avistó a diez millas próximamente de distancia un buque a vapor, que después se reconoció ser de guerra y llevar calados sus masteleros mayor y de mesana.

Después de interpretar algunas frases entusiastas, que la comandancia general dirigió por señales a las dotaciones de la división, y a la orden de prepararse para el combate, nos pusimos a toda fuerza de máquina en reconocimiento de la nave mencionada, la que a su vez trataba de alejarse con notable velocidad. La capitana afianzó el pabellón nacional con un tiro de cañón a pólvora; y poco después nos mandaba a hacer fuego contra el enemigo con nuestras colizas de caza atacándolo por la popa. Momentos después enarboló la nave perseguida el pabellón de la República de Chile, sin mover la velocidad de su huida.

Aprovechando toda oportunidad y navegando once millas, máximum de andar de esta cañonera, hicimos repetidas veces certeros tiros con la artillería dando a las piezas toda oblicuidad posible hacia popa y el mayor alcance de sus punterías, 4.000 yardas, la capitana hacía un vivo fuego con su artillería. El que a su vez nos dirigió la corbeta enemiga, no tuvo resultado alguno; pues bien la distancia que nos separaba o más probablemente la falta de artillería hacia popa de la nave mencionada la imposibilitaban en la posición en que se hallaba para ofendernos.

A las 2 h. P. M. la corbeta enemiga se encontraba fuera de tiro, y en consecuencia suspendimos nuestros disparos. Cumpliendo órdenes comunicadas por señales se mandó un oficial a bordo de la Unión en demanda de instrucciones.

A bordo no ha tenido lugar otra ocurrencia que la casi inutilización de la 1ª y 2ª falúas, a causa de los disparos de los cañones de la sección de popa, que giraban bajo esas embarcaciones.

No terminaré, señor comandante general, esta exposición sin hacer constar el entusiasmo que animaba a la novel tripulación de esta cañonera y que el único sentimiento que se notaba era el no encontrar en el enemigo una ocasión propicia para poner a prueba el patriotismo de que está poseída.

En la mar, abril 13 de 1879.
ANTONIO C. DE LA GUERRA


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Saludos
Jonatan Saona

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