24 de agosto de 2025

Isaac Recavarren

Isaac Recavarren
En el centenario del nacimiento de Isaac Recavarren (1939)

"En la Radio Nacional
En la noche, tuvo lugar en la Radio Nacional el Perú la audición en homenaje al Centenario de su Nacimiento. Inició la actuación el Director de Radio Nacional señor Antonio Garland dando lectura a las siguientes "Glosas Conmemorativas" de que es autor el conocido historiador señor Manuel Vegas Castillo.

24 de Agosto
Se cumple en la fecha el centenario del nacimiento de uno de esos hombres que son blasón y orgullo de los pueblos que los producen: el General Isaac Recavarren, héroe del 2 de Mayo, Pisagua, San Francisco, Tarapacá, San Juan y Huamachuco; acciones inmortales que exhibieron al Perú como un pueblo generoso y noble, capaz de todos los sacrificios por conservar inmarcesible el honor de su bandera.

Nacido en Arequipa en un día como el de hoy del año 1839, estaba destinado a ilustrar la prosapia esclarecida del hogar que en la bella Ciudad Blanca habían establecido don José María Recavarren y doña María Josefa Flores, descendientes de familias españolas que tenían en su sangre la altivez y austeridad de esos gallardos vascongados que contribuyeron con su audacia y su valor a enaltecer por igual las glorias de la Francia legendaria y los fastos heroicos de la España inmortal.

Realizó sus primeros estudios en la tierra natal y al cumplir los 17 años ingresó al ejército revolucionario que, en 1856, sostenía el pendón de Vivanco en las faldas del Misti en el movimiento que estaba destinado a terminar con el gobierno del Mariscal Castilla. Obtuvo sus despachos de Alférez de Artillería y prodigó sus actividades en defensa del caudillo limeño que recibiera tantas pruebas del valor inconcebible y generoso de Arequipa.

Aplastada esa revolución en las circunstancias que todos conocemos, el Alférez Recavarren permaneció a la expectativa de mejores destinos hasta el año 1865 en que el Coronel don Mariano Ignacio Prado encabezó el movimiento reaccionario contra el gobierno del General Pezet, firmante del tratado Vivanco-Pareja. El joven oficial Recavarren abrazó con entusiasmo la causa de la Restauración y concurrió a toda la campaña que culminó con la toma de Lima, conquistando sus galones uno a uno y por acciones meritorias, hasta el grado de Sargento Mayor con el que tomó parte en el combate del 2 de Mayo de 1866 como Segundo Jefe de la Batería Maipú.

Aureolado con tan alta clase militar a los 27 años, Recavarren supo mantenerse a la altura de sus prestigios y se prodigó en bizarrías y temeridades en ese combate memorable que consolidó la independencia de América, obteniendo su ascenso a la clase de Teniente Coronel por su valeroso comportamiento.

Su actuación en los trece años que precedieron a la guerra internacional de 1879, fué brillante y gloriosa por que todos sus empeños tuvieron por norma el enaltecimiento de los grados militares que había conquistado con tanto denuedo y arrogancia. Hombre de conciencia rectilínea encauzó su vida por los senderos del honor más acrisolado y fué un paradigma de esas puras cualidades que tantos lauros han conquistado al soldado del Perú.

Producida la guerra con Chile, Recavarren fué uno de los primeros en partir al campo de la lucha como Jefe del Estado Mayor de la 2da. División del Primer Ejército del Sur concentrado en Iquique, siendo destinado posteriormente como Jefe Político y Militar de Pisagua.

"Al alborear el 2 de noviembre del 79 - escribe el publicista don Bolívar Ulloa- presentóse frente a esa plaza una poderosísima expedición marítima chilena. La integraban 19 buques que precedían el "Cochrane", el "O'Higgins" y la "Covadonga" y transportaba alrededor de 10,000 hombres, entre ellos el propio Ministro de Guerra de Chile General Sotomayor, los Generales Escala y Baquedano y los reputados marinos La Torre, Mont y Lynch. La guarnición de Pisagua alcanzaba apenas a 1,181 individuos entre jefes, oficiales y soldados; la mayor parte estaba formada por los batallones bolivianos "Victoria" e "Independencia". Los nacionales eran poco más de 200. La artillería del pequeño puerto resultaba paupérrima porque sólo contaba con 2 cañones de 100. Sin embargo, al advertir a los barcos chilenos, el Jefe de esa guarnición, Teniente Coronel Recavarren dió enérgicas instrucciones".

A las seis de la mañana rompió fuegos la escuadra chilena, respondiendo con denuedo las baterías de Pisagua. La lucha tan desigual por los efectivos y los armamentos, resultó cruenta y titánica. Una lluvia de plomo y metralla cayó sobre la débil plaza peruana. Su guarnición no cejó. Sucumbían uno tras otro oficiales y soldados. Las piezas de artillería fueron destrozadas y sus je fes muertos; pero los enemigos no desembarcaron.

Por fin, un horrible incendio se extendió en 50,000 sacos de salitre y carbón. Pisagua fué devorada por las llamas. Los poquísimos peruanos que aún quedaban con vida y los restos de los batallones bolivianos tuvieron que emprender la retirada después de cerca de siete horas de lucha, rechazados, no por el enemigo, sino por el gigantesco fuego. Pisagua quedó reducida a cenizas. Y sólo entonces penetraron los chilenos. De 217 peruanos solamente 65 quedaron vivos. Recavarren, herido, fué el último que abandonó la plaza de que era Jefe".

Para enjuiciar su actuación en esta memorable jornada nos basta referirnos a los conceptos elogiosos con que glorificó su figura, el historiador inglés, Sir Clements Marckham; quien expresa literalmente: "Su conducta cuando los chilenos desembarcaron en Pisagua, donde fué herido; su distinguido valor, su perseverancia, los esfuerzos hechos para que la División Leyva saliese y llegase a tiempo en protección del ejército de Tacna, y su coronado heroísmo, son servicios que muy pocos oficiales en el mundo pueden sobrepasar".

Valiente hasta la temeridad, Recavarren intervino luego en las batallas de San Francisco y Tarapacá y fué uno de los bravos que arrancaron un laurel para las armas del Perú a costa de una herida, que fué un nuevo testimonio de su heroísmo.

Tomó parte en la batalla de San Juan el 13 de enero de 1881 comportándose con su bizarría y pundonor característicos. Herido por tercera vez, cayó en poder del enemigo y hubiera perecido en manos de la soldadesca ensoberbecida y triunfante de no mediar la intervención del General chileno Sotomayor, que rubricó su reputación con las siguientes frases: "Reconozco al héroe de Pisagua y la Providencia me lo entrega hoy". Como homenaje a su valor, dió las órdenes convenientes para que se le respetara y se le tratara con las consideraciones debidas a su condición de héroe que había hecho de la nobleza y del valor sus mejores armas de combate.

Recavarren siguió luchando por su patria: acompañó a Cáceres en la campaña de la Breña y el 10 de junio de 1883 intervino en la batalla de Huamachuco como Jefe del Ejército del Norte. En esa justa de valientes, Recavarren luchó esforzadamente y salió gravemente herido pudiendo salvar la vida por milagro.

En la más alta graduación del ejército, Recavarren continuó prestando importantes servicios al país: miembro del Concejo de Arequipa, Prefecto y Senador por el departamento, Miembro del Consejo Gubernativo y del Consejo Supremo de Guerra y Marina, Presidente de la Junta Calificadora de Servicios Militares, terminó su gloriosa carrera aureolado por las glorias más alta y reconfortado por la veneración y la gratitud de todo el Perú.

Tal es trazada a grandes rasgos la personalidad del General Recavarren, altísima figura representativa de nuestros institutos armados, cuyo centenario de nacimiento se conmemora en la fecha.

¡Que los nobles ejemplos de amor a la patria que prodigó en su vida, sirvan de norma a las generaciones y se conserve siempre latente, con su recuerdo glorioso, su inapreciable herencia!

La señora Catalina Recavarren de Zizold, nieta del General Recavarren recitó una poesía. Se tocó música arequipeña y cerró magníficamente esta brillante actuación con las cálidas palabras del Doctor Víctor Andrés Belaúnde dejando la más grata impresión de nacionalismo en que cuantos le escucharon."


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"Aviación". Revista Mensual Ilustrada. Año IV, n°  44. Lima, 31 de agosto de 1939.
Imagen de Isaac Recavarren restaurada con IA.

Saludos
Jonatan Saona

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